AsociacionEducar | On 31, jul 2013
Las interacciones con los otros son la base de la cognición social: diversos trabajos demuestran que desde nuestro nacimiento el intercambio con los otros es fundamental para nuestra vida. Es por ello que cada día generan mayor interés las ciencias y disciplinas que muestran cómo nuestro cerebro es altamente social.
Profesionales de las Universidades de Parma y Turín fueron más allá y, en un artículo publicado en PloS ONE, expusieron una investigación en donde puede observarse cómo estás capacidades ya están presentes en la vida uterina.
Para llegar a esta conclusión los científicos examinaron mediante ecografía ultrasónica los desplazamientos intrauterinos diarios de gemelos por espacios de 20 minutos. Sus observaciones les permitieron advertir que a partir de la semana 14 de gestación realizaban movimientos para “comunicarse” con su par y, partir de la 18, esos contactos duraban más tiempo y eran más precisos. Las oscilaciones de acercamiento consistían en rozar la cabeza o la espalda de su compañero.
Para los investigadores, estos toques no fueron el resultado de la casualidad ni de compartir un mismo espacio, sino una muestra de comportamiento social.
A partir de la semana 14 de gestación
realizaban movimientos para “comunicarse” con su par…
Según expresa uno de sus principales autores, Vittorio Gallese, neurocientífico de la Universidad de Parma, en otros estudios realizados por él y su equipo pudieron descubrir el desarrollo motriz que se produce en la vida uterina y, además, lograron observar cómo, debido a la interacción de los gemelos, el mismo se va desarrollando antes. Gallese es un profesional reconocido por haber participado junto a Giacomo Rizzolatti y Leonardo Fogassi del descubrimiento de las neuronas espejo.
Si bien se deben seguir realizando pruebas, es interesante destacar la importancia que tiene para nosotros, los homo sapiens sapiens, la conducta social y cómo en etapas muy tempranas nuestro cerebro ya presenta tendencia a la interacción.
Si nos ponemos a pensar cada uno de nosotros en nuestra vida social y en nuestras relaciones con los otros, podemos darnos cuenta de lo fundamental que es desarrollar nuestras habilidades sociales y la gestión de lo que llamamos en Neurosicoeducación interacciones emocionales complejas, ya que una muy buena parte de nuestra vida y bienestar depende de ellas.
El buen desarrollo de las habilidades sociales depende, en gran medida, del tiempo de vínculos sanos con los otros y espacios de reflexión compartida en donde el conocer a la UCCM (unidad cuerpo cerebro mente) nos ayuda a lograr tolerancia, toma de perspectiva y respeto hacia las demás personas.
Cada día, en los distintos lugares en donde actuamos, deberíamos hacernos la siguiente pregunta: “¿hubo espacios para relacionarme con los otros, sin estrés, sin exigencias y que nos permitieran conocernos y enriquecernos con nuestras diferencias, experiencias e historias de vida?
Debemos tener presente que los lugares para vincularnos con los otros son los ámbitos que hacen a nuestra vida: pareja, familia, amigos, trabajo y educación. Estos jamás son una pérdida de tiempo sino, por el contrario, una maravillosa oportunidad de alcanzar nuestra mejor expresión humana.