¿Expresamos nuestras emociones? ¿Somos hombres y/o mujeres de hielo?… En mayor o menor medida la cultura de nuestro entorno, de nuestra sociedad nos ha acostumbrado, o mejor dicho, “domesticado” a contener la expresión de las emociones; y eso ¿quiere decir que no sintamos?, ¿que no queramos? ¿que no nos enfademos, apasionemos, o temamos?
Por supuesto que no, y seguramente, cada uno de nosotros encontraremos diferente forma de expresar estas emociones; la cuestión, o lo más importante es que lo hagamos (es decir, expresar la emoción a ser posible de una forma adaptativa ¡claro! sin “pagarlo” con otros).
Ahora bien, seguro que muchos de nosotros/as conocemos a alguien (incluso podemos ser nosotros/as mismos/as), que por costumbre tienda a contener, a no mostrar su forma de pensar, de sentir,… posiblemente refugiándose en el trabajo, en el estrés, en el día a día y en la necesidad de la rutina…
Al final, aunque nosotros/as no queramos, nuestro cuerpo, nuestra mente, llega un día que dice ¡BASTA! y entonces la forma de estallar puede ser impredecible.
Hace unos días me leí el libro “El caballero de la armadura oxidada”, un libro del que había oído hablar y que tenía en mi lista de pendientes.
Pues bien, en este libro se nos muestra el camino del caballero que está atrapado por su armadura. Igual que nosotros/as cuando nos contenemos a nivel emocional y nos refugiamos por un escudo de mayor o menor grosor que puede ser similar a la armadura de nuestro caballero protagonista.El camino que recorre nuestro caballero atraviesa el sendero de la verdad, que es la única manera de llegar al autoconocimiento.
A lo largo de este sendero, tiene que atravesar 3 castillos:
- El castillo del silencio, fundamental si queremos escuchar nuestra voz interior.
- El castillo del conocimiento, ya que lo primero que debemos conocer es que no podemos conocer todo.
- El castillo de la voluntad y la osadía. No hay nada más enriquecedor que salir de nuestra burbuja de confort y enfrentarnos a nuestros miedos y nuestras dudas.
A mí personalmente me gustó, creo que es un libro de lectura rápida pero profunda al mismo tiempo y que seguro que cada uno de nosotros es capaz de sacarle más de una interpretación.
¿Nos animamos a quitarnos la armadura y a sentir?