Novela: El túnel, de Ernesto Sabato: La soledad de uno es también la soledad de la otra

(1948) Letras de 3.83 estrellas.

 La novela aborda el amor, el amor cargado de celos, la pasión absorbente e intrigante, con un enfoque psico-existencial. Conocemos a todos los personajes sólo a través de la mirada de Juan Pablo Castel, un hecho intencional del autor para ratificar el título de la novela, un túnel en donde la sociedad parece ser un mundo aparte y el pintor prefiere su propio mundo donde pocos tienen cabida y donde de pronto irrumpe una mujer que no quería irrumpir, fue él quien se obsesiona y la busca, el que provoca esta historia de obsesiones y quiere una satisfacción y una posesión de quien cree es la única persona que ha comprendido a fondo su obra y por tanto es posible que la única que pueda comprenderlo a él.

 Se trata de un amor basado en la intensidad, pero con una comunicación complicada, Ernesto Sabato narra la historia de un amor enfermizo para uno, y de un amor imprevisto para la otra, ambos solos, muy solos cada cual, en su mundo distinto y solitario el destino los puso a mirar a una (María Iribarne) la obra pictórica del otro (Juan Pablo Castel) y ahí empieza una historia que pareciera no tener puntos de contacto más allá de lo físico, dos túneles paralelos donde los amantes no se entienden pero se necesitan. El concepto que ambos tienen del amor no concuerda y esto afecta más a él que a ella.

 En cada capitulo y en muchas páginas hay la intención del autor de gritar al mundo, “miren acá estoy soy un genio”, es una intención muy evidente, se nota un poco o demasiado el ímpetu del escritor novel, que quiere sobresalir a la voz de YA, causar polémica, dar de qué hablar, hacerse notar, llamar la atención. Algo que logró sin duda, su novela dio qué hablar en los círculos literarios, fue llevada dos veces al cine, permanece, sí, permanece y todavía atrae lectores lo que significa que sin duda ha sido un aporte valioso, una obra sobresaliente.

(5agosto2019)
Por: Godofredo Oscós-Flores