Realmente es insólito lo que ocurre en nuestro Perú. Digo yo, no se puede ser más torpe que los actuales gobernantes apristas, ni el chapulín colorado.
Recientemente el presidente del consejo de ministros Javier Velasquez Quesquen presentó como nuevo jefe del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) a Rafael Aro. La intensión del gobierno no es mala, busca lavarle la cara a una institución por demás desprestigiada.
El problema es que Rafael Aro es un contralmirante que ha sido denunciado por violación y lo más atroz de ello es que el delito es contra sus dos menores hijos. La Séptima Sala Civil de Lima ha dispuesto que sea investigado por delito contra el pudor y libertad sexual.
Toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pero es necesario designar como la máxima autoridad del INPE a una persona que es investigada por estos graves delitos, pregunto.
A este caso se suman el reciente indulto a Crusillat, el intento de despilfarro de la caja chica del congreso en auspicios de artistas y otros que no recuerdo. Después el presidente García se pregunta porque las cifras de popularidad no le ayudan pese al crecimiento económico de los últimos meses. Habrá que ser ps.