Hoy por fin puedorevelar el secreto de mis meses de desaparición: desde el mes de julio trabajocomo traductora para cierta tienda online cuyo nombre empieza por Ama y acabapor zon y que acaba de abrir sus puertas (virtuales) en España. Y hasta aquíllega la información que puedo dar, ya que estoy segura de que en alguna de lasquinientas mil cláusulas de mi contrato de confidencialidad se me prohíbehablar hasta del color de nuestros rotuladores fosforitos.
Lo que sí puedorevelar es que mi oficina está Luxemburgo, en medio de un verde valle, junto aun río y un puente medieval. Aun así, personalmente no soy muy fan del GranDucado (el único ducado en el mundo, por cierto), por lo que vivo en la vecinaciudad de Tréveris, en Alemania, lo que tiene aún más mérito considerando queapenas hablo alemán.
Más en próximasentregas.
Mi oficina entre la verdura luxemburguesa