Intenta realizar este experimento. Cierra los ojos durante treinta segundos y visualiza la palabra árbol. Fíjate en cualquier árbol que aparezca en la pantalla de tu mente. Analiza tu imagen mental hasta el más mínimo detalle. ¿Qué ves en esa pantalla?¿Un roble, un eucalipto, una encina?¿Una palmera mecida por la brisa?¿O quizá no haya arboles?¿Viste únicamente la palabra árbol escrita en tu mapa mental? Es probable que hayas visto las hojas verdes del árbol y las ramas extendiéndose como arterias. Puede que
hayas visto el tronco del árbol o unas cuantas flores.
Ahora, formúlate la siguiente pregunta: < ¿Visualicé las raíces del árbol cuando pensaba en el árbol? >. El 99% de las personas responderá “no”. Sin embargo, las raíces, aunque invisibles, existen. Las raíces son de hecho el componente principal de un árbol. Sin embargo, ¿Por qué se pierde en nuestra mente un aspecto tan importante del árbol al visualizarlo?
He viajado por el mundo formulando la misma pregunta a personas de diferentes culturas y países. ¿Por qué no visualizamos las raíces del árbol? Siempre recibo más o menos la misma respuesta: “porque normalmente no vemos las raíces”. ¿Qué nos dice esto? Nos dice dos cosas. En primer lugar, nuestro pensamiento, que en el mundo occidental suele considerarse sinónimo de mente, esta condicionado por los datos de la realidad basados en nuestros sentidos. En segundo lugar, nuestro pensamiento puede procesar la realidad solo dividiendo lo indivisible. Para decirlo sencillamente, nuestro pensamiento es incapaz de ver todo el cuadro. El pensamiento lo ve todo en fragmentos y, por lo tanto, no puede comprender la unidad esencial de la naturaleza.
En las empresas se paga a las personas para pensar en problemas. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros nos damos cuenta que a veces nuestro propio pensamiento es un problema? Una mente que piensa suele caer en patrones rígidos. Una mente que piensa se aferra a las definiciones y los dogmas.
En su libro FUTURE EDGE (1992), Joel Arthur Barker nos da una interesante lista de citas de expertos reconocidos que intentaron predecir el futuro en el pasado. A pesar de que sus previsiones parezcan divertidas en el contexto actual, las siguientes palabras revelan la crisis de las mentes pensantes que se ven atrapadas en dogmas y visiones estrechas:
“Volar con máquinas más pesadas que el aire es impracticable e insignificante, cuando no totalmente imposible” Simon Newcomb, astrónomo, 1902
“Seria un sueño inútil imaginar que… los automóviles reemplazarán al ferrocarril en el desplazamiento de pasajeros en grandes distancias” American Road Congress, 1913
“No hay posibilidades de que el hombre pueda algún día dominar el poder del átomo” Robert Millikan, Premio Nobel de Física, 1920
“¿Quién diablos quiere escuchar hablar a los actores?” Harry Warner, Warner Brothers Pictures, 1927
“No hay ninguna razón para que las personas tengan ordenadores en sus hogares” Ken Olsen , presidente de Digital Equipment Corporation, 1977
Las organizaciones modernas avanzan hacia formas de extrema especialización en productos, servicios y potencialidades humanas. Esto ha dado lugar a la era de los especialistas. los especialistas, ya sean ingenieros, médicos, analistas de información o brujos de la bolsa, solo usan una pequeña parte de su capacidad mental. Cualquier especialización implica conducir la energía del pensamiento por un cierto curso. Por lo tanto, el pensamiento se condiciona en patrones de energía e información. El resultado es la disminución de las actividades del cerebro, que con el tiempo se vuelve limitado en capacidad y cuya energía disminuye poco a poco.
Una definición interesante de especialista es aquella persona que sabe cada vez más de cada vez menos aspectos. El especialista está condicionado para ver el mundo desde la perspectiva del condicionamiento instrumental. Su visión es como la de la persona con un martillo que ve el mundo como un clavo. Cuando no puede solucionar problemas con un martillo pequeño, busca un martillo más grande en lugar de buscar un instrumento diferente.
Muchos especialistas no solucionan los problemas que provocan porque su pensamiento está congelado y paralizado en un determinado contexto. Cuando un plan en una organización falla debido a una excesiva planificación, que ahoga la acción, el departamento de planificación apenas lo nota. En su lugar, se entrega una planificación aun mas rigurosa sin consultar a los ejecutores, los gestores en el terreno que serían capaces de señalar los defectos en el sistema de planificación.
Como dijo Albert Einstein: “Los problemas importantes que afrontamos no se pueden solucionar en el mismo nivel de pensamiento en que nos encontrábamos al crearlos”
Seleccionado por Camila Ubierna de El liderazgo consciente de Debashis Chatterjee