Revista Cultura y Ocio

Nueva adquisición: «Cuentos del abuelo»

Publicado el 05 enero 2016 por Carmelo Carmelo Beltrán Martínez @CarBel1994
Creo que puede ser bueno ir comentando las novedades con las que me voy haciendo. Muchas veces una novela no tiene más que una reseña y eso hace que su contenido en el blog quede algo escaso. Por ello, me propongo darles más protagonismo, haciendo que se vean más veces. Así nace la sección Nuevas adquisiciones. 
Las novelas que tienen el placer de estrenarla son la colección de cuentos de Gabriel Rodríguez de las Heras: «Cuentos del abuelo»
Nueva adquisición: «Cuentos del abuelo»
Cuentos del abuelo I
Adelina, trenzas largas Adelina era una niña con las trenzas bellas y largas. Ella, que era muy bondadosa, se cortó una trenza para ayudar a una bordadora que había agotado su hilo de oro. La otra trenza se la dio a un pescador que había roto su sedal de pescar, quedándose pelona. Pero, por estas acciones, Adelina recibió un regalo increíble. La casa de los muebles encantados En una panadería vivían dos niñas que tenían como juguetes preferidos un sillón, dos sillas y una cama. Estos muebles recibieron de un hada el don de poder hablar, regalo que perdieron por salvar la vida de sus pequeñas amitas. Pero el hada los recompensó enseñándoles a expresarse de otra forma. Gustavo, aprendiz de fantasma Gustavo era un niño fantasma que pasó por pruebas duras, dolorosas e ingratas en su aprendizaje de duende, terminando descalabrado, arañado y lleno de moratones en sus intentos de ser un espectro, para, al final, terminar con una sábana agujereada y sucia y, en vez de cadenas, con una ristra de botes vacíos atados a un tobillo.
Cuentos del abuelo II
El jilguero Blas Un jilguerillo nació con el pico torcido hacia arriba, por lo cual pasaba hambre porque la comida se le caía del pico. Su padre voló buscando consejos y ayudas para salvarlo, y hasta se enfrentó al temible gavilán. Al final, él mismo encontró la solución, un sistema que después le copiaron los humanos para dar de comer a las personas enfermas. Araceli y su muñeca de trapo Areceli era una niña tan pobre que ni juguetes tenía. Su madre recogió de la basura una muñeca toda rota, la lavó, zurció y limpió y, aunque quedó hecha un adefesio, se la entregó a su hija, quien la recibió como la muñeca más linda del mundo. Tanto la quería y mimaba que contagió su afecto a los demás. El girasol testarudo Pedro era un girasol testarudo y cabezón que, porque el hortelano lo plantó en un surco que él no quería, se declaró en huelga de cabeza vuelta. Así, mientras todos los girasoles miraban al sol, él daba la espalda. Aquello resultó un problema mayor de orden público que solo una linda girasola supo resolver.
Cuentos del abuelo III
El burro presumido Palomo era un asno muy bello pero muy tonto. Confundía la B con la V y era el último de la escuela. Los animales de la granja se reían de él y de su forma presumida de vivir. Pero tenía un amigo: el espejo de su casa, que se convirtió en su conciencia y lo enseñó a comportarse, hasta conseguir que todos lo aceptasen. El osito lengua de trapo Los osos eran enemigos entre sí porque hablaban idiomas diferentes y no se entendían: los osos blancos peleaban con los panda; estos, con los grises, y los negros mordían a todos los demás. Pero nació un osito que chapurreaba una lengua extraña y desconocida que tuvo la virtud de que todos se hicieran amigos... La niña aprendiza de hada Blanquita era una niña aprendiza de hada a la que le gustaba jugar al fútbol, subirse a los árboles y corretear. En su atolondramiento rompió su varita mágica y para no ser castigada la ocultó y trató de arreglarla por su cuenta, llegando a mentir a su madrina. Un acto de valentía arriesgándose por salvar a un gato vino en su ayuda.
@CarBel1994

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