Revista Opinión

NUESTRAS PRIMERAS DAMAS. Hoy, hace 16 años. 18 de octubre de 2005

Publicado el 18 octubre 2021 por Cronicasbarbaras

Recuerde usted a la veintena de las llamadas primeras damas que acudieron a la Cumbre Iberoamericana de Salamanca acompañando a sus maridos: procediendo de países mestizos, casi todas eran blanquísimas, y la mitad, teñidas de rubio: en América se alaba mucho al indio, pero se lleva poco.
Mientras los mandatarios declamaban sus discursos ampulosos y no condenaban ninguna violación de los derechos humanos en Cuba o eran tibios con los terroristas colombianos, ellas, “ramillete de ilustres y elegantes damas”, como dicen tantos periódicos iberoamericanos, iban de guarderías y visitas a minusválidos, imagen de madres de la patria, y también de bibliotecas, como protectoras de la cultura. Lo mejor, las compras, previa la pregunta: “¿Hay en Salamanca una sucursal del famoso gran almacén?.
Primeras damas: cuota femenina ganada en oposiciones a tálamo. Entre ellas se hablan como si fueran presidentas electas: “La presidenta argentina no es más que maquillaje”, “Pues la mexicana cazó al fox disparándole picardías”, “La vicepresidenta de El Salvador está parlamentando con nuestros hombres. Debería mandarnos a su esposo Patricio, ¿no creen ustedes?”.
Es que el presidente salvadoreño quedó en su país para atender a los damnificados del huracán Stan, pero vino la vicepresidenta, Alma Vilma Aplanes de Escobar.
En la América anglófona la esposa pierde su apellido y toma el del marido, lo que es humillante para numerosas mujeres. En la hispana lo mantiene, pero agregando el apellido del marido con el posesivo “de”. Vicepresidenta, pero propiedad de Patricio Escobar, a quien las primeras damas echaron en falta. Todavía hay quien usa el “de” en España.
Tras encomendarse todas a Evita, Patrona de las Primeras Damas, las primeras damas vuelven a sus capitales para seguir haciendo caridad cultural: por ejemplo, declamando poemas en veladas benéficas. Son rapsodas vocacionales, como la primera dama del cuento de Augusto Monterroso.
La mujer del primer ministro español, la primera ministra, que es cantante profesional, podría dar recitales individuales: seguro que sacaría abundantes euros para sus buenas causas preferidas.


Volver a la Portada de Logo Paperblog