Revista Opinión

Nuevo libro de Daniel Estulin "El Club De Los Inmortales" [+ prólogo]

Publicado el 09 septiembre 2013 por Norelys @norelysmorales
Nuevo libro Daniel Estulin Club Inmortales Dia 11 de septiembre 2013, saldrá a la venta el último libro de Daniel Estulin, El Club De Los Inmortales (en EEUU el titulo del libro es: TransEvolution: The Age of Human Deconstruction).
En él explica el autor, según su página web, el futuro que nos espera en los próximos 2 a 3 años. Igual que Bilderberg en su época saco a la luz un mundo desconocido para la gente, El Club de los Inmortales expone hasta qué punto la tecnología que hace una década nos parecía de ciencia ficción hoy por hoy ya es una realidad aplastante.
Desde la conquista del espacio, hasta los informes secretos de los gobiernos estadounidense y británico que preveían este futuro/presente hace más de una década, pasando por nanotecnología, proyecto Singularity, mente colmena, transhumanismo y el mundo de Blade Runner.
El Club De Los Inmortales pone en tela de juicio, usando documentos originales de los gobiernos su plan para nuestro futuro próximo. A continuación el prologo.
Prólogo
Estamos en el año 2014. Corren tiempos de grandes inno- vaciones. Y de avances tecnológicos. Son también tiempos de caos y conspiraciones. Tiempos de una debacle financiera en todo el mundo. Tiempos de desplazamientos masivos de población. Tiempos en que los ricos se están volviendo muchísimo más ricos, más poderosos y más temibles cada día que pasa. En 2014, las corporaciones tienen más poder que ningún gobierno del planeta. Estas empresas han hecho quebrar a los gobiernos y los han subordinado a los intereses de la élite adinerada. Asis- timos finalmente a la fusión final de la Empresa Mundial, S. A.
«La Edad de Oro de la energía barata se ha terminado. La competencia por los recursos energéticos»1 domina el paisaje económico. La degradación medioambiental, la intensificación de la agricultura y el ritmo de la urbanización han reducido la fertilidad de la tierra de cultivo. La inseguridad alimentaria está provocando una migración masiva a escala mundial. Existe una gran escasez de agua en algunas de las zonas más densamente pobladas del mundo: la India, China y Pakistán, lo que provoca disputas en regiones ya de por sí inestables y desencadena conflictos militares y movimientos de población a gran escala.
La humanidad está en peligro. El cambio es inevitable. No es el fin del mundo, pero poco le falta. Se puede respirar en el ambiente y tocarlo con la punta de los dedos.
¿Cómo es nuestro futuro? ¿Mañana, en un año, de aquí a una generación? Varios estudios ultrasecretos del gobierno de Estados Unidos y del Reino Unido predicen un futuro espeluznante. En los próximos veinticinco años, el mundo se convertirá en una pesadilla a lo Gran Hermano en que una reducida élite rica prospera a costa de una población hambrienta.
«Los conceptos de democracia y libertad habrán desaparecido y habrán sido sustituidos por una dictadura tecnológica basada en la vigilancia, el control, el adoctrinamiento a través de los medios de masas, la opresión policial y una división radical de las clases sociales. La inmensa mayoría de los ciudadanos vivirá en condiciones tercermundistas y estará continuamente sometida a la pobreza»,2 la hambruna, la enfermedad y el exterminio.
En 2014, la élite vio la oportunidad de que la humanidad avanzara hacia una nueva Edad Oscura tomando las riendas de la perversamente racista «supervivencia del más apto», la teoría evolutiva de la selección natural de Darwin, y aplicó principios sociales para desarrollar un darwinismo social.
A la mayoría todo esto le puede parecer el complot de una película distópica de ciencia ficción de Hollywood, pero les aseguro que es algo real. Pasa a nuestro alrededor.
Se trata de las conclusiones de un informe preparado por el gobierno británico. En diciembre de 2006, el Ministerio de Defensa del Reino Unido preparó un documento secreto sobre el futuro de la humanidad. El informe se basaba en unas negociaciones ultrasecretas que se llevaron a cabo al final de la Conferencia Bilderberg de 2005 en el hotel Dorint Sofitel Überfahrt de Rottach-Egern, Alemania. Este grupo había sido cuidadosamente seleccionado por el comité directivo de Bilderberg en enero de 2005, mucho antes de que se iniciara la conferencia de tres días y medio de duración el 5 de mayo. La tarde del 8 de mayo, una vez que la mayoría de los asistentes se hubo ido, un grupo selecto y reducido de miembros del Club Bilderberg se recluyó en el exclusivo castillo Ringberg, con vistas a Tegern- see, en las estribaciones de los Alpes bávaros. El castillo había sido construido por el duque Leopoldo de Baviera, miembro de la familia Wittelsbach, que gobernó Baviera durante más de ochocientos años.
Cinco meses antes, en una reunión de preselección de Bilderberg que tuvo lugar en enero de 2005, se pidió en el más absoluto secreto a los representantes nacionales del Club Bilderberg que reunieran a sus equipos de trabajo para preparar informes detallados sobre población, disponibilidad de recursos naturales, prevención de conflictos, cuestiones económicas, etcétera. Las conclusiones del informe, junto con las conclusiones de la reunión Bilderberg de mayo se seguirían comentando durante la reunión secreta del 9 y el 10 de mayo en el castillo Ringberg.
Nadie, salvo el comité directivo de Bilderberg y el selecto grupo de los miembros de Bilderberg más poderosos, estaba siquiera al corriente de la celebración de esta reunión posterior a la Conferencia Bilderberg. En ella se iba a definir el futuro de la humanidad, y sus objetivos eran prometeicos. Los seleccionados eran la flor y nata de la élite de Bilderberg: su largo tiempo presidente, Étienne Davignon, vicepresidente de Suez-Tractebel; Francisco Pinto Balsemão, ex primer ministro de Portugal y una de las figuras más influyentes entre bastidores a nivel supranacional; David Rockefeller, un hombre que no necesita presentación; Timothy F. Geithner, por aquel entonces presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y posteriormente secretario del Tesoro de la primera administración Obama; Richard N. Haass, presidente del poderoso gabinete estratégico del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos; Victor Halberstadt, profesor de Economía de la Universidad de Leiden y anterior presidente de Bilderberg; Allan B. Hubbard, asesor del presidente Bush en políti- ca económica y director del Consejo Económico Nacional; James L. Jones, comandante supremo aliado en Europa; Henry Kissinger; Henry R. Kravis, socio fundador de Kohlberg Kravis Roberts & Co. y su esposa Marie-Josée Kravis, asociada principal del Instituto Hudson; la reina Beatriz de Holanda; Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente ejecutivo del Grupo Santander, en representación de los intereses de la familia Botín; Peter D. Sutherland, presidente de Goldman Sachs y British Petroleum; Jean-Claude Trichet, gobernador del Banco Central Europeo; Jacob Wallenberg, representante de la familia sueca más poderosa; James D. Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, y Paul Wolfowitz, que fue nombrado por aquel entonces presidente del Banco Mundial.
Estos hombres y mujeres planeaban el futuro de la humanidad nada más y nada menos. Lo que decidieron a puerta cerrada en el castillo Ringberg se convertiría dos años después en la columna vertebral del informe con más visión de futuro de la historia de la humanidad.
Strategic Trends 2007-2036 («Tendencias Estratégicas para el período 2007-2036»), un informe de noventa y una páginas, es una hoja de ruta de futuros requisitos estratégicos nacionales del gobierno del Reino Unido a través del análisis de los riesgos fundamentales y los impactos futuros en los ámbitos tecnológico, demográfico, político, económico y financiero, así como en los mercados. Lo más destacado del informe es un análisis multidimensional del contexto futuro de la defensa en el período que abarca una generación.
El informe sobre Tendencias Estratégicas es la columna vertebral de la política de Defensa del Reino Unido. El futuro, según el informe, «se caracteriza por una cantidad apabullante de variables interrelacionadas».3
En 2014, más del 50 por ciento de la población mundial vivirá en un entorno urbano y no rural. El informe afirma que «habrá un aumento considerable de chabolas y asentamientos urbanos informales, no planificados, que elevarán el coste de los recursos y el impacto medioambiental».4
Las viviendas precarias, las infraestructuras deficientes, una marginación evidente, la penuria social, los niveles diferenciales de pobreza y la sensación de injusticia cobrarán importancia y se convertirán en temas políticos destacados, «basados en actuaciones de justicia moral transnacional que incluirán el activismo violento de diversa intensidad e impacto».5
El informe afirma explícitamente: «En todas las sociedades, salvo las de mayor abundancia, la mayoría de la población seguirá pasando dificultades… y la pobreza absoluta seguirá siendo un reto mundial.»6
El informe va más allá de identificar las posibles amenazas militares futuras, y examina los acontecimientos en ámbitos que darán forma al contexto estratégico más amplio en el que la defensa tendrá que interactuar. El tema fundamental del in- forme aborda la población y los recursos del planeta Tierra. En pocas palabras, resume a grandes rasgos «un mayor riesgo de una catástrofe humanitaria provocada por una mezcla de cambio climático, presiones sobre los recursos, una distribución poco equitativa de la riqueza, el efecto de las enfermedades y la incapacidad de las autoridades de hacer frente al crecimiento de la población y a la urbanización».7
En una generación, entre 2007 y 2036, la explosión de la población mundial pasará de siete mil millones de personas a casi diez mil millones, y los países menos desarrollados sumarán el 98 por ciento del crecimiento de la población mundial. En 2036, casi dos terceras partes de la población mundial vivirá en regiones con escasez de agua. La falta de comida, agua, medicinas, higiene adecuada, educación y satisfacción de las necesidades humanas básicas conducirán al colapso.
El informe afirma explícitamente, sin remilgos: «Es probable que la creciente diferencia entre la mayoría y una cantidad reducida de superricos muy destacados represente una amenaza cada vez mayor para el orden y la estabilidad sociales. Enfrentados a estos desafíos, los desfavorecidos del mundo podrían unirse, usando el acceso a los conocimientos, a los recursos y a las capacidades para dar forma a procesos transnacionales que favorezcan los intereses de su propia clase.»8 El resultado de la desesperación creciente de esa parte de la humanidad acarreará «guerras civiles, violencia entre comunidades, levantamientos, delincuencia y disturbios generalizados».9
Frente a una caída vertiginosa de los mercados financieros y a un colapso económico global, el informe predice «una gran sacudida de los precios, causada posiblemente por un pico de energía o una serie de pérdidas de cosechas»,10 que «desencadenaría un efecto dominó que conllevaría el colapso de mercados internacionales clave en diversos sectores».11 Los impactos de este colapso, transmitidos por toda la economía globalizada, ocasionarían el desmoronamiento del sistema político internacional y un absoluto colapso económico.
¿Significa eso que la humanidad está en peligro? No, en absoluto. Con la «erosión de las libertades civiles», los muy ricos contarán con la protección de los «avances tecnológicos y una vigilancia omnipresente». Si a ello le sumamos «las bases de datos intrusivas, muy eficientes y accesibles, la aparición de la llamada “sociedad de la vigilancia” mermará cada vez más la privacidad, lo que tendrá su efecto correspondiente en las libertades civiles y los derechos humanos».12
Con la destrucción de los estados-nación constituidos como república y la creación de megabloques económicos relacionados entre sí a través de un mercado globalizado, las «megaciudades sustituirán» a los países independientes. El informe de- fine una megaciudad como una «gran ciudad en una región en desarrollo» con una población base de más de veinte millones de personas. Debido al desplazamiento masivo de la población, las ciudades crecerán hasta alcanzar proporciones inimaginables «que ya habrán experimentado una anarquía endémica y elevados niveles de violencia».13
Incapaces de soportar la llegada masiva de gente, las mega- ciudades «quebrarán antes de 2035». Según el informe, «los efectos serán equivalentes a la quiebra de un estado, que, a su vez, la quiebra de las ciudades puede precipitar».14 Según expe- riencias recientes en Estados Unidos, para la estabilización militar de una ciudad importante habría que declarar la ley marcial, o como afirma engañosamente el informe implantar «una estrategia generalizada entre organismos, especialistas cualificados y un compromiso operativo perdurable».15
La supremacía y los avances tecnológicos exigirán que las guerras no se libren entre estados sino más bien como un «conflicto endémico irregular y de base urbana contra adversarios con unas técnicas de combate y de supervivencia urba- na muy avanzadas».16 El informe las denomina «turbulencias sociales».
TURBULENCIA SOCIAL
Dos destacados psicólogos, Eric Trist y Frederick Emery, elaboraron una teoría de la «turbulencia social», un así llama- do «efecto amansador de los shocks del futuro», en que podría amansarse a una población a través de fenómenos colectivos como desabastecimiento de energía, colapso financiero y económico o ataques terroristas. «Si los “shocks” eran lo bastante seguidos y se asestaban con una intensidad creciente, cabía la posibilidad de conducir a toda la sociedad hacia una situación de psicosis colectiva», afirmaban Trist y Emery. También ase-guraban que «se produciría una disociación de los individuos, que intentarían evadirse del terror de la espantosa realidad emergente; la gente se negaría a aceptarla y se refugiaría en diversiones y espectáculos populares, mientras que sería propensa a los ataques de rabia».
¿Cómo aborda el informe sobre Tendencias Estratégicas la turbulencia social, la psicosis colectiva y el amansamiento de la población? «Se desplegarán cada vez más fuerzas militares regulares en entornos donde operen fuerzas armadas irregulares, como por ejemplo grupos armados, bandas, bandidos, milicias semioficiales, empresas militares privadas (PMC), terroristas e insurgentes, a menudo como adversarios pero a veces como neutrales o incluso como socios.»17 Es lo que se llama minar la moral mediante la estrategia del terror.
En realidad, estamos hablando de dos caras de la misma moneda. Por un lado, se dirige sutil y encubiertamente la manipulación y el control del pensamiento y la conciencia humana a través del poder de la televisión, en particular, y del ocio, en general; «aplicados a una lista cada vez más larga de los considerados enemigos de Estados Unidos así como a una población estadounidense confundida e inquieta, cuyos medios de comunicación corporativos formulan y gestionan un relato cada vez más superficial a la vez que montan una especie de teatro orwelliano de equidad e imparcialidad»;18 mientras que «por el otro lado, directa y abiertamente, se cambian los paradigmas, se transforman los conceptos básicos, se ensanchan los parámetros y se modifican el terreno de juego y todas las reglas del juego por las que la sociedad se define a sí misma en un período de tiempo excepcionalmente breve».19
Una de las personas clave implicadas en la guerra psicológica contra la población mediante turbulencias sociales fabricadas es Kurt Lewin, precursor de la dinámica de grupo que formó parte de la primera Escuela de Fráncfort y huyó de Alemania cuando Hitler llegó al poder. Este fragmento de su libro Time Perspective and Morale («Perspectiva temporal y moral») demuestra sus conocimientos sobre la guerra psicológica: «Una de las principales técnicas para minar la moral mediante una “estrategia del terror” consiste exactamente en esta táctica: mantener confundida a la persona sobre cuál es su situación y sobre qué puede esperar. Si, además, mediante vacilaciones frecuentes entre aplicar severas medidas disciplinarias y prometer un buen trato, a las que se suma la difusión de noticias contradictorias, se logra que la “estructura cognitiva” de la situación sea completamente confusa, la persona puede incluso dejar de saber si un plan concreto la acercará o la alejará de su objetivo. En estas circunstancias hasta aquellos que tienen los objetivos claros se verán paralizados por enormes conflictos internos a la hora de decidir qué hacer.»20
A lo largo de los últimos cincuenta años, la investigación en los ámbitos de la psicología, la sociología y la psiquiatría han mostrado que existen límites claramente marcados sobre la cantidad y la naturaleza de los cambios que la mente puede asimilar. Según la Unidad de Investigación de Políticas Científicas (SPRU) de la Universidad de Sussex en Tavistock, los «shocks del futuro» se definen como «la angustia psicológica y física que provoca cargar excesivamente el mecanismo de toma de decisiones de la mente humana». Dicho de otro modo, «una serie de hechos que se produce tan deprisa que el cerebro humano es incapaz de absorber la información». Uno de los escenarios es la llamada «superficialidad».
Después de shocks continuos, según Emery y Trist, el amplio grupo de población al que van dirigidos descubre que ya no quiere tomar decisiones y reduce el «valor de sus intenciones… Esta estrategia solo puede usarse negando las raíces más profundas de la humanidad… que unen a la gente entre sí a nivel personal negando su psique individual».21
Se instaura la apatía, precedida a menudo de una violencia sin sentido como la característica de las bandas callejeras de Los Ángeles de los años sesenta y ochenta, que Emery y Trist denominan «respuesta social organizada ante la disociación», tal como se describe en las páginas de la novela La naranja mecánica de Anthony Burgess: una sociedad dominada por una rabia infantil y animal. «Un grupo así se vuelve fácil de controlar y acaba siguiendo órdenes dócilmente, sin rebelarse, que es el objetivo de esta práctica», añaden Trist y Emery. Más aún, los adultos disociados carecen de autoridad moral frente a sus hijos, porque están demasiado sumidos en sus propias fantasías infantiles, que les suministra el televisor. Y si alguien duda de lo que estoy diciendo, no tiene más que fijarse en la actual generación adulta, que ha aceptado la decadencia moral de la generación sin futuro de sus hijos, en lugar de buscar el conflicto, lo que ha llevado a que esos adultos hayan acabado aceptando unos valores morales inferiores.
Igual que en el «mundo feliz» controlado por fármacos de Huxley, no hay ninguna decisión moral o emocional que tomar; los hippies y la rebelión saturada de drogas de la época de la guerra de Vietnam son un ejemplo perfecto sobre cómo funciona este escenario.
Estas «vacilaciones frecuentes» pasan por diversos escenarios: «Puede ser un marco estable, en el que la gente es capaz de adaptarse más o menos a lo que le ocurre, o turbulento, en el que la gente emprende acciones para aliviar la tensión o se adapta para aceptar el entorno cargado de tensión. Si la turbulencia no cesa, o se intensifica, llega un momento en que la gente deja de poder adaptarse de forma positiva. Según Trist y Emery, la gente se vuelve inadaptada: elige reaccionar a la tensión de un modo que degrada su vida. Empieza a reprimir la realidad, negando su existencia, y a crearse fantasías cada vez más infantiles que le permiten seguir adelante. En una situación de creciente turbulencia social, la gente cambia sus valores y adopta otros más degradados, valores que son menos humanos y más animales.»22
El segundo escenario es una «segmentación de la sociedad en partes más pequeñas. En este marco, los distintos grupos étnicos, raciales y sexuales se enfrentan entre sí. Las naciones se fragmentan en grupos regionales, y estas áreas más pequeñas se escinden en áreas más pequeñas aún, según aspectos étnicos».23
Trist y Emery se refieren a ello como un «aumento de los prejuicios dentro y fuera del grupo debido a que la gente quiere simplificar sus decisiones. Las líneas naturales de las divisiones sociales se convierten en barricadas».
El informe del Departamento de Defensa también tiene res- puesta para eso. Cada vez más, el «poder blando», definido como actores no estatales, «será ejercido por una gama cada vez más amplia de individuos y organismos, incluso por grupos cri-minales, terroristas e insurgentes, como medio para complementar sus actividades más violentas y coercitivas. Estas agrupaciones serán muy inestables y se disolverán cuando logren satisfacer sus intereses o cuando se presenten oportunidades más favorables, de modo que los menos sometidos a las respon- sabilidades legales o a las consideraciones morales serán quienes manipularán mejor el uso del poder blando».24
La reacción de la sociedad ante tal desintegración política y psicológica es el estado fascista que George Orwell describe en 1984. En este libro, el Gran Hermano regula la vida y los conflictos de las personas en la sociedad; existe un conflicto inter-minable que «cada grupo gobernante mantiene con sus propios súbditos, y el objetivo de la guerra no consiste en lograr o impedir la conquista de un territorio, sino en conservar intacta la estructura de la sociedad».25
El informe ultrasecreto del Departamento de Defensa también prevé este conflicto interminable. «Es probable que las tecnologías de la información y comunicación (TIC) estén tan extendidas que la gente esté permanentemente conectada a una red o flujo bidireccional de datos, con la erosión de las libertades civiles que ello conllevaría; estar desconectado podría ser considerado sospechoso.»26
El creciente dominio de las TIC permitirá a comunidades con un interés común establecerse rápidamente y coordinar la movilización rápida de cantidades importantes de personas. «Las movilizaciones rápidas, o flashmobs, pueden estar convocadas por estados, terroristas y criminales, y pueden incluir a comunidades dispersas a través de fronteras internacionales, lo que obligará a las fuerzas de seguridad a igualar esta posible agilidad y capacidad de concentrarse.»27
Lo verdaderamente importante es que «este nivel de sofisticación exigirá una aplicación integral y concertada de todos los instrumentos y organismos de poder del Estado, junto con la cooperación de todas las autoridades y organizaciones relevantes implicadas en la resolución de crisis o de conflictos».28 ¿Qué significa esto? Significa la ley marcial.
Una vez que se ha acabado con la resistencia, el tercer escenario de «shocks del futuro» es el más intenso y supone que la persona se retraiga y se refugie en «su mundo particular y rompa los vínculos sociales que podrían llevarla a verse envuelta en los asuntos de los demás».29 Trist y Emery están convencidos de que la gente estará dispuesta a aceptar «la perversa crueldad del hombre que caracterizó al nazismo». No necesariamente la estructura del estado nazi, sino el punto de vista moral de la sociedad nazi.
Para sobrevivir, la gente tendrá que someterse al Estado o pasar a la clandestinidad. Una vez más, según el informe sobre Tendencias Estratégicas: «Cualquier posible opositor futuro se habrá percatado de las ventajas de pasar a la clandestinidad si desea evitar la capacidad de vigilancia, identificación e infiltración de las sofisticadas fuerzas militares, especialmente las que despliegan sistemas y plataformas aéreos. En el futuro, los estados optarán por emplazar la mayoría de sus núcleos principales y de su potencia de combate decisiva en la clandestinidad. Del mismo modo, sus opositores irregulares basarán tanto su ataque como su defensa en redes clandestinas, especialmente en espacios urbanos complejos.»30
Técnicas para acabar con la resistencia, aplicación integral de todos los instrumentos y organismos del poder del Estado, movilizaciones rápidas, o flashmobs, tecnologías de la información y comunicación omnipresentes, segmentación de la sociedad, anarquía endémica y niveles elevados de violencia, bases de datos intrusivas, muy eficientes y accesibles, aparición de la «sociedad de la vigilancia», erosión de las libertades civiles, catástrofe humanitaria.
Esto es lo que el futuro próximo nos depara. Instintivamente rechazamos estas conclusiones, aunque se basen en los indicios sólidos de un informe secreto preparado por un gobierno y redactado por Bilderberg. «Sin embargo, hemos de tener el valor de seguir estos indicios porque, como el lector descubrirá, lo que está en juego no es simplemente nuestra visión de la realidad. Que las revelaciones de estos datos pongan en peligro o destruyan nuestra visión del mundo no cambia el hecho en sí: la conspiración es real, está en marcha, y el 11 de septiembre de 2001 fue solo un preludio de lo que nos tienen preparado.»31
Estamos ciertamente a las puertas del infierno. Y de los caminos que sigamos ahora dependerá que vivamos en el siglo XXI como repúblicas de estados-nación o como un montón de esclavos deshumanizados, exterminados selectivamente y subyugados.


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