Francia y Alemania han tomado las riendas de la Unión Europea e imponen sí o sí la dictadura del capital a quienes, como el Gobierno de España, da igual con Zapatero o Rajoy, están dispuestos a salvar al mercado a costa de hundir a la ciudadanía. El futuro pinta negro y lejos de mejorar todo tiende a empeorar. Una nueva reforma laboral se asoma en el horizonte, al tiempo que el estado del bienestar se desmorona sin remedio, el copago en la sanidad se hace realidad y el recorte en los salarios se presenta como alternativa a la crisis. Hace cuatro años se acuño el concepto mileurista para aludir a quienes trabajaban a cambio de un sueldo mínimo y hoy, en cambio, percibir esta cantidad parece un milagro. Ante tando atropello, la indignación no basta; se hace necesaria una revolución contra la tiranía del capital y los abusos de la banca y la patronal. No podemos permitir que dos personajes de la catadura ética de Merkel y Sarkozy condicionen nuestras vidas y nos conduzcan al abismo.