06/05/2013 4:31:53
Las civilizaciones se crean y se destruyen, a menudo de forma dramática. Sus orígenes, sin embargo, son más sutiles y tienden a ser pasados por alto. En el caso de los mayas, un nuevo artículo en la revista Science arroja luz sorprendente sobre esa primera época turbia.
El período clásico de los mayas en las tierras bajas de Mesoamérica (AD 300-950) es un tema popular en la arqueología, pero poco se sabe acerca de la era preclásica (antes de 1000 aC). Los científicos se dividen generalmente entre dos teorías al respecto: O los mayas descienden de una «cultura madre» conocida como la Olmeca, o que surgieron de manera independiente.
Takeshi Inomata, profesor de antropología en la Universidad de Arizona e investigador de National Geographic, está en desacuerdo con ambas teorías. En su trabajo, en el centro arqueológico de Ceibal en Guatemala, se ha descubierto un origen más complejo.
Los primeros espacios rituales
Los mayas se asocian generalmente con una arquitectura monumental. Las pirámides e inmensas plazas son testimonio de una cultura compleja y fascinante. Difícilmente se puede escuchar la palabra «Maya» sin imaginar reyes y sacerdotes cubiertos de oro subiendo las largas y empinadas escaleras de pirámides como las de Tikal.
Inomata y su equipo excavaron debajo de la arquitectura monumental en Ceibal para ver cómo comenzó este tipo de estructuras. Inomata asegura que la arquitectura clásica que hoy es icónica, probablemente se encontraba en los sitios anteriores utilizados para fines similares. Se encontraron plataformas más pequeñas construidas debajo de las pirámides de piedra, lo que indica un complejo ritual formal, en Ceibal, que datan de alrededor de 1000 aC.
La presencia de la arquitectura ritual en el desarrollo de los mayas es una indicador de un estilo de vida sedentario con la agricultura compleja, la religión y una sociedad estratificada.
Redefiniendo la conexión olmeca
Los expertos han creído tradicionalmente que cuando los olmecas estaban ocupados construyendo su civilización en grandes sitios como La Venta, cerca de la costa del Golfo de México moderno, las personas que se convertirían en los mayas vivirían en grupos nómadas. Pero el trabajo de Inomata ha puesto de manifiesto que la olmeca no es la civilización más antigua, que existían muchas otras.
«Esto no quiere decir que los mayas se desarrollaran de forma independiente», dice Inomata. En cambio, según él, la influencia fluye en ambos sentidos. «Parece más probable la existencia de una amplia historia de interacciones a través de estas regiones, obteniendo una nueva forma de sociedad desarrollada.»
Definiciones más flexibles
Para complicar aún más las cosas, Inomata subraya que la evidencia no muestra una clara distinción entre los olmecas y los mayas en la etapa preclásica.
Las dos civilizaciones son fáciles de diferenciar en el período clásico, ya que los mayas habían desarrollado un lenguaje y una cultura. Pero el período comprendido entre 1000 y 700 aC es más transitorio. «La determinación de las etiquetas de este pueblo es bastante complicada. No estamos seguros si los residentes de Ceibal eran totalmente mayas, dice Inomata. «Hemos decidido tomar un enfoque mucho más flexible, evitando etiquetas fijas en favor de observar los patrones de interacción y cómo las identidades más estables se desarrollan.»
Una revolución agrícola
Inomata y su equipo van a pasar los próximos tres años analizando los resultados de Ceibal. Después, comenzarán a excavar fuera del lugar, con la esperanza de obtener una comprensión de lo que día a día, era la vida en el período preclásico.
Las zonas periféricas, separado de las plazas rituales y templos, podrían tener más claves para el origen de los mayas. Inomata cree que las áreas residenciales y agrícolas son particularmente importantes. «Un cambio radical en la agricultura en ese momento también puede haber jugado un papel importante en la transición hacia una vida más estable. El maíz, el principal cultivo de los mayas, se volvió mucho más productiva», dice Inomata. «Y entonces tenía sentido talar bosques y aumentar la agricultura.»
Inomata cree que esta revolución agrícola puede haber tenido sus raíces en los cambios genéticos en la planta de maíz en sí. Pero esto, como tantas otras ideas sobre el ascenso y caída de la civilización maya, aún requiere de mucha más evidencia para probar.
(Fuente: nationalgeographic)
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