Eva cumple 4 meses, como festejo de su nacimiento y del nuestro (del de su madre y del mío) comparto este pequeño relato que quizá no llegue a explicar su nacimiento pero que seguro da cuenta de la magia que entorno a ella existe.
Nada del otro mundo. Como es habitual, ella nació de un repollo, con una sonrisa dibujada en su rostro. Se parecía a todos, que era la mejor manera de no parecerse a ninguno. Como no podía ser de otra manera llegó en primavera, a la hora en que el sol ilumina pero no quema. Llegó, como se suele llegar, vacía de sueños. La primera letra de su nombre la trajo un colibrí diez minutos antes de la cena. Y también como es costumbre, el rocío le proveyó del material para su llanto. Todo fue como debía ser. Nada del otro mundo, era una más de todas, aunque tan sólo le bastó una mirada para que se convirtiera en nuestro ser especial.
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