Revista Cultura y Ocio
Capeamos al alimón los besos noctívagos,
esos que heridos por las tropelías del día
se asilan en un colchón de sueños refugiados,
indignados que piden al tiempo una amnistía.
En nuestros paisajes se funde la poesía,
escribimos -faltos de una Olivetti- con labios
viajes de Saint-Exupéry, una dulce anarquía
de sábanas capaz de escandalizar a un Dios
acostumbrado a los atropellos milenarios
que borramos con gomas perfumadas, boleros
de Álvaro Carrillo y montes de olvidados Tasios.
Así, nuestras noches son cantinas de aguaceros,
ovillos abrigados en esos dormitorios
donde tú y yo nunca somos sueños pasajeros.
Poem by W.