Revista Cómics

Nubes de kétchup, de Annabel Pitcher

Publicado el 23 abril 2015 por Belldandy @belldandy_18
Nubes de kétchup, de Annabel PitcherRetomamos las reseñas literarias siguiendo el plan que me he marcado para reducir libros pendientes, y ahora le toca el turno a una de las adquisiciones del año pasado, el 2014.
Como la mayoría, conocí a esta autora gracias a la preciosidad que fue Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea. Me alegré al saber que había salido nuevo libro suyo y se vino con una colección variada de Círculo de Lectores. Lo malo es que ya había leído por encima reseñas que no lo ponían igual de bien que su primera novela y, lamentándolo mucho, me sumo a esas voces más negativas... y lo pongo aún peor.
Argumento
Nubes de kétchup, de Annabel PitcherZoe (nombre falso) es una chica inglesa de quince años que oculta un terrible secreto. Llena de angustia pero también con una buena dosis de humor, Zoe comenzará a escribir cartas a un criminal llamado Stuart Harris, encerrado en el corredor de la muerte de una prisión de Texas por haber acabado con su mujer. 
Piensa que sólo alguien así, marcado al igual que ella por el secreto, la mentira y el asesinato, va a poder comprenderla... Escondida en el cobertizo con una araña como única testigo, bolígrafo en mano, Zoe respira profundamente, se come un sándwich de mermelada de fresa y comienza su relato de amor, traición... y muerte.
Reseña
Quizás no sea una mala novela, pero no me ha convencido. Tal vez es que puse un listón demasiado alto con su anterior obra, aunque lo cierto es que le he visto demasiados puntos flojos. La verdad, podría calificar esta historia como la "novela de los temas desperdiciados".
La historia está narrada mediante cartas que Zoe le escribe a un preso que está en el corredor de la muerte porque necesita sacar el secreto que lleva dentro, y sólo alguien como él podría entenderla. Un pequeño chasco es que son cartas que no reciben respuestas porque la protagonista no le da sus auténticos datos (nombre y dirección), así que todo se limita a la voz de Zoe. Ahora iremos con la chica, pero por lo pronto, ya tenemos desperdiciada la primera oportunidad de la novela de convertirse en algo especial: la de dar voz a un asesino y ver el diálogo que se podría establecer con una adolescente inmadura. Como sustituto a esto se da el patético intento de la protagonista de imaginarse qué es lo que debe estar sintiendo él en cada momento, qué recuerdos le afectan y demás. Por momentos es cursi, por momentos es insultante, a veces resulta morbosa y otras ingenua.
Otro chasco, aunque previsible, es que el motivo de su culpa no es tan grave como hace creer la protagonista al comienzo. Zoe se acusa a sí misma de asesina (no es spoiler, lo dice al principio) y no se atreve a confesarlo. A la autora le falta valor para que sea eso y no lo que imaginamos: un triste accidente. Segundo tema desperdiciado. Casi me podría imaginar la cara de Stuart en plan "¿tanto rollo para esto? ¿he perdido algunas de mis últimas horas leyendo las penas de una cría que no conoce la diferencia entre accidente y homicidio?". Porque ésa es otra, para poner en situación, Zoe se lo va contando todo desde el principio, deteniéndose en momentos que no aportan nada al relato.
Nubes de kétchup, de Annabel PitcherOtra pega que tiene es que, encima de que no se establece un diálogo entre Zoe y Stuart, que habría sido lo más interesante, la novela acaba girando en torno al manido tópico del triángulo amoroso. Pronto se descubre que dos hermanos, Max y Aaron, están enamorados de ella y que será uno de ellos el que acabe muerto. La auténtica intriga del libro, que se mantiene hasta el final, es saber cuál de ellos es "asesinado" por la protagonista y cómo sucedió todo. Para lo que podía haber sido, me parece que la novela se queda muy floja.
Por poneros en situación, uno de los chicos tendrá su romántica conexión cuando ella camina sin pisar las grietas del suelo y cuando le describe que el pájaro que han escuchado es un búho. El otro se limita a liarse con ella por ser la que se le pone a tiro estando ya medio borracho. Amor puro en ambos casos ¿verdad? Un flechazo que pretende ser romántico y mágico y un lío con uno de los chicos más populares del instituto. Seguro que no tenéis muchas dudas de cuál es el preferido de la protagonista. Así que, como veis, hasta el triángulo amoroso tiene cero interés.Lo más sorprendente del libro respecto a ese tópico es que la protagonista juega a dos bandas. Ella (y quienes leemos lo que escribe) sabe a cuál quiere pero, por una serie de malentendidos (que no voy a comentar porque me pondría a resoplar de lo ridículos que resultan y ya bastante os estoy contando), las cosas se complican. Diría que aquí está el tercer tema desperdiciado al haber perdido la oportunidad de crear un romance perturbador de verdad (buscad los shojos de Hina Sakurada). Le ha faltado valor a mi entender. Por no hablar de que, viéndolo todo en perspectiva, es un ejemplo brutal de "slut shaming". Es decir, a ella le gustan los dos (aunque haya uno al que quiera más que al otro) y como eso está mal y es una pu*a (los DOS chicos que le gustan SE LO DICEN ¡viva el romanticismo!), la cosa acaba mal. Y ésa es la moraleja.
Un poco al hilo de lo anterior me hago una serie de preguntas. Por ejemplo, ¿qué adolescente en su sano juicio le contaría por carta a un hombre adulto sobre los besos que se da o sobre cómo se toca con el chico de turno? Creo que a la autora se le olvidaba por momentos que estaba escribiendo cartas y no el diario de la chica. Pero sin duda, lo que se lleva la palma de la novela es cuando Zoe, en una fiesta donde se inicia todo, se emborracha, se va a liar con uno de los chicos, éste la desnuda de cintura para arriba, le hace una foto sin su consentimiento y se la envía a un amigo que se dedica a distribuirla hasta que todo el instituto la ha visto. Y no pasa NADA. La chica se enfada, claro, pero el chico en cuestión le acaba pidiendo perdón y ella acepta como si tal cosa. ¡¿Cómo puede quedar esto en NADA?! El tema de por sí es demasiado serio y grave, la gente del instituto no lo olvidaría de una semana para otra y bastantes casos reales que han acabado mal han salido en las noticias como para que le dé ese tratamiento superficial al asunto. Y si es preocupante la forma de llevarlo, para la trama... ¡Podría haber sido la base de la novela! Si chico A le hace eso, luego chico B lo descubre... ¡la de posibilidades narrativas que había! Aquí la autora ha desperdiciado como mínimo dos oportunidades de desarrollar la historia con algo de coherencia: "venganza" por parte de chico B (cuarta) y "venganza" por parte de la propia Zoe (quinta). Pero no, esto no tiene importancia y todo el mundo lo olvida (JA!) en un par de semanas.
Sexta oportunidad perdida: la pena de muerte. Al no tener la voz de Stuart, y ya que Zoe está demasiado ocupada en su propia angustia vital como para ver más allá de sus narices, el tema queda en un tercer o cuarto plano. Que el hombre vaya a morir no es lo que le quita el sueño a la protagonista. Si acaso, le mete prisa para contar su triste historia... es que... UFFFFF.
Y por no seguir haciendo sangre de las posibilidades que tenía la historia, la séptima sería la familia de Zoe. De lejos, lo más interesante, con su hermanita pequeña (un amor) sorda, las disputas de los padres para que le pongan un implante o no, por el abuelo que ha sufrido una embolia y con el que llevan años sin verse, por la hermana mediana que se siente ignorada, por la pérdida de trabajo del padre y la negativa de la madre a volver a trabajar... Centrándose en ellos, habría sido una novela a la altura de su predecesora, no me cabe duda. Más me ha chirriado el machismo implícito en la sordera de la niña y todo lo que supone para la madre, y es una pena que lo mejor del libro tenga este punto negativo que lo empaña. Al menos resulta interesante que sea la culpa de la madre la que libere a la hija de su propio sentimiento de culpa más que todas esas cartas que le ha enviado al preso, con lo cual, uno se vuelva a pregunar ¿para qué? En fin...
Del estilo de la autora, poco que decir. Bonito, aunque divaga un poco de más (la araña me estaba poniendo negra), pero es de lo mejor de una novela que ya veis que tiene poco salvable. Un detalle que le resta puntos en la narrativa es que, aunque la historia va contada por cartas, Zoe es capaz de repetir diálogos muy largos que se dieron muchos meses atrás. Es un aspecto poco importante, pero hace que pierda credibilidad a ojos de quien está leyendo. Y me llama la atención cuando en su obra anterior sí supo adaptar la narrativa para hacerla acorde a quién la contaba y cómo lo hacía. Al final, todo el libro gira en torno a la culpa, pero no es tanto por el "asesinato", sino por haber querido estar con dos chicos y que las cosas acabasen mal. Y me parece tan horriblemente machista el planteamiento seguido... Por no hablar de que Zoe llega a sentir pena por un hombre que, éste sí, asesinó a su mujer ¿sabéis cuántas han muerto en lo que llevamos de año? Con la lacra que es este tema, me ha dejado alucinada el tratamiento que la autora le ha dado a la historia.
Sé que a la inmensa mayoría le ha encantado esta novela, pero a mí me ha sorprendido que sea de la misma autora que aquella joyita. Desperdicia todas las líneas argumentales interesantes que se le abrían desde su argumento para quedarse con el camino más insulso, anodino y, lo peor, retrógado y machista. No me ha emocionado, sólo ha conseguido cabrearme más y más. Y aún le doy algún punto gracias a lo humanos y reales que me han parecido los miembros de la familia de la protagonista y sus problemas mucho más creíbles. Y lo dejo aquí porque aún podría seguir desahogándome un rato más pero no merece la pena que siga.
Nubes de kétchup, de Annabel Pitcher

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