Hoy Joaquín Torres, director de A-cero, recomienda la exposición que puede verse en el Prado desde el pasado 8 de Noviembre hasta el próximo 25 de Marzo de 2012: “El Hermitage en el Prado”. La exposición completa el intercambio de colecciones sin precedentes acordado entre los dos grandes museos, español y ruso, e iniciado a principios de año con la presentación de ‘El Prado en el Hermitage’ en San Petersburgo, exposición que se convirtió en la de mayor éxito de público en la historia del Hermitage con más de 600.000 visitantes. Ambos proyectos se inscriben en el marco de la celebración del año Dual España-Rusia 2011.
Comisariada por Mikhail Piotrovsky, director del Hermitage, convierte las salas de exposiciones temporales de la ampliación del Prado en un “pequeño Hermitage” brindando al público la excepcional oportunidad de conocer no sólo las magníficas obras de arte y arqueología que conserva el gran museo ruso y cuya amplia selección dará cuenta de la riqueza de sus colecciones, sino también la historia del Hermitage. El San Sebastián de Tiziano, el Tañedor de Laúd de Caravaggio, el San Sebastián de Ribera, y el Almuerzo de Velázquez en pintura, dibujos de Durero, Rubens, Watteau e Ingres y, entre las esculturas, pueden destacarse el boceto en terracota de Bernini para el Éxtasis de Santa Teresa, y una de las obras maestras en mármol de Antonio Canova, la Magdalena penitente. También grandes nombres del Impresionismo y Postimpresionismo e importantes obras de Picasso, Kandinsky o Malevich.
Ubicado en un conjunto de edificios palaciegos al lado del río Neva y, sobre todo, en el Palacio de Invierno que fue la residencia en el siglo XVIII de la Zarina Catalina la Grande, el State Hermitage Museum de San Petersburgo es uno de los más grandes y espectaculares museos del mundo. Sus colecciones abarcan el Egipto de los faraones, las culturas siberianas, el mundo grecorromano y llegan hasta el arte renacentista, la escultura neoclásica, y la pintura de Matisse y Picasso. Es uno de los poquísimos museos que, fruto del coleccionismo de los zares, empezando con Pedro el Grande (1672-1725), así como del coleccionismo privado de vanguardia del siglo XX, se puede considerar verdaderamente enciclopédico.