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Nuestra Música: Magazín Nº 2

Publicado el 02 octubre 2011 por Juancarbar

NUESTRA MÚSICA: Cada domingo, una revista virtual con las novedades más interesantes aparecidas dentro del mundo de la música.

Nuestra Música: Magazín Nº 2

NOTICIAS

Lou Reed y Metallica graban un disco juntos

Nuestra Música: Magazín Nº 2

Una de las colaboraciones más improbables del mundo de la música, la de Lou Reed y Metallica, se venía forjando desde tiempo atrás. Concretamente desde que en 2009, en el 25 aniversario del Rock & Roll Hall of Fame, interpretasen juntos el famoso Sweet Jane de la Velvet Underground, la antigua banda de Reed. El neoyorkino quedó tan satisfecho con el resultado que ahora han vuelto a unir fuerzas para un disco conceptual de esos que tanto le gustan al viejo Lou. Ese disco, Lulu, verá su publicación en octubre. Por ahora ya podemos disfrutar de este anticipo que han puesto a disposición de los fans en la red. A mí me suena como Tin Machine, aquella banda paralela en la que David Bowie se quiso escudar a finales de los 80, cuando más perdido estaba. Y la conjunción de las voces de James Hetfield y de Lou Reed me parece más improbable que cuando el último se unió a Sam Moore para versionear Soul Man.

REM se separan y lanzan nuevo recopilatorio

El pasado 21 de septiembre saltaba la noticia a través de un comunicado en su página web: REM se separan tras más de 30 años de carrera. Lo que quedaba del grupo tras la marcha del batería Bill Berry por problemas de salud ha decidido seguir su camino por separado. Ya llevaban varios años trastabillando y su último trabajo resultó francamente prescindible. Ocupación no les faltará, porque es bien sabido que todos sus miembros han corrido múltiples aventuras paralelas, aunque nunca se atrevieron a lanzar un disco en solitario. Michael Stipe, Peter Buck y Mike Mills se despiden con un recopilatorio final de 40 canciones en el que incluyen tres temas nuevos. Hay que hacer caja.

El doble CD abarca toda su carrera desde sus comienzos hasta el presente en dos discográficas diferentes, y lleva el nombre de Part Lies, Part Heart, Part Truth, Part Garbage, 1982 – 2011. Los inéditos, grabados tras Collapse Into Now, son We All Go Back To Where We Belong, A Month Of Saturdays y Hallelujah. El resto del tracklist es el siguiente:

CHRONIC TOWN: Gardening At Night
MURMUR: Radio Free Europe, Talk About The Passion, Sitting Still
RECKONING: So. Central Rain (I’m Sorry), (Don’t Go Back To) Rockville
FABLES OF THE RECONSTRUCTION: Driver 8, Life And How To Live It
LIFES RICH PAGEANT: Begin The Begin, Fall On Me
DOCUMENT: Finest Worksong, It’s The End Of The World As We Know It (And I Feel Fine), The One I Love
GREEN: Stand, Pop Song 89, Get Up, Orange Crush
OUT OF TIME: Losing My Religion, Country Feedback, Shiny Happy People
AUTOMATIC FOR THE PEOPLE: The Sidewinder Sleeps Tonite, Everybody Hurts, Man On The Moon, Nightswimming
MONSTER: What’s The Frequency, Kenneth?
NEW ADVENTURES IN HI-FI: New Test Leper, Electrolite
UP: At My Most Beautiful
MAN ON THE MOON SOUNDTRACK: The Great Beyond
REVEAL: Imitation Of Life
IN TIME: Bad Day
AROUND THE SUN: Leaving New York
ACCELERATE: Living Well Is The Best Revenge, Supernatural Superserious
COLLAPSE INTO NOW: Überlin, Oh My Heart, Alligator_Aviator_Autopilot_Antimatter
NUEVOS TEMAS: A Month Of Saturdays, We All Go Back To Where We Belong, Hallelujah

Ya tienen qué regalar estas Navidades.

Adelanto del nuevo disco de Bigott

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BigottThe Orinal SoundtrackCannibal Dinner

Avance del nuevo disco de Tom Waits

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Tom WaitsBad as MeOrphans: Brawlers, Bawlers & BastardsCaliforniaEl Libro de EliDenzel Washington

CRÍTICA DE DISCOS

Ringo Starr: Y Not

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Ringo Starr tiene claro su status de has been. Sabe que cada nuevo disco que saque tiene que apelar a la nostalgia, que tiene que recurrir a la base más fiel de los fans de The Beatles, y se lo toma con su típico humor y desparpajo. Y Not no es una excepción. El bueno de Ringo conoce el terreno que pisa y no duda en citar a Lennon aquí, en dejar caer un lick de guitarra a lo Harrison allá, en hablar de su Liverpool natal acullá… La tragedia de Y Not es que tras un comienzo trillado y tópico ya no consigue levantar el vuelo. Parece mentira que todo suene tan falto de personalidad, tan AOR. Sí, da tanta grima como si hubiera salido de lo último de Tina Turner. Y si se le borrase la pista de voz, sonaría exactamente a eso. Hasta el dueto, que dicen los modernos, con Paul McCartney, lo único en lo que uno se podría fijar mínimamente, tiene un estribillo tan insoportable que da dentera. Dicen que de los discos de Ringo ya no se puede esperar ninguna sorpresa. No es cierto. Este supone una de las grandes, y es que es tan estandarizado que, por primera vez, no se salva ni una canción. Y de verdad que me da mucha pena escribir esto.

Ocean Colour Scene: Saturday

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Improbables supervivientes de las guerras del britpop, Ocean Colour Scene continúan publicando periódicamente nuevos discos desde una discreta segunda fila. Una posición que, estoy seguro, no es buscada, pero a la que los ha llevado el no haber sido capaces de mantener la altura cegadora de sus álbumes dos y tres. Saturday, su última entrega, no va a hacer nada por mejorar su status. Los chicos de Simon Fowler y Steve Cradock no abandonan su sonido de siempre, es más, su nuevo trabajo cubre todas las facetas de su repertorio con su habitual ímpetu vocal. Enrockecidos unas veces, poperos otras, psicodélicos en ocasiones, con barnices soul siempre, se limitan a reciclar una y otra vez ideas agotadas, y se conforman con repetir esquemas que dominan y siempre les funcionaron. Pero no ofrecen nada tan inmediato ni tan deslumbrante que les haga alcanzar las cotas de sus trabajos en los 90. Saturday ni siquiera dispone de un single que propulse al conjunto, y aunque la banda de Birmingham sigue siendo capaz de componer baladas que crecen como himnos, estas al final acaban teniendo algo de rutinario. En definitiva, Ocean Colour Scene cargan con el lastre de ser unos discípulos de Paul Weller que no consiguen acercarse a su maestro, y con Saturday no dicen nada que no dijeran ya antes mucho mejor.

Midlake: The Courage of Others

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Midlake cambian de piel para cada disco. Todo el mundo coincidió en señalar las concomitancias con Radiohead y Grandaddy en su primer y tentativo trabajo. Para su segundo álbum, The Trials of Vanoccupanther, se acercaron a las melodías y armonías vocales del soft-rock setentero y los Fleetwood Mac de la época intermedia, ya saben, la que incluía a Bob Welch en su formación. The Courage of Others presenta al grupo texano abrazando las estructuras y formas melódicas del folk-rock británico. Música sentida y doliente con poso anciano. Tim Smith ha sabido darle a sus composicions esa cobertura antigua que impregnaba lo mejor de las bandas tradicionales inglesas, y fusionar esa riqueza acústica con los solos de guitarra de OK Computer. Como un Paranoid Android compuesto a principios de los 70, sólido, pero poco espectacular, The Courage of Others es un disco fascinante e hipnótico, pero menos inmediato que sus antecesores. Necesita reposo y concentración como unos Mellow Candle sin chicas o unos Espers no tan sombríos. Habrá que ver por qué género optan Midlake para su siguiente disco antes de decidir si aún queremos seguirles la pista o no.

Joanna Newsom: Have One on Me

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Joanna Newsom es la última wunderkind del folk americano. Su anterior trabajo, el celebrado Ys, copó en 2006 las listas de favoritos de medio mundo. Aterriza su nueva obra, Have One on Me, como un disco triple cargado con las ya habituales canciones extensas, rica y extravagantemente orquestadas. Unos arreglos de cuerda más discretos que los que pudimos escuchar cuando era el mítico Van Dyke Parks quien pilotaba la nave, y una producción reminiscente ahora de Yesterday y Eleanor Rigby, que además incluye una sección de viento que igual remite al jazz de Nueva Orleans como a los arreglos de Sgt. Pepper’s. Pero no se me aceleren, no esperen ustedes encontrar aquí algo que puedan tararear al final del disco. La artista californiana hace un mayor énfasis en este larga duración en la utilización del piano como intrumento principal que guía sus canciones en detrimento de su habitual arpa, sólo utilizada en algunos temas. También dedica una estructura más pop a sus composiciones, e incluso un cierto abandono de la psicodelia para explorar nuevos formatos como el gospel. Pero continúa con su estilo alucinado y sus letras oníricas cantadas con esa voz de niña que tanto recuerda a la vocalista de Russian Red. O viceversa. Una forma de cantar que también ha evolucionado debido, según achacan algunos, a unos nódulos retirados de su garganta, y según otros a un desarrollo natural.

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Sin embargo, cuando hablamos de Joanna Newsom lo estamos haciendo de un talento singular que tiene pocos puntos de referencia. Tal vez el psych-folk de finales de los 60′s cruzado con Kate Bush, o la delicada influencia de la enorme Joni Mitchell que se puede reconocer en aquellas composiciones fundamentadas en las melodías del piano. Newsom es una artista a la que quizá se le podría tachar de caprichosa, sobre todo debido a los meandros por los que discurren sus canciones más desestructuradas, y a su fomentado aspecto de hada prerrafaelista que tan bien casa con la suavidad y exuberancia de sus canciones. Además, Have One on Me es todo un tour de force de dos horas que, en esta época en la que se busca la satisfacción inmediata, el aquí y ahora, se puede golpear de bruces con una audiencia desconcertada y con problemas de atención. Porque se trata de un album que no es en absoluto inmediato, sino una rodaja densa y exigente que reclama atención y esfuerzo por parte del oyente, pero cuyas recompensas a medio plazo son muchas. Y no faltará quien lo tache de autoindulgente y de abusar de un falso tono excesivamente lineal. No se dejen engañar a la primera escucha. Si ustedes se adentran en esta larga suite trufada de pequeños movimientos multiples, acompañados de un trago largo, cálido y profundo, descubrirán un espacio lleno de belleza que tal vez debería archivarse en la sección de clásica. Otra cosa es estén dispuestos a la aventura, que no son estos tiempos estos de andar mariposeando.

Avi Buffalo: Avi Buffalo

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Los jovenzuelos Avi Buffalo se pasan por el forro todo lo escrito y acometen sus canciones con ética do it yourself y total desparpajo. Lo suyo son bonitas canciones sabiamente arregladas que apuntan hacia la independencia y la tradición Beatle suavemente psicodélica. Con guitarras que remiten a los primeros Felt y melodías atinadas, a poco que se pongan, y si no se estancan, pueden hacer grandes cosas y ser pasto de festivales de verano. Pero no confíen en ello, tienen todo el aspecto de ser ese tipo de grupos que sacan un álbum y algunos singles, y en cuanto el éxito comercial no aparece (que no aparecerá) se disuelven en la nada como un azucarillo. Avi Buffalo, como The XX sacan partido a sus limitaciones como instrumentistas y saben componer canciones muy interesantes, pero su lo-fi necesita un productor que les haga desprenderse de ese aire inacabado que en conjunto desprende su debut homónimo.

EL ANÁLISIS

Un artículo en profundidad sobre algún tema de actualidad. Esta semana:

London Calling de The Clash: 32 años ya

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Joe Strummer murió de una enfermedad cardiaca en el invierno de 2002 tras una errática carrera en solitario. Mick Jones se ha quedado calvo, ha producido a The Libertines e intenta aferrarse a la gloria del pasado con Carbon/Silicon. A Paul Simonon ya no le quedan tan bien los trajes, colabora con Damon Albarn de Blur y su reticencia a quitarse el sombrero resulta altamente sospechosa. Topper Headon, sorprendentemente, sigue vivo y con su mala salud de hierro. Hace justo 32 años los cuatro salían de los Vanilla Studios tras haber dado forma a London Calling, uno de los pasajes más deslumbrantes de la historia del rock & roll y de los pocos discos dobles sin un gramo de grasa. Todas las canciones están ahí porque son petardazos de primera calidad, como una colección de grandes éxitos single tras single.

En 1979 yo tenía 12 años y una exigua colección de vinilos de la que me sentía muy orgulloso. Había llegado a ella por una combinación de buena suerte y curiosidad. Transformer, Ziggy Stardust, Rubber Soul y Revolver, Blonde on Blonde, Aftermath y Beggars Banquet, Lust for Life… Comprar cada uno de esos discos me exigía meses de ahorros, de no gastarme un céntimo ni en respirar. Me obligaba a ir caminando desde mi casa hasta el centro en busca de las tiendas de discos en las que pasaba horas con los dedos cubiertos de polvo escarbando en sus cajones y soñando. Tenía el dinero tan justo que no podía permitirme coger un autobús. El retorno, también a pie, lo pasaba mirando esas portadas icónicas, intentando descifrar las letras de la hoja interior con mi precario inglés de entonces, fascinado con las fotografías de los grupos cuya imagen infructuosamente intentaría imitar entre batallas con mis sufridos progenitores.

Ese diciembre fue publicado London Calling y supuso el último gran disco de los 70 y el primero de los 80. The Clash despliegan una exhibición de estilos que no sólo es un resumen de la historia de la música popular, también recoge todo lo que han hecho en sus obras previas y los lanza hacia el futuro apuntando por dónde irán los tiros. Antes de él habían definido el lenguaje del punk y habían expandido sus fronteras con dos LP’s y un reguero de singles emocionantes y combativos. Después de él se perderían en multitud de caprichosos vericuetos hasta llegar al arcoiris musical en que se convirtieron sus respectivas carreras en solitario. La tarde que lo compré lo escuché una y otra vez sin parar clavado al sillón, deslumbrado por su magnificencia. Las primeras escuchas de muchas otras. Aún hoy en día lo llevo en el coche.

Producido por el desquiciado Guy Stevens, mentor al viejo estilo de Mott the Hoople, quien utiliza sus extravagantes métodos para conjurar una desbordante panoplia de estilos, el album recorre desde el salivazo punk que da título al album hasta el jazz descarado de (¡claro!) Jimmy Jazz, una canción que más tarde destrozarían Kortatu. En medio del abanico la querencia de Joe Strummer por España y especialmente por Granada tiene su reflejo en la pegadiza Spanish Bombs, una canción que mezcla el terrorismo de ETA, el asesinato de Federico García Lorca y la Guerra Civil Española. Les aseguro que la mitad de ella está cantada en español, aunque no lo parezca. La relación de Mick Jones con Viv Albertine de las Slits se deteriora y da pie a dos gloriosas canciones: I’m Not Down y, sobretodo, Train in Vain. Esta última, impregnada del sonido Motown, no llega a tiempo para ser incluida en la contraportada del LP y queda como uno de los más fantásticos hidden tracks de la historia y uno de los mejores temas de la banda. Hasta Paul Simonon se arranca con un riff de bajo fronterizo con el reggae y da forma a su primera canción, The Guns of Brixton, una tensa melodía que está a la altura de las composiciones de los dos gigantes que son Strummer y Jones.

Los recuerdos de la infancia de Strummer se traducen en una sencilla y pegadiza canción de pop melódico como es Lost in the Supermarket, que esconde una historia de alienación urbana. El rockabilly de Brand New Cadillac se codea con el ska de Rudie Can’t Fail, y el ritmo clásico patentado por Bo Diddley de Hateful se ve acompañado de los toques funk en Clampdown. Hay hasta emulaciones del muro de sonido de Phil Spector con The Card Cheat, versiones insopechadas como Wrong ‘em Boyo y eufóricas odas a Montgomery Cliff en The Right Profile. El soul más suave hace su aparición en Lovers Rock al lado del rhythm & blues de Death or Glory, y queda para los anales hasta una insólita incursión en el country que no fue publicada en su momento y que fue recuperada en la edición del 25 aniversario del album.

Es el propio Paul Simonon quien en un momento de frustración destroza su bajo en medio de una actuación en directo. Aquella foto se convertiría en una portada mítica que no se sabe muy bien si homenajea o parodia el primer LP de Elvis Presley, y que luego ha sido infinidad de veces imitada. En un giro final y fieles a su ética punk la banda engaña a su discografica y logra que CBS saque el doble a precio de sencillo aunque ello suponga ingresar menos ganancias por las ventas. A London Calling el grupo había querido llamarlo The Last Testament en un claro indicio de sus intenciones. The Clash dan por finiquitado el punk y construyen con él su manifiesto definitivo, su última llamada a las armas. Su diversidad de géneros, su asombrosa inventiva, su frescura y descaro a la hora de asumir el pasado y regurgitarlo al futuro supuso el último clavo en el ataud del punk. Les invito a recuperarlo.

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