Ya os contamos como fue nuestra llegada a Venecia, la primera vez que los niños cogían un avión, y el primer día recorriendo el centro de la ciudad de los canales con dos niños, un carrito y una embarazada en este post anterior. También os dejo de nuevo enlace a Iati seguros, donde cogimos un seguro familiar para los 5 días de viaje.
Hoy os enseño en este vlog como fueron el resto de los días, en los que vimos otros barrios de Venecia y la visita a Burano, la isla de los colores:
Día 3 Venecia: barrios San Polo, Dorsoduro y paseo en Góndola
Este día hacía mucho más calor que el anterior, para mí embarazada, muucho calor.
Cogimos el vaporetto que nos llevó hasta la Iglesia de Santa María de la Salud, justo enfrente de San Marcos. Así desde ahí iríamos subiendo por el barrio San Polo hasta llegar a Rialto y poco más arriba cruzar hacia nuestro barrio. Os dejo aquí un enlace donde podréis ver las líneas de vaporetto, nosotros lo llevamos impreso para tenerlo a mano. Siempre cada viaje cuesta 7€, y no en todas las paradas hay para sacar tickets combinados de varios días. Nosotros finalmente pagamos 7€ cada trayecto. Los menores de 5 años no pagan, así que nos fue fenomenal, Minerva cumplió los 5 unas semanas después del viaje.
Justo llegamos en horario de misa, y no pudimos entrar (creo que era a partir de las 12 que no dejaban entrar). Así que almorzamos y la visitamos tranquilamente por fuera. El barrio es muy chulo, calles amplias, más tranquilidad que en la zona de Rialto y San Marcos para pasear, y plazas más acogedoras y económicas para tomar algo o comer. No pudimos ver el puente de la Academia porque estaba en obras, y a la galería tampoco entramos.
Nosotros comimos en la Plaza Santa Margarita, en un pequeño restaurante donde nos atendieron fenomenal.
Hacía tanto calor para estar en la calle después de comer que subimos hasta el Museo de Historia Natural de Venecia. Todo un acierto. Una hora y poco nos costó verlo. Encontraréis todo tipo de animales, es muy curioso de ver, aunque es mejor no pensar como llegaron esos animales ahí, pero para los niños fue toda una aventura. Había huesos de dinosaurio, zonas con fósiles, huesos humanos, los animales… Nos gustó mucho. Y aire acondicionado, claro. Como anécdota os contaré que mi hijo tuvo ganas de ir al baño y al acompañarlo apoyé las gafas de sol en el expendedor de papel higiénico…y ahí se quedaron. Cuando caí donde estaban llamé para pasar a recogerlas, pero los lunes cierran y no pude ir. Bye Bye gafas.
Al salir nos costó un poco encontrar la calle que diera con la salida a la parada de vaporetto para poder cruzar a nuestro barrio, teníamos justo enfrente nuestra calle pero tuvimos que callejear para poder encontrar una parada que nos cruzase de acera porque no había puentes.
Pasamos por casa a dejar el carro y nos fuimos a buscar una parada de paseos en góndola. Sí, turistada total, pero había quien nos la había recomendado sin duda. En cada zona que visitéis, veréis gondoleros, el precio es siempre el mismo, pero el recorrido es diferente, cada uno da un paseo por su zona, no van todos por San Marcos, Rialto, etc. Así que elegid bien. Nosotros cogimos la góndola cerca del Ca de Oro, y nos callejeó por “nuestras” calles, así que a mí me dejó un poco igual. Quizá de haberlo cogido en la zona de San Marcos o Rialto hubiera tenido más encanto, pero tras haber pasado por tantas calles bonitas con sus canales, no nos mostraron nada “nuevo”.
Y los gondoleros no cantan jaja os lo digo porque se lo dijimos a mis hijos muchas veces que cantan “oh sole miiiooo”, y luego esperaban una canción o algo, así que mi hija fue cantando parte del trayecto como veréis en el vídeo.
El paseo dura media horita nada más. Cierto es que al atardecer mola más, por eso es también más caro. Hay que tener todo en cuenta.
¿Os recomiendo el paseo en góndola? Si vais a Venecia…creo que es imprescindible un paseo en góndola, igual que comer pizza. A los niños les encantó, pero creo que es muy caro para el paseito que fue, pero claro, no dejéis de hacerlo, no sabéis cuando volveréis a Venecia.
De ahí ya nos fuimos al supermercado a comprar algo de verdura, y a casa a cenar. El supermercado estaba “camuflado” en un edificio de un antiguo teatro, muy bonito para ser un supermercado.
Día 4 Isla de Burano
Para llegar hay que coger un vaporetto, para variar. Subimos a la parada de Fondamente nove. Hay varios andenes, fijaros bien cual es la línea que hay que coger. Hay mucha gente para subir al vaporetto, así que si queréis sentaros (40minutos de viaje), hay que ir con suerte. En todos los vaporettos hay una zona destinada a gente con movilidad reducida, niños y embarazadas, así que hay nos sentamos casi todas las ocasiones. Mi hija no se llegó a marear, pero hacía calor dentro del vaporetto.
Al llegar a Burano seguimos a la gente para llevar “al centro”, y lo primero fue parar a almorzar y refrescarnos. Hacía bastante calor. Como embarazada, sentía que hacía mucho calor, demasiado. Así que fui buscando la sombra y bebida fresca todo el día. Los demás pasaron calor, pero el normal.
No hay “nada” que ver en la Isla de Burano, simplemente recorrerla y encontrar bonitos rincones. Se dice que está pintada de colores porque en invierno con la niebla los pescadores no encontraban sus casas, y las pintaron para poder diferenciar la suya. Es una isla preciosa. No os vayáis de Venecia sin verla. Si os adentráis por las calles encontraréis zonas más tranquilas. Sin quererlo mientras paseábamos dimos con la casa más colorida de Burano.
Hay casas de todos los colores, nosotros fuimos fotografiándonos en todas para hacer este collage:
Como en Venecia, a Burano fuimos con el carrito, e igual de bien, en los puentes carro a cuestas y listo, incluso en alguno había rampas y todo. Lo bueno de llevar carro es que ahí cargábamos la mochila de la merienda, agarrábamos el trípode para hacernos autofotos… y como os digo en el vídeo, para subir y bajar de los vaporetto no hay ningún problema ni escalón.Después de comer que hacía mucho calor nos fuimos a una zona verde en un extremo de la isla a jugar un rato mirando el mar bajo un árbol. Fue un rato entretenido, porque la pelota cayó al agua, el papi subiendo a un par de barcos aparcados la recuperó, ayudamos a un pajarito que se debía haber caído de su nido, vino una señora super mayor que nos dio dulces típicos de Burano que hacía ella para probarlos… Fue un rato muy auténtico jaja
Sobre las seis de la tarde ya estábamos en Venecia. No paramos en Murano, isla famosa por su cristal, porque la isla no es igual de bonita, y yo no tenía energía para seguir con el calor. Así que callejeamos por Venecia para cenar cerca del apartamento y a preparar maletas. El peque se nos quedó dormido en la cena después de todo el día de trote.
Día 5 Vuelta a casa
Cogimos el vaporetto rumbo a Piazzale Roma, y cogimos billetes de bus para ir al aeropuerto. Elegimos sin querer un autobús diferente, y este hacía muchas paradas. No tardó mucho más en tiempo, pero tanta parada y giro se nos hizo más pesado. Una vez en el aeropuerto tuvimos un poco de problema al hacer el check – in, igual que en España, porque nuestros asientos aparecían separados y eso no puede ser porque 1.- Yo pagué por poder elegir asientos 2.- Los niños no pueden ir separados de los padres. Eso sí, ambas maletas nos las subieron al avión, aunque solo habíamos facturado (y pagado) por una, así que fuimos con las manos más libres.
Pasados dos meses del viaje aún se acuerdan de muchas cosas, saben explicar donde estuvimos, como fuimos, y curiosidades. Preguntan también cuando volveremos a Venecia. De momento ya les hemos dicho que nuestro siguiente destino será por España, en Cantabria. Pero esta vez de manera muy diferente, nos iremos en una tienda de campaña tipo comanche (si queréis saber que es podéis vernos con ella aquí). Nos encanta viajar, y creemos que a ellos también les beneficia viajar y pasar tanto tiempo juntos.