▷ Nuevo hotel TWA en el aeropuerto JFK: lo que se siente al visitar

Estaba de pie, suspendido en el aire en una pasarela de alfombras rojas en el centro muerto del nuevo y cavernoso centro del TWA Hotel, la nueva versión del arquitecto aeronáutico Eero Saarinen en el siglo 1962, cuando me impactó todo el diseño: el vértigo patada en.

La sensación de mirar hacia abajo desde la cima más alta de la pasarela, muy por encima de otros viajeros que se relajan en el glamuroso, a menudo fotografiado Sunken Lounge, alfombrado en rouge, transmite un sentimiento divino a cualquiera que se atreva allí. Es mejor describirlo como un cruce entre "No puedo creer que me dejen subir", temor y salud "Debería bajar ahora" el miedo.

Está mareando. Y ahí reside el genio de Eero Saarinen.

¿Qué era el Hotel TWA originalmente?

Diseñada para parecerse a un pájaro alado, la majestuosa carta de amor a aviación de Saarinen, de color blanco deslumbrante, con acentos rojos y años 60 no fue solo para el espectáculo: de 1962 a 2001, este palacio modernista era completamente funcional, como terminal de aeropuerto para Trans World Airlines en el aeropuerto John F. Kennedy de la ciudad de Nueva York (originalmente llamado Aeropuerto Idlewild hasta que fue renombrado en 1963). Después de que TWA cerró el edificio en 2001, toda la estructura de hito en forma de almeja en voladizo estuvo en peligro de caer en el abandono, pero una serie de medidas de conservación y reparación impidieron que eso sucediera.

Casi dos décadas después, después de un esfuerzo conjunto de Herculean por parte de los propietarios / operadores de hoteles de MCR / Morse Development, la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, JetBlue, Beyer Blinder Belle Architects, el Grupo Gerber y muchos otros, la obra maestra Jet Age de Saarinen tiene regresó a la vida, esta vez como un hotel de aeropuerto, con una piscina infinita en la azotea y un "centro" pesado como un centro comercial, de comercio y cócteles en lugar de una terminal aérea que funciona.

A la izquierda de la entrada, los antiguos mostradores de boletos de TWA ahora funcionan como mostradores de reserva de hotel, con varios de ellos dedicados a alquilar viajes en helicóptero Blade a Manhattan. A la derecha, los mostradores de boletos son puestos de comida. Restaurantes, elegantes tiendas, cafeterías y salones de cócteles, junto con varios toques divertidos, como las réplicas de las oficinas de Howard Hughes y Saarinen, pueblan el resto de la estructura.

Cortesía de TWA Hotel

Diseño original TWA de Eero Saarinen

Diga lo que quiera sobre los cambios, pero la deferencia casi servil del pasado del Hotel TWA está viva y bien. Tan evidente es la minuciosa restauración de la arquitectura de empuje de límites de Saarinen que puedes sentir la energía de la Era de los Jets en tus huesos. En el día de la apertura, ciertamente lo hice.

Caminar a través de los tubos de vuelo y los aterrizajes mezzanine de los diseños de Saarinen implica dejar que su cuerpo se levante y caiga, se sumerja y se dispare. Los techos bajos de las alas de Saarinen y Hughes a la izquierda y derecha de la entrada dan paso al principal cavernoso, centro de skylit con múltiples niveles sinuosos conectados por grandes escaleras. Una pasarela recorre precariamente el centro, toda la hermosa arquitectura del sundae rematada con un reloj analógico como la cereza.

Al subir un tramo de escaleras junto a un tablero de salidas de aleteo de madera que constantemente está parloteando (ubicado en un óvalo de estilo Jetsons, rojo y verde parpadeante, y flip-flip-flipping para destinos de ensueño como Basilea y Nairobi) lo lleva más cerca de descender a El famoso Sunken Lounge, donde una hilera de imponentes ventanas con marcos negros se aleja de los icónicos banquetas de curvas rojas.

Agacharse en túneles con textura de cáscara de huevo y seguir el perímetro liso de la estructura masiva puede inducir desequilibrios nerviosos. No hay ángulos rectos en este espacio, lo que hace que cada viñeta se vea como si se hubiera disparado a través de una lente de ojo de pez.

En otras palabras, los rascacielos, en toda su pomposidad de vidrio y acero que revienta las nubes, no tienen nada en la visión de vuelo de Eero Saarinen.

Cortesía de TWA Hotel

¿Quién puede entrar al edificio de la TWA? Todo el mundo, básicamente.

A pesar de las habitaciones del hotel, que no son exactamente baratas, se pueden ver aviones despegando a través de ventanas insonorizadas; los precios de los cócteles festoneados TWA, que incluyen riffs en oldies pero golosinas, incluida una aviación clásica; y las numerosas tiendas, que venden desde relojes de Shinola hasta lentes de Warby Parker y productos de la marca TWA, la mejor parte sobre el TWA Hotel recién reformado es cuán igualitaria es la estructura en sí misma.

Cualquier persona que vuele en el Aeropuerto JFK de la ciudad de Nueva York o se suba al metro y se bifurca por solo $ 5 para un boleto de Airtrain puede subir y pararse en el punto en el que lo hice y jugar a dios, o Saarinen, por así decirlo. Pero si usted es un geek de la aviación o si realmente le gusta llegar a tiempo para sus vuelos, alojarse en el hotel no podría ser más conveniente para JFK, y el atractivo de ver ascender los aviones desde la comodidad de su habitación es un empate. Eso podría valer la pena el precio.

Ver los antiguos uniformes de azafatas TWA mostrados en maniquíes en el nivel de entrepiso no cuesta nada. Hacer una llamada en los teléfonos de pago rotativos de devolución le costará un centavo (si eso). Siempre descarta información sobre la aviación, el diseño o la forma en que el espacio se compara con las imágenes promocionales de la temporada 7 TWA de Mad Men, siempre de forma gratuita.

¿Hay $ 16 cócteles? Sí. ¿El Jean-Georges Paris Café está protegido por tres empleados listos para despedirte si no tienes una reserva, como lo hicieron conmigo? Sí.

Pero los viajeros sentados en taburetes y banquetas de tulipanes en el Sunken Lounge y sobre ellos, en los balcones, no participan todos en ingeniosos reparados por más de $ 20 Sunken Lounge Martinis (servidos con alas de vuelo de TWA). Algunos están comiendo comida halal en bolsas de plástico que compraron en el ala Hughes, que en realidad es solo un largo túnel lleno de comida decente. Algunos son clientes de JetBlue que están matando el tiempo en la Terminal 5.

Técnicamente, como con cada terminal del aeropuerto, todos están esperando.

¿Qué les gustará a los geeks de la aviación sobre el hotel TWA?

Antes de que se construyera el TWA Flight Center original, Saarinen y uno de sus empleados, el arquitecto Kevin Roche, fabricaron un modelo 3-D con cartón y cinta, una estructura creada después de una extensa y meticulosa investigación en aeropuertos y aviones.

“Estaba interesado en los aspectos pragmáticos: cuánto tiempo le tomó a un avión rodar; donde llegaron los pasajeros; cuánto tiempo pasaron en el mostrador de boletos ", dijo Roche. Metrópoli revista. "Cuando viajamos, Eero dio la vuelta con un cronómetro, midiendo todo: 'Esto tomó cuatro segundos más que la última vez'. Por supuesto, estaba esperando que el maldito avión despegara para poder obtener un martini".

Tal vez no haya una mejor metáfora para el nuevo TWA Hotel, un oasis de diseño majestuoso con un océano de alcohol en sus bordes. Un total de cinco bares están en la propiedad. Incluso hay una barra húmeda modificada en la parte posterior de una Constelación L-1649A Lockheed (estacionaria) de 1958 directamente afuera, la cabina del volante queda intacta para que pueda "volar" el avión borracho. Como se ve desde los balcones del entresuelo, dos barras circulares que se elevan desde el piso parecen salvavidas.

Dependiendo de la perspectiva de cada uno, el concepto completo del hotel podría ser arte o comercio: una oda a la arquitectura y una gran excusa para hacer una referencia a Don Draper (sí, hay anticuados en el menú, pero los ceniceros de antaño han desaparecido), o una bastardización de la utilidad prevista del espacio: un fantasma en la cáscara.

Pero, como una persona sabia en Internet escribió una vez: ¿Por qué no podemos tener ambas cosas?

La noche en que abrió el Hotel TWA, hablé con Roxane Hartfield, una ex asistente de vuelo y agente de puerta de TWA que trabajó en la compañía durante 33 años, desde 1988 hasta el día en que el Centro de Vuelo cerró en 2001, cuando se les dijo a los empleados que se retiraran el edificio.

"Es como venir a ver a un viejo amigo", dijo sobre el espacio recién renovado mientras contempla una fotografía antigua de TWA y sostiene un martini lleno con un toque de limón. "Es como llegar a una parte de la vida que está en un rincón particular que nunca pensaste que verías otra vez, y aquí estoy".

Cualquiera que sea este lugar, o no es, caminar por el espacio en blanco y sentir el diseño Saarinen cerca, abrirse, encogerse y expandirse nuevamente vale la pena una visita por sí solo.

Y si el vértigo o la espera llega a ser demasiado, bueno, hay un diluvio de alcohol para calmar la sensación. Pero recomiendo sentir tus sentimientos en su lugar.

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