Revista Cocina

Nueva revisión sobre el lenguaje

Por Luistovar

Nueva revisión sobre el lenguaje
Antes de nada, debo confesar que padezco el molesto hábito de revisar continuamente todas mis ideas —y las de otros— a la luz de la razón y la evidencia. Sé que esto resulta escandaloso e incomprensible para muchos. Pero yo no puedo aceptar creencias de cualquier tipo sin someterlas a un escrutinio permanente de acuerdo a la lógica y a los hechos. Esto implica la posibilidad de modificarlas o suspenderlas o anularlas si no pasan el examen racional. Por supuesto que esto no me salva a mí, ni a nadie que lo haga mismo, de creer en cosas erróneas. Debido a que estamos todos estamos siempre sujetos a la posibilidad de error es por lo que me parece imperativo que analicemos todas nuestras creencias sin excepción para comprobar su validez.
Es necesario que señale ese punto porque en este artículo pretendo corregirme a mí mismo en parte.
He dedicado varias entradas al tema del lenguaje. La reflexión sobre el lenguaje es una tema recurrente en filosofía, ya que el lenguaje es la única manera de expresar los conceptos que maneja la filosofía. En el siglo XX, la reflexión sobre el lenguaje ocupó un puesto predominante gracias a la corriente analítica y al trabajo de pensadores como Ludwig Wittgenstein.
En mi artículo Lenguaje y Especismo, que escribí hace ahora siete de años, analizo la influencia del especismo en el lenguaje. En ese artículo concluyo, entre otras cosas, que decir animales para referinos a los animales no humanos es una forma errónea de expresión, porque esa división tiene un origen especista y contradice la ciencia, la cual establece que los humanos son un tipo de animales y son no una categoría separada de los animales. Bien, ya no estoy acuerdo con esta conclusión. He revisado el razonamiento y he llegado la conclusión de que mi juicio no era del todo correcto. Ahora explicaré por qué he cambiado de parecer.
Los presupuestos de los que partía aquel razonamiento me siguen pareciendo correctos: [1] aquella división lingüística tiene un origen especista y [2] no concuerda con la ciencia. Esto sigue siendo acertado. Ahora bien, a partir de estas dos premisas no se puede derivar lógicamente un rechazo al uso del término animales como sinónimo de animales no humanos. 
En la primera premisa, estaba cometiendo una falacia genética, que consiste en valorar un elemento atendiendo a su pasado originaria, antes de que el elemento existiera como tal, en lugar de valorar el elemento como entidad singular que existe en el presente y tiene su propia historia. El hecho de que la expresión "animales", como sinónimo de no-humanos, naciera por causa de un pensamiento especista no equivale necesariamente a que la expresión en sí misma sea especista. Hay que valorar la expresión en sí misma, por lo que significa, y no sólo por la causa anterior que la originara.
En la segunda premisa, estaba cometiendo un error categorial al creer que el lenguaje coloquial debe ajustarse o coincidir necesariamente con el lenguaje científico. Esto no tiene por qué ser así. Son categorías diferentes. No existe en realidad tal cosa como "el lenguaje" sino que existen lenguajes que son diferentes y adaptados a cada ámbito de la vida. El uso coloquial del lenguaje no equivale al uso científico del lenguaje. Son dos contextos diferentes. Esto no significa que la coloquialidad justifique contradecir la ciencia. Sólo significa que el uso coloquial no sigue el mismo patrón de rigurosidad y exactitud que el lenguaje científico, y es un uso en el que prevalece la economía y la sencillez de expresión como prioridades.
Esta teoría sobre la diversidad de lenguajes obviamente no es mía sino que remonta por lo menos al trabajo de Ludwig Wittgenstein. Así lo explica James Robinson en su artículo Wittgenstein, Sobre El Lenguaje:
«Wittgenstein afirmó que su concepción del lenguaje en el Tractatus era demasiado general, demasiado estrecha y demasiado esencialista. El lenguaje opera de diferentes maneras; intentar reducir el lenguaje a esencias que obedecían sólo una clase de lógica era, finalmente, una idea errónea y distorsionante sobre cómo el lenguaje opera en la realidad.»
«En pocas palabras, Wittgenstein rechazó su anterior idea de que las palabras se entienden por lo que designan en la realidad, ya sea como referentes empíricos o representaciones pictóricas en la mente. Wittgenstein no cree ya que exista una estructura lógica del lenguaje (y del pensamiento), que corresponda a la estructura lógica del mundo de modo directo. Por el contrario, el uso del lenguaje implica el uso de numerosos tipos de estructuras, de modo que el significado de una palabra o enunciado depende del contexto en el cual es usada. Como sucintamente lo dice Wittgenstein “el significado de una palabra es su uso en el lenguaje”
Esto significa que cuando decimos "animales" específicamente para referirnos a los animales no humanos no estamos expresándonos de forma incorrecta ya que ese término es el que se usa para en coloquialidad para referirnos a los animales no humanos. Se trata de una cuestión de economía del lenguaje, que es el principio que rige el lenguaje coloquial, pero que no rige igual en el lenguaje científico.
En la ciencia, la división tripartita de los elementos de la naturaleza entre minerales, vegetales y animales ya no está vigente. En la actualidad, los seres vivos se dividen en cinco reinos. Sin embargo, esto es irrelevante para el nivel coloquial. ¿Por qué? Porque el nivel de la realidad en que manejamos el lenguaje coloquial no necesita de esa nueva división.
En el lenguaje coloquial llamamos vegetal a cualquier ser vivo que no sea un animal. Y también llamamos animal a cualquier ser vivo que pueda sentir, aunque la clasificación científica de los animales no se base en la sintiencia. En filosofía tampoco usamos los términos del mismo modo que en la ciencia. El error por tanto consiste en confundir el nivel científico con el nivel coloquial del lenguaje. La expresión coloquial no coincide con la científica, pero, en este caso, eso no afecta a la comprensión ni a la lógica del significado que se pretende expresar.
Mi explicación se basa en reconocer una división en el lenguaje basada en diferentes niveles, ya sea el nivel científico, filosófico, coloquial, u otros.
Es conocido el postulado de Guillermo de Ockham acerca de la simplicidad explicativa; el cual dice así:
Pluralitas non est ponenda sine necessitate  
La pluralidad no se debe postular sin necesidad.
No veo por qué no aplicar este principio al lenguaje. Si la ciencia necesita ampliar la división ontológica más allá de la división mineral/vegetal/animal es correcto que lo haga. Pero si nuestra vida cotidiana no lo necesita entonces no hay que razón que justifique obligar al abandono de la división tradicional si ésta resulta operativa. El uso coloquial no niega la ciencia; sólo funciona a otro nivel.
A nivel coloquial, el lenguaje funciona basado en el principio de economía, y es correcto que sea así aunque no coincida con la clasificación científica. Esto se aplica para la distinción entre humanos y animales; y para la distinción entre animales y vegetales. Es por esto que a nivel coloquial no sería erroneo ni especista decir "animales" para referirnos específicamente a los animales no humanos. Lo mismo se aplica a expresiones como "explotación animal" o "productos animales" o "productos de origen animal" y similares.
Debo aclarar que no estoy apelando a la tradición como argumento. No estoy diciendo que el uso sea el correcto porque es el tradicional, y porque es el tradicional debe ser el correcto. Si menciono que determinado uso coloquial es tradicional, lo señalo sólo como característica descriptiva; no argumentativa. A nivel coloquial, sería correcta la expresión tradicional que diferencia entre animales y humanos, pero no es correcta porque sea tradicional sino porque es operativa a nivel coloquial. 
Es por todo esto por lo que he cambiado de forma de pensar sobre este punto. No creo estar haciendo ninguna concesión al especismo. Sólo estoy reconociendo que los mismos términos pueden significar de forma diferente según el uso contextual.
Estoy de acuerdo con Igor Sanz en que debemos cuidar el lenguaje, porque el lenguaje conlleva ideas implícitas a los términos, pero yo no considero que el lenguaje establezca nuestra forma de pensar o nuestra forma de ver la realidad. El lenguaje es una mera herramienta del pensamiento y el pensamiento existe y funciona de forma independiente a él. Cuando nos encontramos con nuevas realidades creamos nuevas palabras para describirlas.
No hay evidencia de que las palabras sean las que determinen nuestra forma de ver el mundo. No son las palabras las que modelan nuestra forma de pensar; en realidad son los conceptos, a través de los que juzgamos los hechos, los que vertebran nuestra mente. Las palabras se asocian a conceptos, a ideas, a experiencias, y surgen nuevas palabras para denominar a las nuevas realidades que conocemos. 
En un principio pensé corregir aquella entrada que mencioné al comienzo, pero me di cuenta de que eso no sería honesto, porque no se trataba de un mero error de escritura o de expresión, sino que era un cambio en mi pensamiento sobre este asunto. Así que decidí escribir esta nota al respecto. Además, siempre cabe la posibilidad de que me equivoque, y es mejor conservar diferentes perspectivas sobre una misma controversia para poder contrastarlas entre sí y seguir revisando las ideas.
Antes de cualquier debate debemos asegurarnos de que usamos los términos en el mismo sentido, o de lo contrario no podremos entendernos correctamente.

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