Nubes y claros. Así es como transcurre mi vida. Cuando llega el dolor siento que no tengo más fuerzas para luchar y cuando estoy bien pienso que, al fin y al cabo, hay gente que se encuentra muchísimo peor que yo y que es mi obligación seguir luchando.
Mi obligación. Así de claro. Tengo la obligación de no rendirme y de intentar vivir el máximo tiempo posible con las mayores sonrisas posibles.
Ya no se trata de si quiero o no quiero. Me parece que a medida que pasa el tiempo y el fotonauta avanza y se va llenando de contenido, se va impregnando también de todos vosotros. Si no tuviese quien me leyera, seguramente no publicaría nada de nada o, como mucho, algún desordenado pastiche con aires de diario que no sería más que bazofia. En cambio gracias a vosotros, siento que mis palabras y mis post nacen ya con una pátina de aliento invisible que los hace únicos. Es por eso que tengo la obligación de seguir luchando. A estas alturas no puedo defraudar a nadie y no se trata exclusivamente de mi chica y mi familia, sino también de vosotros, la gente invisible que me dedica cinco minutos diarios y me escribe un par de palabras de ánimo.
La pereza me impulsa a rendirme, a no salir a tomar fotos, por ejemplo. Me siento cansado, desmotivado, flojo, pero basta con pensar en el fotonauta para que eso cambie y aparezcan las fuerzas de no sé dónde. De lo contrario me sentaría en el sofá a dejar pasar el tiempo y languidecer como una marmota. Y yo no quiero eso. Me niego. Es verdad que me cuesta mucho porque es complicado encontrar un horario que me funcione. Duermo mal, me levanto cansado, me acuesto tarde, si duermo siesta me siento fatal… total, que realmente estoy falto de horas de sueño, pero prefiero eso al dolor que me produce levantarme más tarde y dormir la siesta. En mi situación es complicado encontrar el equilibrio.
Bueno, siempre es complicado encontrar el equilibrio. El problema es que en mi caso surgen detalles nuevos constantemente, consecuencias de la enfermedad o efectos secundarios de los medicamentos que muchas veces no son genéricos y los médicos no saben prever, así que tenemos que ir adaptándonos a ellos según van surgiendo e incorporándolos a nuestras vidas.
Un coñazo, vamos. El caso es que si no fuera porque tengo algo que hacer, no haría nada. Suena extraño pero lógico a la vez y una vez más doy las gracias a todos los que hacen posible este fotonauta que ya es parte fundamental de mi vida.