Aunque en un principio se anunció que se retrasaría tras haberse filtrado, el cuarto disco de la cantante ya se ha puesto a la venta en todo el mundo.
El disco se grabó durante más de un año, entre la primavera de 2010 y la primavera de 2011, mientras Beyoncé permanecía alejada de la escena, dedicada a lo que ella define como "cosas sencillas", entre ellas destaca el hecho de escuchar música con la que verdaderamente disfruta. Su nueva visión musical se refleja en este nuevo trabajo.