Revista Opinión
NUESTRO APORTE¨No importa lo lento que camines mientras que no te pares.¨ ConfucioEstamos viviendo momentos inesperados, terribles y nuevos en la sociología política. Sus dimensiones, crueldad y sus efectos materiales y espirituales ninguna otra generación de venezolanos la había vivido desde que nos incorporamos al mundo verdaderamente civilizado. Es una realidad mundana que nos va dejando amargas experiencias y necesarias enseñanzas. Es una realidad que nos hace intolerables a la incoherencia de nuestros líderes aun cuando muchos de ellos asuman con responsabilidad sus errores. Lo importante es no cometerlos y alejarnos de las posturas sapienciales de quienes pretenden que las cosas deben hacerse ¨como yo digo¨ y los resultados deben ser ¨los que yo aspiro y deseo¨.No hay nada nuevo bajo el sol, pero, no todo está escrito todavía. Nuestra condición no puede ser más trágica y eso lo estamos padeciendo todos, por eso aquí hacemos falta todos. Las actitudes mesiánicas pueden conducirnos a lo que Pascal denominó ¨el quietismo irónico¨, en el que cuando mejor estamos es cuando no hacemos nada con respecto a cambiar esa realidad mundana si las cosas no se hacen como yo creo, o peor aún, como yo digo. Rechazamos el orden actual de la sociedad de manera tan absoluta, que en la práctica es como si lo aceptáramos todo, si no hacemos nada. Debemos entender que la realidad tiene múltiples determinaciones y percepciones.
El Eclesiastés nos señala que cualquier cosa que esté a nuestro alcance debemos hacerla según nuestras fuerzas, porque no existirán obras ni razones, ni ciencia ni sabiduría hacia donde nos encaminamos. Pero lo que hagamos no lo hagamos solos, nuestro aporte, nuestra contribución, está en el esfuerzo colectivo en defensa de la democracia y de la libertad, en nuestra lucha para evitar el látigo del tirano y la soledad de los esclavos. Es necesario diferir nuestras aspiraciones y ambiciones.La libertad pertenece a la estructura misma de nuestra conciencia y la ¨mala conciencia¨ consiste en no hacernos cargo de las propias cosas que podemos elegir y actuar como si no estuviésemos eligiendo nada, decía Jean P. Sartre. Tenemos que trascender a nuestro ego. Es nuestra conciencia humana la que nos obliga a participar en la lucha que tenemos planteada en un ambiente de extrema complejidad y de mucha incertidumbre y riesgo. No hay nada más peligroso que tener la razón frente a una dictadura, si no veámoslo en la Asamblea Nacional y la Fiscalía General. Lo que se requiere es unión, inteligencia, esfuerzo, paciencia y cordura. Ya habrá tiempo para dirimir nuestros aciertos y desaciertos. Lo importante es lograr el triunfo sobre la barbarie y el atraso. Estamos condenados a ser libres, repetía Sartre, pero además, exitosos y prósperos, justos y equitativos, digo yo.Neuro J. Villalobos Rincón @nevillarin[email protected]
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