Revista Salud y Bienestar

Nuevo método para predecir abortos espontáneos

Por Byrock66 @soychapinyque
Nuevo método para predecir abortos espontáneos

Una nueva técnica es capaz de determinar con fiabilidad y consistencia el riesgo de perder el bebé en un embarazo con peligro de aborto espontáneo

Cerca del 20% de las embarazadas sufre amenaza de aborto espontáneo y, de estas, una de cada cinco perderá su bebé. Es decir, en el total de la población, a 4 de cada 100 mujeres se le interrumpe el proceso de gestación por causas naturales antes de transcurrir 20 semanas. Hasta la fecha, no estaba disponible ningún diagnóstico eficaz capaz de predecir qué embarazos amenazados de aborto espontáneo terminarían de forma inesperada, pero un grupo de científicos del Reino Unido ha elaborado un sencillo índice capaz de hacerlo.
Un grupo de investigadores ha desarrollado una herramienta capaz de predecir abortos espontáneos. La han bautizado como "PVI" (Índice de Viabilidad del Embarazo) y permite determinar con fiabilidad y consistencia el riesgo de perder el bebé en un embarazo amenazado de aborto espontáneo. En el estudio participaron 102 embarazadas de 6 a 10 semanas que habían experimentado sangrado vaginal y a quienes se les había diagnosticado amenaza de aborto espontáneo.
Durante cinco semanas los investigadores realizaron análisis semanales de dolor y de sangrado vaginal, así como ecografías y determinaciones de los niveles de progesterona y hormona gonadotropina coriónica (HCG) para determinar qué factores podían afectar a la viabilidad de la gestación. Tras este periodo de seguimiento y, puesto que 22 de los embarazos se perdieron y 80 continuaron, los investigadores hallaron seis factores relacionados de manera muy estrecha con la viabilidad de su estado: tener antecedentes familiares de problemas de fertilidad, la talla del feto, su edad gestacional, la cantidad de sangre perdida, los niveles de progesterona y de HCG. Por separado, ninguno de estos factores se pudo considerar determinante, pero los investigadores detectaron que si combinaban dos de ellos (la cantidad de sangre perdida y los niveles de HCG) obtenían suficiente información para predecir con eficacia si una gestación con riesgo de interrupción tenía posibilidades de continuar o si, por el contrario, no llegaría a término. Los resultados del estudio muestran que el PVI logró predecir de forma precisa la viabilidad del 94% de los procesos llegados a término y estimó correctamente el 77% de los embarazos que se interrumpieron. Estas conclusiones se han presentado en la reunión anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología celebrada en fechas recientes en Estocolmo (Suecia).
Solo en caso de abortos espontáneos recurrentes o uno en etapas más avanzadas del embarazo se realizan varias pruebas a la madre
Kaltum Adam, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital St. Mary de Manchester (Reino Unido) y responsable del trabajo, explica que "la introducción de esta herramienta en la práctica clínica podría tener muchas consecuencias positivas para la salud, ya que además de evitar pruebas innecesarias y potencialmente dañinas, los médicos podrán conocer cuáles son las gestaciones más comprometidas con antelación, de modo que se podrán estudiar para diseñar intervenciones más eficaces para rescatarlas". El PVI podría evitar tratamientos innecesarios en los casos en que las posibilidades de que el feto llegue a término son escasas y, por otra parte, concentrar los esfuerzos en quienes tienen una mayor posibilidad de éxito.

Las causas de los abortos espontáneos

La interrupción espontánea por causas naturales se registra antes de 20 semanas. A menudo, ocurre de forma temprana en el período de gestación, incluso antes de que la mujer sea consciente de su estado. En la mayoría de los casos, es inesperado y no se puede prevenir ni impedir, pero hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de sufrirlo. Entre los más importantes figuran las anomalías cromosómicas en el feto, que es la causa más frecuente durante el primer trimestre de embarazo y, a menudo, es a consecuencia de un error en la formación del óvulo o espermatozoide. Este riesgo aumenta con la edad. Otro factor importante son los problemas relacionados con la salud de la madre. Entre los más usuales destacan algunas enfermedades autoinmunes y trastornos hormonales, como la enfermedad tiroidea, el síndrome del ovario poliquístico o la diabetes. También puede ocurrir el desarrollo de un cigoto detenido (un saco del embarazo que no contiene feto) o problemas en el útero o cuello uterino. El tratamiento de estas enfermedades, antes y durante el embarazo, puede disminuir de manera significativa el riesgo de aborto espontáneo. Por último, un estilo de vida poco saludable de la madre, con consumo de drogas, tabaco, alcohol y cafeína, aumenta el riesgo de sufrir uno. Sus síntomas más habituales son manchado y sangrado vaginal, así como dolores abdominales y calambres. No obstante, no son siempre señal de que suceda algún problema, de modo que lo más recomendable es consultar al médico. En general, no se realiza ningún tipo de diagnóstico para prevenir abortos espontáneos, incluso después de haber sufrido uno, si se ha registrado en las primeras semanas del embarazo. Solo en caso de abortos espontáneos recurrentes o uno en etapas más avanzadas del embarazo se pueden realizar varias pruebas a la madre, como análisis de sangre, ultrasonidos o biopsias del endometrio, para detectar posibles trastornos hormonales, anomalías cromosómicas o problemas en el útero.

TRAS UN ABORTO

Tras un aborto espontáneo el tratamiento es mínimo, ya que en la mayoría de casos el útero se vacía de forma natural como si fuera una menstruación. En algunas ocasiones, el vaciado del tejido del útero requiere de ayuda médica mediante un legrado uterino o mediante la utilización de un fármaco llamado misoprostol. Por último, hay que tener en cuenta que se dan de forma natural y, por norma general, no suponen ningún riesgo de salud para la mujer. Muchas mujeres tras un incidente fallido deciden quedar de nuevo embarazadas y, en la mayoría de los casos, lo consiguen sin más problemas. No obstante, tras un episodio, es necesario un período de recuperación, tanto físico como emocional. Una vez recuperada, a menudo después de una menstruación común, la mujer es capaz de llevar a cabo una nueva gestación.
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