Nuestras vacaciones en La Casa Azul: Disfrutando y aprendiendo.

Como ya anuncié, un año más hemos querido escapar de las fallas. En otras ocasiones nos hemos alojado en algun hotel o casa rural, pero este año nos ha apetecido hacer algo especial y nos hemos ido a una Casa de reposo para familias y apoyo a la crianza consciente. 
La casa en cuestión se llama La Casa Azul y está situada en Pamis, muy cerquita del Hospital Acuario (os aconsejo que os paseis por su web para sabre un poquito más). 
Se trata de una gran casa de pueblo, dividida en dos estancias: una en la que viven Raquel y Dani junto a sus dos hijos y en la que disponen de una habitación para alquilar, y otra, en la que nosotros nos alojamos que consta de habitación, baño, salon y sala de juegos.
Nada más llegar, lo que más llamó nuestra atención fue la maravillosa sala de juegos que tienen. Sin lugar a dudas, en esta casa los niños reciben la atención y consideración que merecen y disponen de un lugar agradable y amplio donde jugar y disfrutar (os voy dejando algunas fotos).


Además, la casita es muy muy acogedora y tiene algunos pequeños detalles que la hacen muy especial. Otra de las cosas que llamó mucho mi atención es que, además de disponer de camas bastante grandes donde poder dormir con nuestros hijos sin problemas, también te ponen al lado, si quieres, una camita pequeña para poder dormir mas anchos.

David siempre dormía con nosotros en la cama grande, pero como las siestas las dormía solito y para evitar que se cayese, las dormía en su cama pequeñita. Y como podreís apreciar en la foto...las dormía muy a gustito!!

Raquel y Dani (los dueños de la casa) son encantadores y, junto con sus hijos , nos hicieron sentir como en casa desde el primer minuto.  Raquel es doula y Dani además de estar 100% implicado en la crianza de sus hijos, tiene unas ideas en torno a esta que nos resultaron muy afines y que nos encantaron. Aunque lo primero eran las necesidades de nuestros pequeños y ya sabeis que los peques no nos dejan mucho tiempo libre, siempre que podíamos sacábamos un ratito para compartir experiencias y aprender un poquito de todo lo que esta maravillosa familia nos podía enseñar.
Otro de los puntos fuertes de nuestra estancia en la casa fueron las maravillosas comidas caseras. 
Ellos son lacto-vegetarianos y, aunque nosotros comemos verduras en abundancia, no tenía muy claro como iba a adaptarme a este tipo de alimentación. Pero traemos de vuelta un par de kilitos de más para dar fé de que no solo nos adaptamos estupendamente, sino que disfrutamos como enanos. Raquel hace unas tartas (sin huevos ni leche) que están para chuparse los dedos, incluso hace su propio pan, del que me he traido la receta y no tardaré en hacer. Hemos probado cositas que nos han encantado y que no sabíamos ni que existían, como la nocilla de algarroba (sé que suena raro, pero está de muerte).
Raquel y Dani se encargan de realizar todo el trabajo (cocinar, limpiar, etc) para que las familias que allí se alojen puedan dedicar todo su tiempo a sus hijos, sin más preocupaciones.
En resumen os diré que son unas vacaciones que recomiendo, sin lugar a dudas, a todas aquellas familias que, como nosotros entiendan que criar es algo más que alimentar y vestir a nuestros hijos y que para afrontarla como merece, es necesario un proceso interior, un aprendizaje, que nos permita ser cada día un poquito mejores y poder ofrecer a nuestros hijos lo mejor de nosotros mismos.
Para mi han sido unos días muy enriquecedores, en los que he aprendido mucho,  tanto de Raquel, Dani y sus hijos María y Karlos, como de nosotros, como familia e individualmente. 
Han sido unos días que han servido para abrir puertas y mirar tímidamente que se esconde detrás. Ahora tengo por delante el verdadero trabajo...abrirlas de par en par y sin miedo a lo que pueda encontrar.
(Quedan más fotitos de excursiones, pero como se queda muy largo, lo dejo para otro post. Y como prometí, estoy contestando a todos los comentarios de los posts anteriores!)