Con retraso, me voy informando de que el cortometraje que coescribí, Río arriba, sigue brujuleando por ahí, por el mundo y sus muchos festivales.
La última selección ha sido en el Festival Internacional de Cine Independiente de Elche, aquí, en España.
Pero, tarde, me entero de que Río arriba estuvo también en geografías tan distantes (de aquí y entre sí) como Grecia, con el NAOUSSA INTERNATIONAL SHORT FILM AND VIDEO FESTIVAL, Croacia, con el KASTAV FILM FESTIVAL, o Estados Unidos, con el MID-VALLEY VIDEO FESTIVAL.
Son ya más de 20 selecciones. Para un cortometraje de animación, en el cual ésta, la propia animación, ha sido realizada de forma amateur, con medios contados (y, sobre todo, con muchas horas de curro del director, mi hermano, Jorge M. Rodrigo) yo creo que es bastante meritorio. Aunque desconfíen; yo no soy objetivo.
Mejor, pásense por Vimeo, porque ya puede verse el corto completo. En este enlace.
Disfruten. O no. Yo, desde luego, tras tanto tiempo, tras dejar de darle vueltas a qué más hubiera quitado, qué más hubiera puesto, y todo esa losa del guionista que busca errores hasta la saciedad cuando ve su guión terminado, puedo disfrutarlo mucho más. Y aún queda la gran pregunta que nos azotó horas, días, sesiones de Skype y mails: ¿se puede contar una historia dentro de una historia en un cortometraje? Pese a lo que pudiera parecer, todavía no tengo la respuesta.
Por cierto, detalle innecesario, para los curiosos. Una de las voces es la mía. Busquen.