Tras la filtración de la imagen del nuevo escudo ha surgido el aluvión de opiniones.
Rápido e indoloro. Esa parece ser la táctica que han querido adoptar en el seno del Málaga para llevar a cabo la operación de cambio de escudo.
No es necesario explicar lo que un escudo significa para los que sienten de verdad a un equipo de fútbol. Multitud de aficionados se han manifestado ya en contra de este drástico cambio de la imagen más representativa del equipo. Imagen que es, en definitiva, la forma visible de un sentimiento.
A pesar de todo, el nuevo diseño me parece bonito y aceptable. El problema surge desde el temor a que, igual que se lleva a cabo esta actualización, podrían llevarse a cabo a cuenta gotas otras muchas para ir transformando nuestro club en algo muy distinto al que todos seguimos desde niños. Porque ¿quién puede asegurarme que dentro de unos años en lugar de Málaga el equipo no se va a llamar Qatar C.F.?
El sentido común mostrado por parte de los dueños del club desde su llegada invita a olvidarnos de contemplar este tipo de polémicas decisiones. Aunque ya se habló que, si se construía el nuevo estadio, se llamaría Qatar Stadium.
La buena noticia es que parece ser que los propietarios van a tener en cuenta la opinión de la afición.
Habría que tener en cuenta que un equipo de fútbol no debe tomarse como una empresa sin más en la que mañana cambio el logotipo por otro más actual y el mes próximo la traslado a otro lugar con mano de obra más barata. Aquí están en juego los sentimientos de miles de personas que viven con pasión y entrega todo lo que pueda ocurrirle a su equipo.