Últimamente creo que estoy metido en una especie de cómic. Si, si como lees. Estoy rodeado de seres extraordinarios, con capacidades mas allá de lo humano. Y no solo a mi alrededor, También en la televisión y periódicos aparecen personajes de cómic. Es cierto; ¿Los motivos por los que pienso ésto?; Que vaya por delante que creo mantener todavía mi cordura.
Todo comenzó un día como cualquier otro; Intentaba explicarme como, por ejemplo, en el mundo Marvel sus habitantes creyeron a Norman Osborn y le ascendieron a los Olimpos. Un tipo que fue el Duende Verde, ¿En qué pensaban los guionistas al escribir una historia tan absurda?; Esa misma tarde leí un anuncio: “Invierte en Rumasa”. ¡Y le creímos!. Si nosotros lo hicimos; ¿Por qué no los ciudadanos imaginados por los guionistas de Marvel?. Fue el primero de muchos indicios de que vivimos en un mundo de cómic. Afinaría algo mas la afirmación: España es un país de cómic.
Poco a poco fui atando cabos; Pedro J. se asemeja a J.J. Jameson y su campaña contra Spiderman, cuando habla de un gobierno socialista. Pero no era lo peor de todo. Lo peor estaba en la continuidad de nuestro Universo. Y la retrocontinuidad. Así, la crisis que llegó y nadie supo como, está ahora explicada como si en aquel momento se esperase. También que tengamos “reinicios” de partidos o políticos, a los que se les hace un lavado y nuevo origen para que nos vuelva a gustar O los cambios como One More Day, en este caso intentando que olvidemos corrupciones y estafas como si nunca hubieran ocurrido. Que tú miras a ese político y dices “¿Éste no había…?” pero la retrocontinuidad parece haber borrado su pasado. Y lo mismo con banqueros y economistas; Ellos que tuvieron la culpa de la crisis, parecen haberla borrado sin problemas. Vamos, que nunca ha pasado si me apuras. Lo mejor de esta continuidad inventada es que, aunque esten grabadas sus palabras, pueden llegar a decir “yo nunca dije eso”. Todos unos Quesada en potencia.
Lo malo de este cómic, es que nos faltan los superhéroes que luchen contra los villanos. Y comienzan a hacer falta