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Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja

Publicado el 17 febrero 2013 por Marijo

Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja

ISBN original: 0-06-185205-8

Un a dama no fuma puros.

No monta a horcajadas.

No practica esgrima ni asiste a duelos.

No dispara pistolas y nunca juega a las cartas en un club de caballeros.

Lady Calpurnia Hartwell siempre ha seguido las reglas, pero con eso sólo ha conseguido quedarse compuesta y sin novio. Así que se ha prometido a sí misma romper todas y cada una de ellas y vivir plenamente la vida que se está perdiendo.

Bailar todos los bailes, robar un beso a medianoche... Para hacer todas esas cosas prohibidas, Callie necesita una pareja que esté a la altura. Alguien que sea todo un experto en romper reglas. Alguien como Gabriel St. John, el fascinante, arrollador y apuesto marqués de Ralston, que posee una reputación tan escandalosa como su pecaminosa sonrisa.

Como no tenga cuidado, Callie acabará rompiendo la regla más importante de todas, la que dice que quien busca el placer... nunca... jamás... debe enamorarse...

Nueve reglas que romper para conquistar a un granujaUna de las reglas sociales más conocidas dice que una joven de buena familia nunca debería acudir a casa de un marqués de mala reputación y pedirle un beso apasionado.

Sin embargo, para conquistar a este granuja, lady Carpurnia Hartwell deberá romper muchas más reglas...

Nueve Reglas Que Romper Para Conquistar A Un Granuja:

1. Besar a alguien... apasionadamente. 2. Fumar puros y beber whisky. 3. Montar a horcajadas. 4. Practicar esgrima. 5. Asistir a un duelo. 6. Disparar una pistola. 7. Jugar a las cartas (en un club de caballeros). 8. Bailar todos los bailes en una fiesta. 9. Ser considerada hermosa. Una sola vez.

Yendo por partes el título es de por sí muy elocuente y ya nos da una pequeña pista de por donde pueden ir los tiros. "Nine rules to break when romancing a rake" o lo que es lo mismo "Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja". Al leerlo, además de pensar que es un título larguíiiiisimo, imaginamos de inmediato que nos encontramos ante una historia por lo menos divertida.

Y al principio parece que sólo es eso, una historia divertida, pero al avanzar en la lectura descubrimos que oculta mucho más.

Todo comienza cuando una jovencísima lady Calpurnia Hartwell -sí, vale, a ella tampoco le gusta su nombre- escapa de un baile donde siente que está haciendo el ridículo y se tropieza en los jardines con Gabriel St. John, marqués de Ralston, un granuja libertino donde los haya. Las palabras que le dice con intención de consolarla no sólo consiguen su objetivo, sino que hacen que Callie quede tan encandilada por él como para no fijarse en otro hombre en los diez años siguientes.

Es entonces, una década después, cuando se da cuenta de que sin saber cómo se ha quedado para vestir santos, de que su vida es anodina y aburrida -aunque posea la reputación más intachable de todo Londres- y de que quiere sentirse viva.

No se le ocurre más que escribir una lista de cosas que le gustaría hacer. Cosas que si llegaran a descubrir que tiene intención de llevar a cabo arruinarían su intachable reputación. Pero le da igual.

En esa lista aparecen los nueve puntos -las reglas que menciona el título-, que ella lleva a cabo sistemáticamente.

El primero de ellos no es otro que "Besar a alguien... apasionadamente", y sin pensárselo dos veces, aprovechando que está un poco piripi tras haber bebido un par de copas de jerez, se planta en casa de Ralston para pedirle un beso.

Él, que es un aprovechado y un donjuan, lujurioso y guapísimo como procede en estos casos, queda intrigado y, dado que tiene que presentar a su recién descubierta hermanastra en sociedad, hace un trato con Callie. Le dará un beso a cambio de que le ayude con su hermanita. Dicho y hecho. Y... como suele ocurrir en cualquier libro romántico que se precie, el beso acaba siendo algo más para los dos. A Callie le abre los ojos al mundo de la pasión, que desconocía. Y a él le deja tan subyugado y fascinado que no puede más que fijarse en ella, que hasta ese momento le había resultado invisible.

Punto por punto: "fumar puros y beber whisky", "practicar esgrima", "jugar a las cartas... en un club de caballeros", "montar a horcajadas (ejem)"... etc, vamos asistiendo a la transformación, no sólo de Callie, sino del propio Ralston. Puesto que, cada vez que Callie lleva a cabo una de esas acciones, acaba tropezándose con él. Gabriel, que no puede mostrarse más sorprendido y atraído por ella, llega incluso la chantajearla con decírselo todo a su hermano si no cuenta con él para llevar a cabo los últimos puntos.

La novela es a veces un puro delirio cómico, otras tiene una punzada de ternura, pero siempre aderezado por unos diálogos dinámicos y divertidos, sentimientos a flor de piel y una narración que nos hace ponernos en el papel de Callie y comprenderla de una manera inusual. Creo, además, que la autora ha sabido transmitir a la perfección la resignación de "una florero" aunque en este caso la dota del suficiente coraje para salir en busca de lo que quiere en realidad.

No es el primer libro de Sarah MacLean, aunque sí el primero que escribe de romántica adulta y debo decir que lo borda. Tiene una facultad especial para transmitir sentimientos utilizando los diálogos -algo que a mí me parece dificilísimo de conseguir y que logra tan bien como una de mis autoras favoritas, SEP-, como Kleypas sabe dar el toque justo de ternura sin caer en el sentimentalismo fácil, y al leerla me encontré ante una lectura tan fresca y original como cuando leí el primer libro de Sherry Thomas. Os la recomiendo encarecidamente, en serio, hacía mucho tiempo que un libro no me atrapaba de esta manera; es buenísimo.

Es el primero de una trilogía, y estoy ansiosa por pillar los dos siguientes.


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