<\/param> <\/embed><\/object><\/div>";" alt="" /> Hoy sabemos que el cansancio puede hacer estragos, y eso los indignados no lo deben permitir. Se entiende que después de años de permanecer dormidos, ahora se necesite tiempo para organizarse y encontrar el camino, pero no se puede morir de asamblearismo, hay que tirar para adelante. Las asambleas son un medio y no un fin.
Mi opinión es que se ha trabajado muy bien, se ha conseguido un eco mediático que se ha extendido por todo el mundo, pero ahora llega la segunda etapa, volcar todo lo conseguido en unas propuestas concretas y tratar de conseguir los objetivos fijados.
Es ahí hacia donde debe dirigirse este movimiento. Es el momento de que esas propuestas se hagan efectivas y comprometan a quienes puedan llevarlas a cabo.
En primer lugar, se debería abandonar la Puerta del Sol como lugar de acampada permanente. El movimiento debe consolidarse en los barrios y pueblos, en lugares más cercanos a los ciudadanos. La Puerta del Sol debe quedar para las asambleas generales, realizadas cada cierto tiempo, donde se tomen las últimas decisiones.
Es la hora de que se nombren portavoces (seguramente con carácter rotativo, es lo mejor) para que las propuestas que ya han salido consensuadas lleguen al poder político y haga que los gobernantes y los partidos políticos se posicionen ante ellas. Recordemos que dentro de nueve meses, máximo, habrá elecciones generales, y es en los programas de los partidos, que decidan implicarse, donde se pueden introducir.
Todo esto sin dejar de lado la movilización y la protesta. Hay que iniciar un reto largo pero continuo, hasta que se consigan los objetivos primordiales. Por ejemplo, se podría institucionalizar una manifestación-concentración, todas las semanas, del tipo de las que han venido realizando, durante años, las Madres, hoy Abuelas, de la Plaza de Mayo en Argentina. De esta forma se mantendría el eco mediático y ayudaría a mantener la cohesión del movimiento.
En fin, se han puesto los cimientos pero queda mucho por hacer. Se trata de que el Movimiento se mantenga activo y empiece a conseguir, de forma práctica, los objetivos fijados. No es fácil, pero la salida de este maratón ya se ha dado y hay que llegar a la meta, sin pausa. Es una lucha larga, pero vale la pena. No olvidemos que gracias a este movimiento, muchas ciudades, también fuera de nuestro país, se han movilizado y están observando qué hacemos, esperando los pasos a seguir. Y ¡ojo!, hay muchos interesados en que esta carrera no llegue a buen puerto, y si consiguieran su objetivo, estaríamos condenados a permanecer durante mucho tiempo sometidos a este sistema, el mismo que ha provocado nuestra indignación.
Con responsabilidad, con energía, ¡adelante!, hacia una democracia real ya.
Salud y República