Título original:
What We Did on Our Holiday
Año:
2014
Fecha de estreno:
29 de Mayo de 2015
Duración:
95 min
País:
Reino Unido
Director:
Andy Hamilton y Guy Jenkin
Reparto:
David Tennant, Rosamund Pike, Emilia Jones, Harriet Turnbull, Amelia Bullmore, Bobby Smallridge, Ben Miller, Billy Connolly
Distribuidora:
A contracorriente films
La buena comedia puede sacar todo el partido a una situación, aunque esta pueda no ser lo suficientemente verosímil como para creértela en la vida real. En cambio, tratar de dotar del máximo realismo a algo dentro de una comedia le puede arrebatar toda la gracia. Todo esto depende la habilidad del guionista, del director y de los intérpretes, por eso este género es tan complicado. Nuestro último verano en Escocia sabe jugar con los ingredientes de la comedia, sin dejar que el drama le pise los talones al verdadero motor de la cinta. Esta producción británica peca de mostrar situaciones poco creíbles, pero consigue que esa alteración se convierta en una virtud y no en un defecto, a lo que hay que añadir un reparto que se gana al espectador desde el comienzo de la proyección.
Los guionistas han dado forma a unos personajes que hacen que una situación tan manida como una celebración familiar tenga elementos originales. El matrimonio que pasa por una mala situación y se ve obligado a convivir también es un tópico con más presencia en el cine que las explosiones en las películas de Michael Bay, pero afortunadamente ese recurso solo se emplea como catalizador para dar pie al resto de las tramas. La atmósfera conseguida también tiene una gran relevancia, ya que el ambiente positivo que se mantiene durante la película se contagia al patio de butacas, logrando las sonrisas más simples o complejas al sentirse cada vez más parte de esa familia. En ese núcleo familiar –como no- hay suficiente variedad de gustos como para que la identificación del espectador sea casi obligada: la mujer sumisa, el adolescente retraído, la niña inteligente/repelente, el abuelo enrollado… Pero una vez más esa herramienta de guionista se emplea correctamente para que la familia no parezca un ensamblaje de seres que no tienen ninguna relación entre ellos, ya que a medida que avanza se va cogiendo cariño a todo el mundo.
Precisamente eso tiene un gran mérito, no solo para esta película, sino para cualquiera. Porque meterse en el terreno familiar y que ningún personaje resulte totalmente deplorable es una hazaña a tener en cuenta. Sobre todo el campo en el que los guionistas suelen perder más credibilidad es en el de los niños. La cantidad de personajes jóvenes que resultan despreciables por la forma en la que están construidos es abusiva, casi se podría decir que mayoritaria, tanto en cine como en televisión. Pero si algo nos ha enseñado Shameless es que hay que dar libertad a los personajes, y eso incluye a los niños y adolescentes, no hay que cargarlos de clichés, porque así solo se demostrará que han salido de la mente de un adulto que ya se ha olvidado de cómo fue su infancia. Sin llegar al extremo de esa gamberra serie, los niños de Nuestro último verano en Escocia resultan entrañables pero a la vez son personajes autónomos, incluso llegando a protagonizar escenas con un gran poder emocional por su propia cuenta. Y cuando logras que unos niños protagonicen una escena sin que resulte forzado, con esa naturalidad propia de su temprana edad, de verdad se alcanza algo extraordinario.
Aunque la sensibilidad con la que se trata a los personajes infantiles sea uno de los platos fuertes, hay otros actores que no pierden su tiempo en pantalla en esta comedia. Billy Connolly se convierte en un gran enlace entre padres e hijos. Mientras que David Tennant y Rosamund Pike tienen una química notable y la excelente actriz consigue no aterrorizar a aquellos que seguimos pensando en Perdida, algo que se agradece. Esta comedia tiene un planteamiento simple, pero en parte eso es lo que hace que sea tan disfrutable, porque te dejas llevar con sus personajes. El humor negro le da el toque distintivo a la película para desmarcarse de ser un producto de sobremesa con buenas interpretaciones y unas situaciones que dan la vuelta a la inverosimilitud, para transformarla en tu reunión familiar más temida y emocionante al mismo tiempo.
7/10