De los creadores de la cadena ‘9 cosas que NO sé hacer cuando viajo’, ha llegado la contrarréplica, la versión positiva, la que nos deja un poco mejor mostrando al mundo las cosas que SÍ sabemos hacer. Me ha llegado la nominación de Patri, conocida como La Cosmopolilla, y por supuesto, no he dudado en contaros unas cuantas cosas personales que demuestran que viajar me va; que viajar hace que afloren en mí cosas muy positivas; que saca lo mejor de mí. Así que ahí va, con toda la sinceridad posible.
Vencer la pereza
Creo que la vida son las cosas que pasan cuando tus ganas vencen a tu pereza, por supuesto siempre con permiso del tiempo. Y viajar consigue, como pocas actividades en mi vida, acabar totalmente con esa enemiga que a veces hace que todos los días parezcan iguales. Cuando viajo, sé llenarme de ganas, motivación, energía, fe, planes, abrir los ojos, fuerza, de vida. Y eso, como dicen en mi pueblo, “no se paga con dinero”.
Relajarme
Partamos de la situación de que soy una persona nerviosa. Sumámosle que me pongo aún más nerviosa en las situaciones positivas que negativas. Y añadamos una dosis importante de impaciencia. Por eso, los días previos a un viaje soy una terminación nerviosa andante. Pero esa sensación remite cuando ya puedo, por fin, disfrutar del destino. Ahí, en esa situación, me relajo como ninguna otra actividad. Por supuesto, porque me machaco. Porque siempre tengo un plan. Porque me falta tiempo para llegar y leer más acerca de los lugares que he visitado. Porque mi cabeza siempre está pensando en el post que escribiré sobre todas las bondades del lugar. Porque en todo momento tengo la cabeza ocupada con el viaje; y mariposas en el estómago, como cuando el chico que te gusta aparece por la puerta en un momento con el que no contabas. Porque viajar me llena.
Planificar
Mi forma de planificar es haber leído mucho sobre el destino y tener varios planes que poder hacer; un mapa con los diferentes puntos marcados para hacer el recorrido; e información sobre transporte o actividades. Pero no mucho más. Siempre digo: Los planes están para cambiarlos. Pero tengo planes, siempre tengo planes. Y suelo planificar todos los viajes que hago con gente; aunque acepte sugerencias
Patear como si no hubiera un mañana
Esto me sucede sobre todo en las ciudades. Intento patearlas de arriba abajo y de este a oeste para hacerme con sus calles, barrios, bares o museos, recorriendo y descubriendo rincones. Me gusta llegar cansada a casa; con lo que me gusta llamar “ese cansancio feliz”.
Hacer teorías sobre todo
Este es el punto en el que estoy constantemente pensando en el lugar que visito. Me gusta hacer teorías de todo; teorías por supuesto de impresiones personales, no científicas. Véase con ejemplos: Viajo al Algarve y determino que la mejor playa es la de Da Marinha porque tiene el típico paisaje de roca escarpada de color amarillento que hace única la costa de esta zona de Portugal; viajo a Bali y concluyo que en Indonesia el turismo es más agresivo porque tiene más lugares espectaculares que visitar –Borobudur o el volcán del Bromo- que Tailandia. Y así todo. Muchas veces, claro, quizás estoy diciendo una tontería, pero yo lo veo así; es mi teoría y la defiendo con todo el ahínco que me caracteriza debatiendo.
Encontrar planes diferentes/alternativos
Aunque como ya dije en las cosas que no sé hacer cuando viajo, me gusta visitar los sitios turísticos, ya que creo que lo son por algo, también me encanta poder alejarme de las rutas establecidas y poder encontrar planes diferentes y alternativos que me muestren, sobre todo, un poco más como vive la ciudad. La forma más habitual es preguntarle a la gente local con la que coincido por la noche, como sucedió en París o San Petersburgo, pero también puedo encontrar estos planes, espontáneamente, mientras paseo por la ciudad, como me pasó en Budapest. Disfruto mucho de estos momentos, pues busco siempre planes que me resulten auténticos, más allá de turísticos, y por eso siempre encuentro donde encajarlos al viajar.
Disfrutar de la soledad
Es curioso, pero hay gente que no disfruta haciendo cosas sola. Viajar solo, ir al cine solo o comer solo es para ellos un suplicio, pues o bien les resulta incómodo, o necesitan hablar y compartir cuanto viven o se sienten solos. A mí me sucede todo lo contrario. Cuando viajo sola puedo elegir qué quiero visitar, hacerlo del modo en que quiero y cuando quiero; y me encanta. Y os aseguro que no es porque no me guste hablar –que si me pongo, no me callo- o, todo lo contrario, porque vaya haciendo amigos en cada lugar –que a veces sí y a veces no-. Es porque con todas las circunstancias que conlleva, disfruto mucho de mi soledad y de los planes en sí mismos, sea sola o acompañada.
- Bueno, ¿y qué tal el viaje contigo misma?
- Genial, gracias.
Olvidar España –al menos un poquito- durante lo que dure el viaje
Reconozco que me mata un poco un compañero de viaje está todo el rato consultado El País a ver qué ha pasado en España, enganchado al Whatsapp para conocer la última novedad del grupo de amigos o que busque el típico bar español a ver si tienen tortilla de patata. Cuando viajo, me gusta estar allí donde voy en todos los planos e intento evadirme del todo. Aunque también he caído y actualizo las redes del blog y comparto alguno de los tesoros que he conocido, echo de menos aquellos viajes en los que apagaba el teléfono móvil y no volvía a encenderlo hasta llegar a casa.
Ver el lado bueno de las cosas
Os voy a confesar una cosa, así en secreto. Soy un poco “quejica”. Si tengo poco tiempo, me quejo por ello, pero si tengo mucho, a veces me sobra; hago muchos planes y los disfruto, pero siempre tengo guardada una crítica; y la mayoría de las veces, creo que le falta emoción a mi vida. Pero viajar me hace tomar distancia; me hace ver el lado bueno de las cosas. Porque el malo, en mi opinión, existirá siempre y hay que llevarlo de la mejor manera posible. Así que agradezco que el mundo sea tan grande y completo para hacernos soñar siempre un poquito con seguir conociéndolo.
Esto, como siempre, se ve mejor con un ejemplo.
Esta soy yo en mi vida diaria:
Situación: Se acaba el día de curro y me dispongo a hacer deporte.
Yo opino: Bua, ¡qué coñazo sopor! Siempre haciendo cosas que debo y no lo que realmente quiero.
Esta soy yo de viaje:
Situación: Solo tengo tres días para visitar París.
Yo opino: Exprimiré esta ciudad cuanto pueda.
¿Veis la diferencia?
Y mis nominados son:
- Miguel en Ruta, para devolvérsela
- Los viajes de Carol, ya que me gustaría conocer su lado más viajero.
- Flavia de Flavia Around The World, porque me encanta su blog y quiero leer ese post.
- Viajamos Juntos, para conocer sus habilidades más allá de pasárselo bomba.
- Montse de Les Petits Viatgers, para saber si también nos parecemos en este sentido. Estoy dispuesta hasta a traducir del catalán