Actualmente, se estima que hay 7,5 millones de mayores de 65 años en España, lo que representa el 16% de la población total. Las personas mayores tienden a beber menos como consecuencia de distintos factores asociados a la edad. Así, según el "Estudio de Hábitos de Hidratación de la Población Española", 9 de cada 10 personas mayores de 65 años no beben lo suficiente y más de la mitad (el 55%) no lo hace hasta que tiene sed, una señal que aparece cuando ya existe cierto grado de deshidratación.
Con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, que se celebra el próximo 1 de octubre, los expertos del Observatorio Hidratación y Salud (OHS) quieren recordar a este colectivo -uno de los más vulnerables frente a los efectos de las deshidratación- la importancia que tiene beber lo necesario.
De hecho, la deshidratación es una de las diez primeras causas de hospitalización en las personas mayores. Si este déficit de líquidos no se trata adecuadamente se puede llegar a asociar una mortalidad del 40-70% de los casos. Además, puede llegar a provocar confusión mental, fatiga y la aparición de calambres musculares, debido a un deterioro del rendimiento por la disminución del volumen intracelular muscular.
Para evitar esta peligrosa situación para la salud, los especialistas del OHS recomiendan ingerir entre 2 y 2,5 litros diarios, agua, infusiones, refrescos, zumos, caldos, etc. "Para este grupo, es difícil llegar a ingerir dos litros diarios, ya que tienen disminuida la sensación de sed. Por eso, la variedad de bebidas y sobre todo aquellas con sabores agradables favorecen la ingesta adecuada de líquidos en personas mayores", confirma el Dr. Isidoro Ruipérez Cantera, Jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja de Madrid y miembro del consejo científico del OHS.
-Beber antes de tener sed
Con la edad, el mecanismo de termorregulación se ve alterado, lo que provoca una disminución en la sensación de sed. Por eso, este colectivo es más propenso a sufrir deshidratación. A esto se le suman los problemas de movilidad, las alteraciones cognitivas que merman la capacidad de comunicación, la convivencia con otras enfermedades, o el propio miedo a la incontenencia urinaria, que hacen que los mayores beban menos de los dos litros diarios recomendados.
Este déficit hídrico puede originar problemas de estreñimiento, hipotensión, aumento de la temperatura corporal, confusión mental, dolor de cabeza e irritabilidad. Asimismo, puede provocar patologías renales, ya que hace que disminuya el volumen de orina que eliminan sus riñones, lo que produce una acumulación de sustancias de desecho que también repercute en su salud.
Además, hay que tener en cuenta que con la edad se producen cambios en la capacidad renal. Como indica el doctor Isidoro Ruipérez Cantera, "a los 75 años, la capacidad de los riñones de filtrar y eliminar sustancias de desecho es aproximadamente la mitad que a la edad de los 30. Las personas mayores pierden agua por la orina, a pesar de que ésta no elimine muchos materiales de desecho, lo que puede tener consecuencias negativas en caso de enfermedad". Por tanto, necesitarán más cantidad de líquidos para excretar la misma cantidad de urea o sodio.
Por ese motivo, desde el OHS se aconseja educar a los mayores y a sus cuidadores sobre la importancia de estar bien hidratados y estar en constante vigilancia ante cualquier signo de deshidratación. Variaciones en la orina, boca seca, fatiga, cambios en la piel, debilidad, agitación, pérdida de apetito o nauseas y vómitos pueden ser algunos indicadores. Ante la presencia de alguno de ellos, se debe acudir inmediatamente a un profesional sanitario.
Revista Salud y Bienestar
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