- Nos gustaría votar a favor de principios, más que de ideologías: nunca hemos entendido el voto esclavo a "mi" partido o a "mi" ideología, aunque estuviesen haciendo lo peor de lo peor. Las ideologías sirven para dividirnos en derechas e izquierdas, más que para unirnos en una dirección. Y ya se sabe: "divide y vencerás".
- Nos gustaría votar a favor de mayorías minoritarias: no hay nada más sano que los distintos tengan que dialogar para ponerse de acuerdo. ¡Ojalá que a quien votemos nunca logre mayoría absoluta!
- Nos gustaría votar a favor de personas que no hayan vivido de la política, y que se limiten los ingresos de la política, e incluso los compartan. Y también a favor de los que buscan que quienes les apoyan les financien, en lugar de dilapidar en carteles y folletos los presupuestos públicos.
- Nos gustaría votar a favor de una política sin fronteras, o con las menores fronteras posibles. Y a favor de quienes den respuesta digna y no como ganado al problema de los refugiados, sabiendo que nosotros también lo fuimos, y que somos seres humanos en distintas circunstancias.
- Nos gustaría votar a favor de la paz, en lugar del "ojo por ojo".
- Nos gustaría votar a favor de los puentes, del entendimiento y de los consensos, y no de la crispación, del insulto o la descalificación, o del "y tú más" que tanto predomina en nuestra política.
- Nos gustaría votar a favor de actuaciones por la igualdad, aunque ello suponga que se reduzcan en concreto nuestros privilegios o los beneficios que puedan tener actualmente nuestras creencias. Somos conscientes de que quizás ello suponga desaprender lo aprendido y entender de verdad que el verdadero cambio empieza por uno mismo.
- Nos gustaría votar a favor de una revolución y un cambio de las estructuras, más que de un mantenimiento del "status quo", aunque éste nos beneficie personalmente.
- Nos gustaría votar a favor de un modelo distinto de educación, donde prime más la búsqueda de la felicidad de los niños y futuros adultos, que la búsqueda de un puesto de trabajo.
- Nos gustaría votar a favor de quienes entiendan mejor que las estructuras están al servicio de la persona, y no para "aborregarnos".
- Nos gustaría votar a favor de quienes apuesten por un planeta que no está a nuestro servicio para usarlo y abusar de él, sino del que formamos una pequeñísima parte.
- Nos gustaría votar a favor de los que estén dispuestos a probar experimentos y laboratorios de vida, que nos hagan vislumbrar que existe algo más que esto que vivimos.
- Nos gustaría votar a favor de quienes estén a priori más dispuestos a plantar cara a los poderosos y las multinacionales en sus injusticias. También a favor de nuevos esquemas financieros, aunque luego no consigan el 100% de sus propósitos. Especialmente importante será saber distinguir bien entre lo justo y lo legal.
- -Nos gustaría votar a favor de quienes no temen dar la voz a la gente, en lugar de darles mordaza.
- -Nos gustaría votar a favor de quienes se planteen que quizás nos toca a todos vivir con menos sin ser menos, frente al mantra del "crecimiento, crecimiento" de unos a costa de otros.
- -Nos gustaría votar a favor de quienes sean más sordos a las advertencias sobre lo imposible.
- -Nos gustaría votar a favor del corazón, más que del bolsillo, del estado del "bienser" más que del "bienestar", y de una vida que no sea sólo trabajo y producción para tener más.
- -Nos gustaría votar a favor de las utopías, más que del miedo
Quizás muchos coincidamos en votar a favor de estos principios, y votemos al final por colores distintos. No pasa nada. No pretendemos convencer a nadie. Y votes lo que votes tendrá su sentido. A fin de cuentas es más importante ser feliz que tener razón. Y si el que hemos elegido nos falla en estos principios, no vacilaremos en votar a otros en las próximas elecciones. De todas formas, por muchas urnas que nos pongan delante, siempre deberemos saber diferenciar entre Democracia y Libertad. Pero si todos los partidos, algún día, trabajan en favor de estos principios, quizás mucho habrá cambiado entonces.