Una mezcla mexicana-española-catalana con resquicios norteamericanos. Eso es lo que somos en casa (y dentro de nada entra en escena una línea Bengalí en la familia!). Pero en cuanto a gastronomía, somos más mexicano-españo-americanos (esa palabra compuesta me la acabo de inventar, pero es la descripción adecuada para las mezclas que solemos hacer).
Pero son pocas las ocasiones en las que cocinamos algo típico mexicano como menú. Desde el entrante hasta el postre. Una de esas ocasiones estupendas, suele ser cuando hay invitados y usamos la comida como una prueba de iniciación (porque no tenemos ni idea de si les van a gustar los platos xD). Lo cual al mismo tiempo es un riesgo. Pero en este caso, la comida del pasado fin de semana con los padres de Marc y los míos fue estupenda. Comimos, charlamos, reímos y contaron batallitas :) Contábamos con la ventaja de que ya se conocían de antes (aunque no mucho), y sabíamos que el guacamole les gusta mucho :D
De entrante, frijoles refritos con una variedad de salsas que se comen con tortillas mexicanas (las erróneamente llamadas "tortitas").
El plato fuerte fue el arroz mexicano y pollo con mole. Una salsa exquisita, algo picante, cuyo orígen se encuentra en Puebla, de donde es mi padre. De ahí que el nombre verdadero sea mole poblano. (No hice foto, así que os dejo una de La Taquería, el mejor lugar en Barcelona para ir a probarlo)
Foto: La Taquería
El postre, pastel de tres leches. Una verdadera delicia que no puedes dejar de comer hasta que sientes que vas a explotar. Se llama tres leches, porque el bizcocho se empapa con leche condensada, evaporada y leche normal.
Si no habéis probado nada de esto, ¡felicidades! ¿por qué? Porque tenéis la oportunidad de probar los auténticos platos, elaborados con auténticas recetas y auténticos ingredientes mexicanos en La Taquería. He ido a otros muchos restaurantes mexicanos, y creedme, es como ir al mercadillo y comprarse unas bambas Nique (que no son Nike niqueriendo). O sea... no. Hacedme caso, para comer esto, tenéis que ir a un sitio genuínamente mexicano.
Peeero, si queréis preparar un tazón de guacamole auténtico vosotros mismos, para acompañar lo que os dé la gana, aquí va la receta que usamos en casa (porque hay verdaderas barbaridades por los pasillos de los supermercados, con mejunjes pegajosos que NO son guacamole).
Necesitas:
- Uno o dos aguacates maduros (depende de la cantidad que quieras preparar).- Una cebolla tierna mediana picada muy finamente.- Un tomate maduro picado muy finamente también.- Unas hojitas de cilantro- Un chile jalapeño (o del tipo que os guste más) finamente picado (opcional, si no os va el picante, no pasa nada, es perdonable).- Sal al gusto- Una lima (si no tienes, un limón también vale).
Primero hay que abrir el aguacate por la mitad y se extrae la pulpa para machacarla en un bol con un tenedor (ATENCIÓN: MACHACAR, pero NO hacer un puré. Si hacéis esto en un robot de cocina o en la Thermomix, no dejéis que llegue a ser puré, eso no es perdonable.)
Cuando lo tengáis, se incorporan el resto de ingredientes mezclando con el tenedor, menos la lima y la sal. Y una vez todo esté bien integrado, hay que añadir un chorrito de zumo de lima y la sal al gusto. La lima es muy importante, no solo por el sabor, sino porque evita que el aguacate se oxide y adquiera un color marrón con el paso de las horas.
Podéis utilizarlo para acompañar casi cualquier plato, o para picotear con patatas de bolsa o dipear ;)
Y como no hice foto el otro día, adjunto una de La Taquería, que lo preparan divinamente. En esta imagen, acompaña unos chapulines con queso fundido (para los más atrevidos!). Pero recordad que el guacamole sirve para prácticamente cualquier plato.
Y la cancioncita de Jesse y Joy, para crear ambientillo mexicano en el post ;)
PS. Por cierto, la cena de la que os hablé fue bien. No abrí mucho la boca, así que no tuve problemas de acento que pudieran causarme un cortocircuito lingüístico-cerebral)