Revista Toros

Nuestras humanidades #8: Me di la vuelta para no ver

Por Ventura

Nuestras humanidades #8: Me di la vuelta para no ver

Nuestras humanidades #8: Me di la vuelta para no ver

«Ni los toros ni el resto de los animales tienen dos derechos fundamentales: el de la libertad y el de la vida»

Nuestras humanidades #8: Me di la vuelta para no ver

«Los griegos no disponían de un término único para expresar lo que nosotros queremos decir con la palabra vida. Se servían de dos términos semántica y morfológicamente distintos: zoe, que expresaba el simple hecho de vivir común a todos los vivientes (animales, hombres o dioses) y bios, que significaba la forma o manera de vivir propia de un individuo o de un grupo. En las lenguas modernas, en que esta oposición desaparece gradualmente del léxico (donde es conservada, como en biología o zoología, ya no indica ninguna diferencia sustancial), un único término -cuya opacidad crece en medida proporcional a la sacralización de su referente- designa el desnudo presupuesto común que es siempre posible aislar en cualquiera de las innumerables formas de vida.
Con el término forma-de-vida entendemos, por el contrario, una vida que no puede separarse nunca de su forma, una vida en la que no es nunca posible aislar algo como una nuda vida. »

«“Solo hay cuerpos y lenguajes”. Alain Badiou, con esta sencilla sentencia, comienza a responder a su pregunta de “¿cuál es la ideología dominante hoy?” Después de esbozar un recorrido sobre la evidencia de que el cuerpo se ha convertido en una forma de la dominación del comercio y en una tendencia global del arte, llega a la conclusión de que “El ser humano, en el régimen de poder de la vida, es un animal un tanto triste, y debe se convencido de que la ley del cuerpo fija el secreto de su esperanza”. De esta manera, encuentra una equivalencia entre existencia, individuo y cuerpo, que solo puede ser validada a través de una visión positiva de la animalidad. Así, se ha conseguido que los derechos humanos sean la misma cosa que los derechos de la vida. Pero para que se iguale el valor de los cuerpos, sea cual sea la especie, es necesario un lenguaje que les valide. No se trata de cerrar la diversidad de lenguajes, sino de conferirles a todos una misma igualdad jurídica gracias a cualquier Ley. Esta es la ideología que Badiou identifica como el materialismo democrático.»

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«Los animales no tienen derechos en el sentido estricto de la palabra, pues tampoco tienen ningún deber. El derecho es una cosa que los seres humanos nos concedemos, entendemos que uno tiene un deber y por lo tanto tiene un derecho correlativo de exigirlo. Un animal vive fuera del reino de las leyes, uno puede concederle derechos. Por ejemplo, una vaca que vive en mi finca, tiene derecho a estar allí porque es parte de mi derecho a tener vacas. Pero la vaca no tiene en sí misma derecho. Cuando se destroza una selva, el hecho es motivo de sanción porque viola mi derecho y el de mis hijos al oxígeno y a la belleza, pero no porque los árboles tengan derechos. Los animales son seres vivos con los que podemos tener una relación afectiva, aunque ellos no nos reconozcan afectivamente como nosotros a ellos. Un perro sabe quién es su dueño porque le da comida, pero un perro no ama a nadie. Se crea una sensibilidad que no es otra cosa que el deber de tratarlos para lo que sirven. Si uno lidiara una oveja, pues ello estaría mal, las ovejas no están hechas para eso. Tratar a un animal de una forma indebida es una indelicadeza. No olvidemos que hay personas muy malas que han tenido muy buenos sentimientos por los animales: las dos primeras leyes de protección a la naturaleza que incluían el derecho de los animales las hizo Hitler en Alemania. Fueron las primeras leyes ecológicas en Europa, y él mismo tenía su perro al que cuidaba y quería.»

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«El diputado sostiene que “vivimos a espaldas de cómo tratamos a los animales”, sea en su comercialización, en investigación o en otros usos y que la diferencia es que en el caso de los toros, ese trato es “público”, visible.»

«El toro ha sido borrado de las capas de visibilidad pública con un código y una ley. El código de autorregulación sobre contenidos televisivos e infancia, firmado por todas las cadenas de televisión gratuitas en 2005, propició que no se emitieran más corridas de toros en canales que no fueran de pago. El compromiso las obligaba a no emitir violencia explícita en horario infantil. Y ya se sabe: un espectáculo taurino solo puede celebrarse durante esa franja horaria. En 2010, el parlamento catalán aprobaba su Ley de Protección de los Animales para prohibir lo que se denomina comúnmente fiesta nacional. Después de la acción popular que la impulsó, el airado debate social que generó, y que una comisión de expertos no consiguiera aclarar nada, todo quedaba reducido a una cuestión política de patio de colegio; España versus Cataluña, tradición versus vanguardia, etc. Pero no lo olvidemos; Canarias ya había abolido en 1991 las corridas de toros y no tuvo la misma trascendencia mediática. Más allá de todo este cutre teatrillo, lo cierto es que tanto la Ley como el código toman partido por aquellos que no tienen voz o palabra. Bien sea porque otra Ley no reconoce a los niños la potestad para dirigir su destino hasta que cumplan los dieciocho años. O bien porque el toro carece de un lenguaje que pueda entrar en diálogo con el humano. Pero con esta toma de partido, tanto de la Ley como de esa ética encarnada en el código de autorregulación, se barre la visibilidad de una figura importante: la del torero.»

«Con lo visible estamos en el reino de lo que se manifiesta. Lo visual, por su parte, designaría más bien esta red irregular de acontecimientos-síntomas que alcanzan lo visible como tantas huellas o destellos, o “marcajes de enunciación”, como indicios de un trabajo, una memoria en proceso que en ningún sitio se ha descrito del todo, o inscrito en archivos, porque su “materia” significante fue, primero, la imagen. La cuestión reside ahora en saber cómo incluir, en el método histórico, esta eficacia –visual – de lo virtual

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«Las imágenes vistas, registradas y luego olvidadas, regresan,
de otra forma»

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«Cinco tripulantes de un crucero atracado en Santa Cruz de La Palma han muerto y otros tres han resultado heridos este mediodía cuando uno de los botes salvavidas cayó al mar mientras se realizaba un simulacro de salvamento.

Según informó el centro de emergencias 112, el bote cayó desde una altura de treinta metros con los ocho tripulantes y quedó volcado sobre la superficie del mar. Las causas aún se desconocen.»

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«Aunque sea a cámara lenta o, si se prefiere, a velocidad de crucero, la legislación marítima se está modificando para que no pueda repetirse la tragedia del ‘Costa Concordia’ que hoy hace un año se cobró la vida de 32 pasajeros y tripulantes al naufragar frente a la isla italiana de Giglio.Tanto la Organización Marítima Internacional (OMI) como la Agencia Europea de Seguridad Marítima ultima normativas muy estrictas que exigirán, entre otras cuestiones, que todos los pasajeros efectúen simulacros de accidente antes o justo después de zarpar de cada puerto y no, como hasta ahora, en las 24 horas siguientes al embarque.

La falta de información adecuada sobre qué hacer en caso de siniestro fue, según los especialistas, un factor que agravó los efectos del naufragio. El margen de 24 horas era aprovechado por los capitanes para ahorrarse el trámite en demasiadas ocasiones, sobre todo en las llamadas rutas autobús (los cruceros que, como el ‘Costa Concordia’, tienen embarque y desembarque en distintos puertos). Algunos barcos llegaron a sustituir los simulacros por vídeos que se podían contemplar, a voluntad, en los camarotes.

El desbarajuste en que se convirtió la evacuación del barco capitaneado por Francesco Scchetino puso en evidencia que casi nadie sabía cuáles eran los puntos de reunión ni qué bote salvavidas le correspondían, justo lo que ahora pretende evitar la nueva legislación. Como ocurre con los aviones, la información se facilitará antes de zarpar o, como mucho, inmediatamente después, y se convocará a los pasajeros en los puntos de reunión que les correspondan indicándoles siempre los botes y salvavidas asignados.»

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«La Plaza de la Concordia fue construida entre 1757 y 1779 bajo el nombre de Plaza de Luis XV. En el centro se encontraba una estatua ecuestre del rey para celebrar su mejora después de una grave enfermedad.

En 1792 la estatua es derribada y fundida y la plaza es rebautizada como la “Plaza de la Revolución”. Durante la Revolución Francesa se convirtió en un sangriento escenario debido a la instalación de la guillotina en la que fueron ejecutadas más de 1.200 personas. Algunos de los personajes más destacados entre los decapitados fueron Maria Antonieta, Luis XVI o Robespierre.

Con el final del régimen del terror, en 1795 la plaza fue rebautizada definitivamente como Plaza de la Concordia.»

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«La Plaza de la Concordia adquirió su aspecto actual entre 1836 y 1840, cuando se colocó en el centro un enorme obelisco proveniente de Lúxor de más de 3.000 años de antigüedad donado por el virrey de Egipto.

Enmarcando el obelisco se encuentran dos fuentes monumentales de estructura romana, que presentan esculturas en las que se mezclan figuras humanas con animales marinos.»

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«Ni los toros ni el resto de los animales tienen dos derechos fundamentales: el de la libertad y el de la vida»

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«El famoso cuadro de Eugène Delacroix (1798-1863) «La libertad guiando al pueblo», que encarna el espíritu revolucionario francés, ha sido objeto de un acto de vandalismo por parte de una visitante en el Louvre de Lens, que hizo una inscripción en la pintura antes de ser arrestada.

Según ha anunciado el Louvre en un comunicado, poco antes de que anoche cerrara sus puertas la sede que el museo inauguró en Lens a principios de diciembre, una mujer de 28 años escribió en la parte inferior del cuadro la inscripción «AE911» con un rotulador. Según una fuente judicial, la joven, que fue «inmediatamente detenida por un agente de seguridad y otro visitante», permanece todavía arrestada.

La agresora no ha querido hacer ningún comentario sobre el significado de la inscripción, relacionada posiblemente con una hipotética teoría de la conspiración sobre los atentados del 11-S en Estados Unidos. La inscripción, «AE911», se refiere a la petición realizada a través de internet en la que «1768 arquitectos e ingenieros, además de 16.421 ciudadanos exigen el Congreso de EE.UU. una investigación independiente» de los atentados.»

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«La obra está impregnada de movimiento no solo por los gestos dramáticos de los personajes, y por la composición en diagonales, sino porque los del primer plano avanzan sobre la quietud de los muertos que se encuentran en la base de la composición y todas las formas muestran ondulaciones que ponen de manifiesto la admiración del autor por Rubens. Por otra parte la luz lo refuerza, pues es una luz dramática y compleja, con zonas iluminadas y otras en penumbra, pero cuyo origen no se vislumbra. La figuras del primer plano aparecen iluminadas por un foco lateral, pero a su vez se recortan a contraluz sobre un fondo encendido, humeante y nuboso, que dota de más inquietud a la composición. No obstante, ese tenebrismo aludido no da como resultado figuras homogéneas en tonos de bronce –como en Caravaggio-, pues incorpora con gran maestría más fuerza y variedad cromática, como por ejemplo el azul de la bandera o de la camisa del personaje que postrado mira fijamente a la Libertad.»

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Ricardo Adalia Martín.


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