El IVA subía, se acababa agosto, hacía frío y había que madrugar, aún siendo sábado. Todo apuntaba a una mañana desagradable. Todo, menos lo que marcaba mi agenda.Por fín se iba a celebrar uno de los aniversarios más esperados. Davidelfín nos invitaba a su ‘cumpleaños’. 10 años ya. 10 años habían pasado desde aquellos incomprendidos primeros pasos. 10 años desde portadas y páginas de periódicos que criticaban y no comprendían la propuesta de ese joven ‘diseñador de las capuchas’, 10 años desde el escándalo de la colección La corte de los milagros.
No puedo recordar aquella época ni aquel día, puesto que, por ese entonces, no vivía en este país y no sentía tampoco lo que siento ahora por la moda….Y justamente, de eso trata mi post de hoy: de sensaciones, arte y sentimientos.
Mi estado del sábado se encontraba entre el nervio, la emoción y la expectación. Como todos y cada uno de los asistentes al evento, quería descubrir la nueva propuesta del diseñador. Mi curiosidad llevaba días motivando mi impaciencia…y mi cariño también lo estaba haciendo. Creo que el trabajo de un artista no es otro que un modo de expresión, algo que transmite al público la personalidad del diseñador. Evidentemente, creo que hay que saber separar afectos y opiniones y ver una colección como un producto o una obra que nada tiene que ver con una manera de ser (recordaremos la magnificencia de las colecciones de Galliano y la mala fama de sus modales)…
Mi ojo crítico tenía que ser fuerte el sábado e intentar valorar las prendas y los complementos mostrados sin tener en cuenta lo que siento por los que los habían mostrado. Tenía que olvidar mi amistad con Pelayo Díaz, autor de los increíbles bolsos de la marca desde hace tres temporadas, y tratar de ignorar cuanto aprecio a David. Y lo hice.
Concentrarme y enamorarme de los tonos frambuesa, vino, grises, rosas, azules de los sastres andróginos y perfectamente ideados, de las faldas, monos y vestidos, de los impresionantes bolsos que acompañaban cada uno de los looks fue tarea fácil. Reírme y disfrutar como una enana de Run a way, el cortometraje que abría el ESPECTÁCULO y apreciar las referencias cinematográficas de la colección y del show me salieron sin tener en cuenta ningún sentimiento extraño.
No obstante, mi conclusión tiene que ver con las personas que idearon esa experiencia fascinante: dos creadores inquietos, que aman, viven y creen en el arte nacional. Dos personas curiosas, creativas, transgresoras y con mucha, mucha personalidad. Dos diseñadores que hicieron posible lo imposible: transformar un día gris en un Nowadays lleno de color, una realidad paralela artística que ignoraba las tristezas y el miedo que nos pueden últimamente. Dos personas que crean moda, simplemente.