Mediciones y proyecciones en poblaciones de mayores de 65 años de décadas recientes apuntarían a un menor riesgo de demencia, que el de las cohortes de los nacidos antes. Probables causas serían los niveles de educación superior, mejor prevención de enfermedad vascular, manejo de diabetes y mejor supervivencia después de un accidente cerebrovascular. La investigación sobre la prevención de las demencias en la tercera edad debería explorar formas de reducir los factores de riesgo. Hasta el momento no sabemos hasta que punto un mejor control de los factores de riesgo puede reducir las tasas de demencia. La mejora en la esperanza de vida sin duda dará lugar a un aumento neto en el número de personas mayores que sufren de demencia al final de sus vidas. Este hecho por sí solo, además de las tendencias de población, justifica el valor de aprender más sobre el estilo de vida y factores de riesgo que afectan a los tipos de demencia. Teniendo en cuenta los recientes informes sobre las tendencias en la incidencia y prevalencia de demencia, la investigación para descubrir las influencias de estas tendencias es promisoria.
Revista Salud y Bienestar
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