LONDRES (AP) – El nuevo ministro del Interior de Gran Bretaña se comprometió el lunes a resolver un escándalo migratorio que sacudió al gobierno y dijo que, como hijo de inmigrantes, estaba enojado por el maltrato a los residentes de larga data del Caribe.
El secretario del Interior, Sajid Javid, dijo que haría “lo que sea necesario” para resolver el estado de todos aquellos que se convirtieron en víctimas inocentes de las duras políticas de inmigración del gobierno conservador.
“Lo haremos bien con la generación de Windrush”, dijo Javid a los legisladores en la Cámara de los Comunes.
La primera ministra Theresa May nombró a Javid para el puesto clave el lunes, horas después de que su predecesora, Amber Rudd, renunciara por su papel en lo que se conoce como el escándalo de Windrush.
El furor comenzó hace semanas cuando el periódico Guardian informó que a algunas personas del Caribe que han vivido en Gran Bretaña durante décadas se les negó la atención médica o se las amenazó con la deportación porque no podían presentar documentos que demostraran su derecho a residir en el país.
Los afectados son conocidos como la “generación Windrush” después del barco Empire Windrush, que en 1948 trajo a cientos de inmigrantes caribeños a Gran Bretaña en busca de enfermeras, trabajadores ferroviarios y otros para ayudar a reconstruir después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial.
Ellos y muchos inmigrantes subsiguientes de la Commonwealth tenían el derecho automático de establecerse en el Reino Unido. Pero a algunos se les ha negado la vivienda, el empleo o el tratamiento médico debido a los requisitos que los empleadores y los médicos controlan el estado migratorio de las personas. Otros han sido informados por el gobierno de que están en Gran Bretaña ilegalmente y deben irse.
La indignación por su tratamiento ha aumentado la presión sobre May, que fue secretaria local entre 2010 y 2016 e introdujo duras políticas de inmigración destinadas a hacer de Gran Bretaña un “ambiente hostil” para los inmigrantes no autorizados.
“Es el primer ministro quien ha creado las razones fundamentales para el escándalo de Windrush”, dijo Joanna Cherry, portavoz de asuntos internos del opositor Partido Nacional Escocés.
Javid, el hijo de inmigrantes paquistaníes, es el primer político de una minoría étnica en ocupar uno de los cuatro puestos principales en el gobierno de Gran Bretaña: primer ministro, ministro de finanzas, secretario de asuntos exteriores y secretario del Interior.
“Al igual que la generación Caribbean Windrush, mis padres llegaron a este país desde la Commonwealth en la década de 1960”, dijo Javid. “Ellos también vinieron para ayudar a reconstruir este país y ofrecer todo lo que tenían”.
Javid dijo que cuando vio la difícil situación de los migrantes de Windrush, “pensé que podría ser mi madre, mi hermano, mi tío o incluso yo”.
Se distanció de la frase “entorno hostil” y dijo que “es una frase que no ayuda y no representa nuestros valores como país”.
La inmigración es un tema divisivo en Gran Bretaña, y la reducción del número de recién llegados fue un factor importante para muchos votantes que en 2016 respaldaron abandonar la Unión Europea. El gobierno conservador tiene una meta largamente insatisfecha pero largamente declarada de reducir la inmigración neta por debajo de 100,000 personas por año, menos de la mitad del nivel actual.
Aún así, el tratamiento de la generación Windrush ha provocado consternación en todo el espectro político en Gran Bretaña.
Rudd y May se disculparon en repetidas ocasiones y dijeron que todos los inmigrantes de la Commonwealth anteriores a 1973 que aún no tienen la ciudadanía británica lo obtendrán y los afectados recibirán una compensación.
Pero la posición de Rudd empeoró después de que ella le dijo a los legisladores la semana pasada que el gobierno no tenía objetivos para deportar personas, solo para que surja un memorando de 2017 que menciona objetivos específicos para “expulsiones forzadas”.
Rudd dijo que no vio el memo, pero The Guardian luego publicó una carta filtrada que le escribió al primer ministro discutiendo un objetivo de aumentar las deportaciones en un 10 por ciento.
En una carta de renuncia al primer ministro, Rudd dijo que había “engañado” involuntariamente a los legisladores. May dijo que aceptó que Rudd había hablado “de buena fe” y lamentó haberla despedido.
El escándalo de Windrush también está causando ansiedad a los 3 millones de ciudadanos de la Unión Europea que viven en Gran Bretaña y que están preocupados por su estatus migratorio después de que el país abandone la UE en marzo próximo. El gobierno británico dice que se les permitirá quedarse.
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