Revista Cultura y Ocio
La broma de Milan Kundera
NARRATIVA (F). Novela
Abril 2012
Andanzas CA - 781
ISBN: 978-84-8383-403-9
País edición: España
324 pág.
18,27 € (IVA no incluido)
Ludvik Jahn, joven estudiante universitario y activo miembro del Partido Comunista checo, envía a una compañera de clase una postal en la que se burla del optimismo ideológico imperante. La broma no les hace la menor gracia a los dirigentes universitarios y, tras un juicio sumario, expulsan a Ludvik de la universidad y del Partido. Pero, paradójicamente, al caer en desgracia, se abre para Ludvik un mundo aún desconocido. Atrapado entre dos amores, el de Lucie, tierno y desesperado, y el de Helena, apasionado y cínico, Ludvik va, sin embargo, de tropiezo en tropiezo, transformando su vida en un cúmulo de situaciones a cual más grotesca y risible. De hecho, con el paso del tiempo, la vida de Ludvik se convertirá en una enorme broma pesada: ya no podrá culpar al destino, porque ya no puede sino culparse a sí mismo.
Ficha del libro
El hospital es una serie de edificios y pabellones desperdigados en un amplio jardín; entré en la pequeña garita que está junto a la puerta principal y le pedí al portero que me pusiera con virología; me acercó el teléfono hasta el borde de la mesa y dijo: «¡Cero dos!». Marqué por lo tanto el cero dos y me enteré de que el doctor Kostka acababa de salir hacía unos segundos y que se dirigía hacia la puerta. Me senté en un banco cerca de la salida, de modo que no pudiera pasar sin que yo lo viera, y me dediqué a observar a los hombres que vagaban por aquí con sus delantales a rayas azules y blancas, y entonces lo vi: pensativo, alto, delgado, con una cierta fealdad simpática, sí, era él. Me levanté del banco y fui directamente hacia él, como si pretendiera provocar un choque; me miró enfadado, pero en seguida me reconoció y extendió los brazos. Me pareció que su sorpresa era casi feliz y el modo espontáneo con que me saludó me produjo placer.
Aquella edad inolvidable de Ramiro Pinilla NARRATIVA (F). Novela
Abril 2012
Andanzas CA - 780
ISBN: 978-84-8383-402-2
País edición: España
232 pág.
16,35 € (IVA no incluido)
Souto Menaya, «Botas», es un futbolista que ha tocado la gloria y ahora conoce el infierno. Tras un gol histórico en la final de la Copa del Rey de 1943, su carrera se ha visto truncada por una lesión que le ha dejado cojo y medio inválido. Él, que ha pasado de albañil a jugador profesional, que saltó de los equipos locales al Athletic de Bilbao, el club de sus sueños, necesita un trabajo sentado y acaba aceptando el de ensobrador de cromos, aunque ello suponga, «como una mueca de negro humor añadida a su naufragio», toparse con su propia foto en las colecciones de fútbol. Desde que cambió su suerte, Souto sabe que ha dejado atrás los mejores años de su vida, que tiene que renunciar a su noviazgo con Irune y al anhelado retiro de sus padres, y ni siquiera le consuela aquella edad inolvidable en que de la mano de su padre «lloraba y reía como un mocoso ante el Athletic»… Entonces un periodista llama a su puerta y le insiste con una tentadora propuesta.
Ficha del libro
Había nacido en una pequeña casa de planta y sótano junto al paso a nivel del ferrocarril. El pueblo la llamaba «la casa de las barreras». A Souto Menaya no le inquietaría tanto su situación si no fuera por sus padres, a los que no podía arrojar de su infortunio como había decidido hacer con Irune, su novia, una chica de caserío. La anterior generación por parte de madre alquiló la casa en 1812, y en ella seguía la familia ciento treinta y siete años después. Cuando Souto miraba a su madre se olvidaba de su propio azote. Era una mujer reconstruida hacia dentro después de ver, en 1927, los trozos de su hijo pequeño a lo largo de uno de los carriles. Josín tenía tres años y en los últimos meses no había dejado de llorar por un trenecito de cuerda. Souto tenía entonces seis y aprendió a tener una madre diferente. En el primer aniversario de la tragedia, a la misma hora, la sorprendieron sentada en el mismo punto del carril con una inmensa paz en el rostro. La rescataron a tiempo. —Hace todo como antes, pero callada —explicó Cecilio al médico. —No dejen de hablarle y algún día contestará. Padre e hijo se aburrieron de incitarla a coloquiar. —No se morirá mientras nos tenga que hacer el café con leche —sentenció finalmente Cecilio.
La monja y el capitán de Simonetta Agnello Hornby
NARRATIVA (F). Novela
Abril 2012
Andanzas CA - 779
ISBN: 978-84-8383-401-5
País edición: España
400 pág.
19,24 € (IVA no incluido)
El 15 de agosto de 1839, en la ciudad siciliana de Mesina, la noble casa del mariscal Padellani bulle de actividad con los preparativos de la fiesta de la Asunción. Agata, la sexta hija del mariscal, no sospecha que ésos podrían ser sus últimos momentos de felicidad. Está enamorada del acaudalado Giacomo Lepre, pero, a pesar de ser correspondida, la lamentable situación económica de la familia la obliga a renunciar a su amor. En efecto, tras la muerte del mariscal, la madre de Agata, ya sin apenas recursos, la interna en el monasterio napolitano de San Giorgio Stilita. Allí Agata vive y sufre las rencillas, odios y pasiones ilícitas entre las demás religiosas. Sólo encontrará consuelo en el estudio, en las tareas que le asignan y en la observancia de la rígida regla benedictina. Como válvula de escape, lee las novelas y libros de poesía que le envía James Garson, joven capitán británico al que conoció poco antes de profesar las órdenes. Mientras en toda Italia estallan las revueltas, Agata se debate entre la obediencia debida y sus deseos de integrarse en el mundo exterior, y la velada presencia de James Garson hará que afloren en ella sentimientos que van más allá de sus ansias de libertad.
Ficha del libro
—Ciccio, ¿qué tal estaba el de queso? Filomena, ¿las aceitunas negras son sin hueso? —Y por último, en general—: ¿Os ha gustado la corteza de la miga del pan? Después le dio a Carmela, que no se separaba de su lado, un trozo de sfincione a la palermitana —una capa de cebollas hervidas y en rodajas, con trocitos de anchoas y queso mezclados en la masa y apenas visibles, y cubierto por una crujiente capa de pan rallado rociado con aceite de oliva— y dio un mordisco al suyo, aderezado con patatas en rodajas muy finas y berenjenas. Mientras comía, no dejaba de lanzar miradas a su otra hija. Don Peppino la observaba, después ciñó la cintura de Agata y le ofreció un trozo de su sfincione. —Come, come, hija mía —le susurró al oído—: No le hagas mucho caso, ¡en el fondo mamita es muy buena! Era un plato pobre pero sabroso. La limonada y el agua con zammù, o anís, estaban frescos —la mariscala había hecho que se les añadiera hielo triturado— y los criados de los salones, que seguían allí cuando los demás ya se habían ido a sus respectivas caballerizas y cocinas, se reían de las ocurrencias de don Peppino. Doña Gesuela escuchaba con los labios fruncidos en una sonrisa y la mirada ausente. De repente, exclamó: —¿Quién ha cepillado los uniformes de gala? Y los guantes blancos, ¿se han lavado?
Lo solo del animal de Olvido García Valdés
POESÍA (NF). Poemarios
Abril 2012
Marginales M - 274
ISBN: 978-84-8383-405-3
País edición: España
208 pág.
14,42 € (IVA no incluido)
La de Olvido García Valdés es ya una «de las escrituras más fervientemente medulares de la poesía española contemporánea» (Eduardo Milán). Seis años después de Y todos estábamos vivos, que mereció el Premio Nacional de Poesía, los poemas de Lo solo del animal vuelven a mostrar una voz singular y reconocible, que sin embargo rehúsa fijarse y afronta cada vez un riesgo nuevo, notable siempre en la altura de los resultados. Lo solo del animal propone una meditación sobre lo animal de la soledad, un lugar no verbal, de existencia, en que coincidirían todos los seres, pero que aquí se abre al conocimiento y se afila en la conciencia. En el curso de lo cotidiano, contra el fondo de la enfermedad y la muerte, entre los trazos de una lúcida desesperación, crece una empatía o compasión con lo que existe, una dulzura desplazada hacia el mundo, hacia el ajeno fluir de la vida, «rara y querida como una enfermedad», que encarnan mejor que nadie los pequeños animalillos, tan frágiles y resistentes. Si escribir puede ser en ocasiones como pintar, las composiciones de este libro son cuadros sonoros hechos de materia viva: la naturaleza, las plantas, los animales, el ser humano; se diría que una especial sensibilidad de la escritura va reconociendo las palabras por su son, como si las palpara musicalmente. El poema cuida del registro físico, corporal de las sensaciones, que funcionan como órganos del sentimiento y la emoción, en continuidad con un insistente pensar o con la pregunta de peso ético. La realidad, al mismo tiempo que se crea, también se desarticula y fragmenta; sin embargo, el signo fragmentario de Lo solo del animal no oculta la impresión de estar leyendo un único poema, tejido en los variados hilos que lo cruzan, en sus estratos permeables, en sus cambios de ritmo como figuras de la atención. Así, el trabajo de la forma que distingue a la poeta no produce una forma, sino que es cada vez la forma –precisa, extraña, libre– de que cada cosa llegue a decirse, a ofrecerse, como es.
Ficha del libro
a Ángel Campos Pámpano
era música puntuada, de notas punto o caja venía del jardín y era de día música de mucha luz se vio luego que no, era de dentro y venía del sueño, toda la luz, los puntos con su acorde y era éste el jardín, el que ahora veo lleno de viento (cimbrea cipreses y azota rosales su violencia) de invierno viento, el sueño era y el exterior jardín era en la caja y estaba fuera
El año del calipso de Abilio Estévez
NARRATIVA ERÓTICA (F). Novela
Abril 2012
La Sonrisa Vertical SV - 143
ISBN: 978-84-8383-404-6
País edición: España
232 pág.
14,42 € (IVA no incluido)
Una calurosa tarde, cuando los habitantes del barrio habanero de Marianao se refugian en sus casas huyendo del bochorno y la radio difunde la melodía de un calipso, un joven de quince años sale al patio en busca de algo de brisa. Allí, tendido sobre la hierba, a la sombra de los árboles y rodeado de matas cargadas de mangos, el joven fantasea con escenas de películas cuando, de pronto, en el jardín contiguo, irrumpe un jardinero que, ajeno a todo, arregla sudoroso las plantas, afila su machete y desaparece en la casita de los aperos segundos antes de que llegue la lluvia. Esa aparición despierta en el joven sensaciones hasta ese momento desconocidas, desencadenando, a su vez, deseos de nuevas vivencias. Ya nada será como antes. Desde las novelitas eróticas que el joven descubre escondidas en su propia casa, hasta los encuentros muy poco inocentes que espía aquí y allá, a veces a plena luz del día, o la voluptuosa actitud de personajes como el tío Mirén, las hermanas Landín, el Negro Tola o el atractivo pitcher del equipo de béisbol del instituto, todo lo conducirá al descubrimiento gozoso del sexo. En su iniciación, mientras toma plena conciencia de su propio cuerpo, el joven aprenderá que el erotismo es como una batalla llena de estrategias y escaramuzas, una lucha sin vencedores ni vencidos, pero para la que hay que prepararse. Sus experiencias no sólo le abrirán definitivamente los ojos a la realidad, sino que también derribarán algunos mitos y marcarán el inevitable final de su infancia, en ese año, para él inolvidable, en que todo el mundo vibra al son del calipso.
Ficha del libro
Volvió a acuclillarse. Pareció concentrarse en la tierra, en escarbarla, en mojarla con el sudor que se le deslizaba de la frente y de las sienes. Arregló mimosas y recompuso vellosillas y amarantos. Después se irguió, se estiró, brusco, delicado. Echó hacia atrás la cabeza. El cuello formidable se enrojeció y mostró una red de venas y músculos; abrió la boca, buscando aire, bostezó; cerró los ojos, estiró los brazos con los puños apretados, dejó al descubierto las axilas oscuras, los músculos bajo las axilas. El pantalón bajó unos centímetros, hasta el inicio de la pendejera. El hombre se perdió luego por la puerta de la casita de los aperos. El aire quedó con la persistencia del olor. Un minuto después fue otro olor, o el mismo, a tierra mojada. Se escuchó un trueno y la lluvia atacó con gotas gruesas como piedras.
Más arboles que ramas de Jorge Wagensberg
FILOSOFÍA (NF). Aforismos
Abril 2012
Metatemas MT - 121
ISBN: 978-84-8383-406-0
País edición: España
264 pág.
17,31 € (IVA no incluido)
Jorge Wagensberg es ya un indiscutible maestro del género aforístico, una forma literaria que le permite cazar al vuelo un pensamiento, formular una idea en una línea, sintetizar un razonamiento, lanzar una intuición, decantar impurezas, exprimir al máximo una reflexión, ponerla a prueba y comprobar cómo se iluminan mutuamente arte, ciencia, literatura, economía, sociología y filosofía. Adquirir conocimiento inteligible: he aquí la cuestión de todas las cuestiones humanas. Pero advertir diferencias en lo similar y similitudes en lo diferente, dudar sistemáticamente, hallar una buena pregunta ante una respuesta que la naturaleza pone ante nuestros ojos, y si hace falta... cambiar de pregunta, no es sólo un buen método para sortear la siempre peligrosa incertidumbre de nuestro entorno, sino que constituye una fuente de insospechado, inagotable gozo intelectual. Como en anteriores libros, en esta nueva colección de más de mil aforismos Jorge Wagensberg se interna en la aventura de la interdisciplinariedad, mostrando cómo los distintos saberes se hibridan promiscuamente entre sí para ganar inteligibilidad y plantear preguntas como, por ejemplo: ¿existe el progreso moral?, ¿cómo hallar el equilibrio justo entre lo individual y lo colectivo?, ¿en qué trivialidades se apoya siempre todo lo fundamental?, ¿cómo discriminar entre una tradición absurda y una buena costumbre?
Ficha del libro
L'atzar favorable de Ponç Puigdevall
NARRATIVA (F). Novela
Abril 2012
L'Ull de Vidre UV - 45
ISBN: 978-84-8383-407-7
País edición: España
208 pág.
16,35 € (IVA no incluido)
Un novel·lista que s’agafa un dia de lleure, un infermer que mira amb fredor o innocència fins a on arriba l’art de la maldat, un funcionari que accepta les moralitats sàvies i amargues del seu cor, un fill emmarat que descobreix que fugir del temps no significa trobar una segona pàtria, un filòleg i un pintor insegurs en la seva amistat, un fotògraf condicionat per l’opinió de la gent i pel terror anímic que li provoca una dona, i un escriptor que s’espanta quan observa la conducta insubornable, tossuda i intransigent d’un vidu, són els protagonistes dels set relats que componen aquest llibre. A pesar de moure’s entre la soledat i el desconcert que els suscita una emoció tan violenta i inclassificable com és el misteri d’estar vius, tots estan convençuts de creure, amb un optimisme irracional, que les vicissituds que els concedeix l’atzar sempre juguen, casualment, a favor seu.
Ficha del libro
Després d’escriure, i abans de dinar, el novel·lista passejava una estona sense travessar mai el punt on havia situat la frontera imaginària a partir de la qual es desenrotllava la vida social dels seus amics i coneguts, com si aturar-s’hi i recular fos un acte de fermesa a favor de la seva novel·la, però aquell dia, havent escoltat una vegada més el missatge, dient-se que havia de trucar a l’amic de la infantesa i interessar-se per l’evolució de la seva mare, va decidir que no volia avorrir-se quedant-se al pis i va concloure que podría ser-li beneficiós entaular-se tot sol al restaurant que havien triat. Va llegir amb desgana les frases inofensives i inconsistents obtingudes durant el matí, va col·locar cada feix de quartilles —la part impresa que anava corregint amb un retolador verd, la part escrita a mà amb un retolador negre i que havia d’introduir a l’ordinador, la part de les provatures estilístiques escrites amb un retolador vermell— dins les carpetes corresponents, va apilonar els diccionaris a la dreta de la taula i, a l’esquerra, els llibres dels autors que l’ajudaven a esquivar la paràlisi verbal i als quals volia retre homenatge incorporant frases seves al text, va pensar que no calia endur-se cap lectura al restaurant, no va agafar tampoc el quadern de notes que sempre l’acompanyava i, com si una alegria desassossegada hagués de pertorbar-li l’equilibri, el novel·lista va sortir del pis, va tancar la porta i va entrar a l’ascensor, content d’estar a punt de ser rebut pel sol de maig que il·luminava el carrer.