Norte de Francia, una zona industrial venida a menos.
Rémy, un joven marginado y con poca autoestima, emprende una aventura absurda con Patrick, un psiquiatra no menos peculiar. Poco a poco nos daremos cuenta de que ambos tienen algo en común: son pelirrojos y viven en una sociedad hostil que los trata con rechazo, simplemente por ser diferentes. Entonces ocurre algo, y ambos emprenden un viaje disparatado, que a la vez es un viaje interior y una metáfora de su rabia y su desesperación.La historia, que tiene ramalazos surrealistas y absurdos, es un viaje hacia ninguna parte al que se someten los personajes. Como unos Don Quijote y Sancho actuales, la curiosa pareja camina por las carreteras y autopistas francesas buscando quimeras, luchando contra gigantes. Ambos están hastiados de la vida, de la sociedad racista y alienadora y emprenden un road rip destinado al fracaso, que, sin embargo, deja en evidencia cómo se sienten y por qué actúan de esa manera. Puede que el combate esté perdido de antemano, pero ellos luchan y no se rendirán fácilmente.Entre ambos surge también tensión, pues Rémy tiene ciertos complejos, es un hombre sin atributos y por ello, Patrick, encarnado por Vincent Cassel, añade ese gramo de locura que empuja a Rémy a tout casser, a romper con todo e ir delante sin pensar demasiado en las consecuencias (hay escenas de violencia que nos recuerdan inevitablemente a Michael Haneke) pero que además les lleva a hacerlo de manera poco convencional, alejándose casa vez más de aquellos ideales que persiguen (Irlanda, la tierra de los pelirrojos que Rémy ansía conocer porque cree que allí será libre), porque la espiral en la que se ven envueltos no les deja alternativa. Y no hay vuelta atrás.Aunque la película es arriesgada y desigual, sobresalen tanto el apartado visual como el musical, que integran a los personajes en su frustración, en sus deseos, en su emociones, de manera que la fotografía y la fuerza de algunas escenas son notables y destilan poesía y garra.Al final, hay un mundo sin esperanza, porque ese mundo no es el suyo, ambos son extranjeros y extraños en su propio entorno. Pero más allá de la historia, que se precipita hacia un final cantado (en el relente, resuenan ecos de Perros de paja, dirigida por Sam Peckinpah, o El último refugio, dirigida por Raoul Walsh), nos invita a pensarnos. Como en toda distopía, podemos reflexionar, sobre qué tipo de sociedad tenemos y queremos. Porque detrás de la vertiginosa historia, está Francia y la Europa wasp racista, que rechaza al “otro” por el hecho de ser diferente.Película rara, provocadora, incómoda, poética, violenta. Como curiosidad, cabe destacar que Romain Gavras da continuidad al mundo de los pelirrojos que inició en su videoclip “Born Free” de M.I.A. y continuó en el reciente “Gosh” de Jamie XX.
(Notre jour viendra, dirigida por Romain Gavras, Francia, 2010).