Revista En Femenino

Nuestra Lactancia hasta ahora (3 meses)

Por Mamá Futura @MamiFutura

Bueno, no quería olvidarme de nuestras experiencias ahora que soy madre y creo que de las más importantes es la lactancia.

Nos costó bastante. Bebé Fúturo se quedó un poquito hipoglucémico en el hospital y hubo que ponerle refuerzos porque mi leche tardaba en subir. Y aunque con el calostro es más que suficiente, él no se enganchaba bien al pecho. Los enganches eran una tortura, tenía que llamar a la matrona cada vez. Nos ayudaron con mucha paciencia, pero con la revolución de hormonas recién parida eso era un suplicio.

Los refuerzos eran con la jeringa y el dedo. No sé si lo hacíamos bien o no, pero yo no tenía ánimo ni fuerzas para estar así cada 3 horas. Me lo explicaron a mí, después se lo expliqué a Papá Fúturo y estoy convencida que ahí hubo un ejemplo claro de teléfono escacharrado por lo que aquello no iba todo lo bien que debería. Le pusimos los refuerzos sin biberón. Pero mis adentros lloraban a mares porque veía el fin de nuestra lactancia materna en cada toma.

Llegados a casa, ya a solas y desamparados, las dudas iban de más a más… ¿El enganche era bueno? ¿Cómo narices lo engancho bien? Cada vez que lo comprobaba, se desenganchaba y vuelta a empezar. Los puñeteros refuerzos minaban más y más nuestra moral. Y luego empezó a dolerme la teta izquierda y el pezon tenía heridas. Yo me temía una mastitis y no sabía a quién acudir. De verdad que esa primera semana fue insoportable en cuanto a la lactancia…

Así que decidí probar las pezoneras. Bendito milagro, quien las haya inventado es nuestro salvador. Estuvimos dos días más con las tomas infernales de suplemento, pero estoy segura que ya no las necesitábamos. Con las pezoneras me dejaron de doler las posibles grietas y la mastitis no se terminó de desarrollar.

Al poco, a sus 15 días, tuvo la primera crisis de lactancia. No fue tanto suplicio como conseguir el enganche correcto, pero estar ahí unas 3 horas con un bebé enganchado a la teta que sólo me dejaba 15 o 30 minutos de descanso fue también algo digno de recordar. Menos mal que tenía a Papá Fúturo, no podía hacer otra cosa que no fuera darle de comer. Abuela Fútura puso en duda mi cantidad de leche y me dolió un poquito su falta de confianza, pero no minó mi moral y seguí insistiendo. Dos días en los que sólo existía para darle de comer a Bebé Fúturo.

Al mes la siguiente crisis, pero ya estaba concienciada y fue más llevadero. Aunque las pezoneras eran imprescindibles totalmente para la subsistencia de nuestra lactancia.

Al cumplir el mes decidí empezar a hacer un banco de leche que me ayudaría también a aumentar la producción de leche. No sé si mi método tiene nombre o no, pero creo que era el mejor para nosotros.

Por la noche le daba de una sola teta y por la mañana me sacaba leche de la otra. Y el desayuno lo tomaba de esa misma teta de la que me sacaba. Así mataba dos pájaros de un tiro. Aumentar la producción y que se tomara la leche del fondo de la teta con más grasa.

A día de hoy, la crisis de los 3 meses que pasamos a los dos meses y medio no fue tanta. Simplemente me levantaba para engancharlo mientras paseaba y se le pasaba. Duró unos 3 días. Pero los nervios desesperan a cualquiera.

En números, a día de hoy ha tomado unos 9 biberones con mi leche. Sólo hemos conseguido dos tomas sin pezonera… Pero creo que puedo confirmar que se ha establecido una Lactancia materna correcta. Creo que hay mucho que mejorar y por eso he decidido hacer un curso para asesorar la lactancia de otras madres. Tengo la sensación de que me han quedado asignaturas pendientes.

Con esto quiero deciros que la lactancia no es imposible, pero a veces es más dura de lo que parece. Busca información, pregunta a asesoras de lactancia. Si quieres, puedes.

PD: Hay casos en los que no se establece por mucho que se lucha. Esos casos también merecen un reconocimiento por la lucha que supone. A veces sí es imposible.


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