Vale que la crisis no nos permite avanzar demasiado. Asumamos que la situación deja poco margen para progresar. Pero a veces siento que pasamos de ir en línea recta a rebobinar la película: la semana pasada volvió a asomar Leticia Sabater sacando un disco, reapareció Locomía, hay una nueva entrega de Torrente… Solo falta que desayunemos con la intervención de Rumasa en la tele para echar atrás unas décadas… Ejem…
De entre los personajes que han compuesto el Hall of fame de este nuestro país, Ruiz Mateos ocupa un lugar destacado por méritos propios. No como esos famosillos que viven de insultarse o airear sus polvetes: él lo tiene todo para triunfar. Ego desmesurado, absoluta ausencia de sentido del ridículo, picaresca de guante blanco, y algo fundamental: es eterno.
Sí, Ruiz Mateos forma parte de nuestro ADN. Un prócer de los de antes, de rancios y nobles valores, que resuelve sus problemas financieros entre plegarias en su capilla privada, que perpetúa su valioso nou hau en su descendencia opusina, que se parte la camisa por salvar a “todas esas familias cuyo sustento depende de nosotros” (a los que antes él mismo ha hundido). Y que sigue amenizando nuestras mañanas en los periódicos.
Ruiz Mateos es muy nuestro, aunque nos resistamos. Iba a decir que en el fondo, nos gusta su caricatura, si no fuera porque el personaje ha vuelto a estafar a unos cuantos.
Banda sonora: History Repeating, de Propellerheads con la gran Shirley Bassey