Nueva York, viernes, 16 de septiembre 2015.
Anoche, antes de retirarme a casa, me tomé un par de pintas de cerveza en un pub irlandés de la Tercera Avenida.
Tras la barra, una bandera americana se cruzaba con una irlandesa y había frases escritas en gaélico [irlandés] en la pared.
Nueva York es una ciudad muy irish: no sólo por el origen de muchos de sus habitantes, sino en cierta manera por su clima, pues sus vientos son vigorosos, atlánticos, y el aroma que traen me recuerda al recio olor de las costas de Connemara.
Los irlandeses constituyen aquí [Nueva York] una comunidad amplia y copan un tanto por ciento muy elevado de la plantilla policial neoyorquina. A diferencia de los chinos y desde las últimas décadas sobre todo, los irlandeses viven integrados en la comunidad, no se han encerrado en sí mismos...
Pero tienen nostalgia de su patria [Irlanda], por más que la mayoría formen parte de la tercera o cuarta generación de irlandeses nacidos en América. Si les preguntan de dónde son, dirán:
"Yo vengo de Limerick, "yo de Cork", "yo, de Sligo", "y yo, de Galway".
Y sin embargo, sus abuelos ya nacieron en Queens o Brooklyn.
Fuente:
- "'New York, New York...', de Javier Reverte".
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