Hace pocos días andando por plena ciudad me paró un chico muy amable queriéndome vender una suscripción a una especie de videoclub online. Tenía tiempo así que le dejé hablar y escuché con atención su discurso:
"-¿Qué clase de películas te gustan?" Me dijo.
A lo cual me quedé pensando un rato (ejem es que me gustan muchas) pero al final le contesté:
"-...ciencia ficción, fantasía, terror..." "-Ahh yo iba a decirte por tu aspecto comedias románticas ¿no te gustan las románticas?" "-No, no me gustan..."¿Simple estrategia comercial? está claro, pero también es un fiel reflejo de lo que somos: seres humanos prejuiciosos.
Y curiosamente esta breve conversación fue el empujoncito para escribiros esta reflexión que llevaba tiempo barruntando como trasladaros al blog: Nuestro aspecto y los prejuicios. Así que me vais a permitir que publique este off-topic un poco trillado porque si, porque hoy apetece:
Estoy convencida que absolutamente todos y todas nos hemos sentido prejuzgados algunas veces. Sabemos lo desagradable que es, sobretodo si los prejuicios que tienen sobre nosotros son peliagudos y no una mera conversación con un comercial que busca "engancharnos". Aún así seguimos prejuzgando a los demás, ¿por qué?
Esto no es un artículo de investigación científica (obviamente) así que no os voy a hablar de los motivos biológicos/psicológicos que nos empujan a prejuzgar, os voy a dar mi opinión y perspectiva.
A todos se nos prejuzga si, pero creo que las mujeres sabemos más de esto que nadie. No es ningún secreto que tenemos que demostrar más en muchos aspectos de la vida.
El hecho mismo de cuidar de nuestro físico en muchas ocasiones juega en contra nuestra de una manera aplastante para que nos tomen en serio. Cuando una chica va "mona" y "bien puesta" es que debe de ser tonta o hija de papá, cuando no algo peor. Conste que en la mayoría de las ocasiones yo misma soy un poco desastre en cuanto a la ropa y a ir "fina"... pero me sigue indignando que alguien sea tan estúpido de creerse que por llevar falda y maquillaje somos más bobas que él/ella.
Pero es que el no hacerlo también nos perjudica. Si un hombre viste de manera "descuidada" es que va informal y puede estar hasta atractivo. Pero... ay amig@s si lo hace una mujer, el reparto de adjetivos puede ir desde "chicazo" a dejada y hasta guarra (perdón por las palabras, pero la realidad es la que es). Así que: chicas, cuidado en como os vestís porque... bien, mejor no tengáis cuidado, tarde o temprano os van a prejuzgar vayáis como vayáis.
¿En serio no vemos más allá de nuestro ombligo?
Pero por supuesto el tema de los prejuicios es mucho más amplio que una cuestión de género.
Por poneros otro ejemplo los prejuicios intelectuales están tan arraigados en nosotros como el respirar.
A mi modo de ver la pedantería es un comportamiento demasiado tóxico para pasarlo por alto.Parece ser que hablar de manera coloquial o el no pronunciarse sobre ciertos temas le hacen a uno/a falto de neuronas a ojos de según que personajes. Curiosamente suelen ser los de mentes más estrechas...
A nosotr@s que de vez en cuando nos gusta hablar de maquillaje, de "potis" y demás "banalidades"... ¿os pensáis que no nos toman por mem@s en según que ambientes? y eso desconociendo por completo nuestro nivel cultural o intelectual, dando por hecho que si hablamos de temas más "ligeros" lo tenemos más bien escaso.
Como si una ley no escrita afirmara que hay que conversar sobre Proust o debatir la teoría de las cuerdas para demostrar inteligencia. Porque de eso se trata, de demostrar estar "por encima de", de APARENTAR.
De apariencias viven muchos, siendo tan cortos de miras como para no ver que el ser humano tiene muchas facetas, y que no hay necesidad de demostrar nada ni debatirlo todo para ser curioso, listo o válido.
Hay más, mucho más, porque los prejuicios nos rodean. Y cierto es que puede sernos de utilidad la primera impresión que tenemos de alguien, tampoco es menos cierto que siendo personas adultas y complejas como somos podemos tener un poco más de tiento e ir más allá de esa primera impresión. Y es que si: las primeras impresiones y las apariencias pueden ser muy engañosas.Desde aquí, desde mi humilde blog quiero trasladaros esta preocupación, y la necesidad que tenemos todos de dejar de juzgar tanto al resto de seres humanos.Por que detrás de cada persona hay muchas experiencias y todo un mundo que desconocemos.Ya sabemos todos que hay que ignorar o no preocuparnos por lo que dicen y piensan los demás de nosotros. Por supuesto, pero siendo sincer@s ¿quién no le ha dado importancia alguna vez? también es humano.
En mi opinión la solución no solo pasa por ignorar sino que es necesario educar, tanto a pequeños como a grandes, en el respeto hacia los demás. Y sobretodo en no juzgar sino queremos ser juzgados.
Hay tantos gestos que podemos hacer en nuestro día a día para que estas cosas no pasen...: no mirar mal a quién es diferente, preocuparnos más por como hacemos nosotros las cosas que por como las hacen los demás, dar una oportunidad de conocer a todo el mundo (el tiempo es muy sabio y nos dirá quién se queda y quién se va), hacer más lo que nos gusta y querernos más para poder querer al resto...
Yo no soy ninguna santa ni mucho menos un ejemplo, pero como digo son infinidad las cosas que están en nuestras manos para evitar que por culpa de estos prejuicios hagamos daño y nos lo hagan. Para evitar que vivamos con la máscara puesta por miedo al "qué dirán".Termino la entrada de hoy, espero que me perdonéis el tostón que se que no es lo habitual, pero me ha encantado compartir con vosotr@s estos pensamientos más íntimos de lo habitual. Espero que también os haya gustado leerlos ;)Y por cierto, ¿cómo han influido en vosotr@s los prejuicios? hoy más que nunca estaré encantada de leer vuestras experiencias y opiniones.
Un fuerte abrazo y recordad: muy pronto volvemos, ¡atent@s al blog!