Imagen sacada de: http://www.libertaddigital.com/chic/2012-11-26/rosa-belmonte-la-magdalena-gigante-66547/
Este mes de Noviembre está siendo devastador para mis iconos de juventud. Es lo que pasa cuando uno tiene cierta edad y los que eran adultos cuando yo era una niña ó simplemente una jovenzuela, se te van apagando a pares todos los días.
Primero nos deja Miliki, ese payaso con mayúsculas que enseñó a millones de niños y adultos que Susanita tenía un ratón chiquitín, cómo nos picaba la nariz ó los huevos que ponía la gallina Turuleta. Recuerdo mis idas y venidas al logopeda con la Niña en el coche sentada en su silla de bebe y el casete a todo trapo cantando que había una vez un circo.
Luego leo que José Luis Borau también se ha despedido de nosotros y me invade la tristeza. Recuerdo esas manos blancas plantando cara a las alimañas asesinas de ETA con sus manos blancas en la entrega de los Goya de 1998, para mostrar su rechazo al asesinato de los Jimenez Becerril, recuerdo sus películas Tata mía y Leo. La de Furtivos, siempre me quedó como tarea pendiente, pero sobre todo recuerdo a la Niña frente a la tele embelesada por la serie Celia, esa chiquilla que llegó a enamorar a medio país.
“Que mal va el mes Dolega”, me digo con resignación y cuando creo que ya está bien para este otoño, se me borra de mi universo Larry Hagman, el JR de la serie Dallas. ¡Dios! Hasta los malos malísimos se marchan, pero la nostalgia envuelve a mi alma, no por el malvado petrolero texano, sino por el atractivo astronauta de I Dream of Jeannie (Mi bella genio) que descubría un escultural genio, dentro de una botella que aún hoy en día envidio con toda mi alma.
Siempre quise tener una botella donde meterme y que tuviera esos maravillosos cojines. Los poderes estaban chulos, pero nada como los cojines y ese sitio para mí sola a salvo de todos los desagradables adultos que me rodeaban… ¡Qué jóvenes e inocentes éramos!
Cuando ya he nominado este mes de Noviembre como uno de los más tristes de los últimos años, se me cae una lágrima al saber que Tony Leblanc ha decidido también retirarse a descansar.
Ahora sí que la pena y la nostalgia me invaden por completo. Los tramposos fue una película que me fue contada decenas de veces por mis padres cuando era pequeña. La primera vez que la vi en vídeo, ya me la sabía de memoria. Todas y cada una de las escenas me las habían contado entre carcajadas, personas que me estaban enseñando los rudimentos de una cultura que yo no vivía día a día, pero a la que era importante que supiera que pertenecía. Palabras, expresiones, descripciones de un Madrid que se me antojaba tan lejano como los reinos de mis cuentos de hadas y príncipes. Pero el timo de la estampita no estaba en ellos. Estaba en esa película que mi padre me relataba entre risas y luego con nostalgia me contaba los pormenores del día que la fue a ver, la sesión y el nombre del cine. Todo ello muy lejano para mí, pero muy querido para él.
Joooder Dolega, ya no puede pasar nada más y claro, ante tamaña muestra de soberbia, ¡Zas! Se me va media banda sonora de mi juventud.
Juan Carlos Calderón también nos deja. Ahora sí soy consciente de que el Eres tú de Mocedades ya forma parte de mis recuerdos de persona mayor. Me pongo a recordar tantas y tantas canciones que acompañaron mi mis años mozos…
Descansen en paz.
¡Por favor Noviembre, apiádate de nosotros y déjanos respirar!
Para redondear el post, en mi casa ha empezado a nevar.