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Una de las mejores actividades que uno puede realizar durante el fin de semana es hacer una buena ruta de senderismo. A nadie se les escapan los enormes beneficios que aporta a los que lo practican habitualmente, ayuda a perder peso, mejora la circulación cardíaca, alivia dolores de espalda, respirar aire puro, contacto con la naturaleza etc...
Hay otros sin embargo que prefieren dedicar el fin de semana simplemente a descansar y a darse algún que otro capricho gastronómico sabedores que el lunes hay que volver al trabajo (los que lo tengan) y probablemente a una triste semidieta semanal.
En mi familia, como en muchas otras, se dan los dos perfiles, yo soy más de hacer deporte y mi pareja es algo más de relax (y más ahora con una pequeña de por medio) eso sí, los dos somos de buen comer, por eso cuando recibí una invitación para hacer una ruta de senderismo por el Parque Natural los Alcornocales, que incluía el alojamiento en un acogedor hotel y la comida en el mejor restaurante de la zona, no me lo pensé mucho, metimos las maletas en el coche, y puse rumbo a Alcalá de los Gazules que es donde empieza nuestra aventura de hoy.
Alcalá de los Gazules es un bonito pueblo blanco de Cádiz situado a los pies del Parque Natural los Alcornocales. Hay quien dijo una vez que "uno puede salir de Alcalá de los Gazules el tiempo que haga falta, pero es imposible que Alcalá salga de uno", estas palabras las pronunció en una entrevista Alejandro Sanz cuando le preguntaron por el pueblo de su madre y el lugar donde él solía veranear. Probablemente Alejandro tenga toda la razón, de hecho yo me he llevado un grato recuerdo de Alcalá, pero mucho más de los alcalaínos, en especial de Yéssica, una joven guía local capaz de transmitirte toda su pasión por la naturaleza en apenas unas horas de caminata por el parque.
Pero como para andar primero hay que comer y descansar, les recomiendo que hagan una parada en la Venta Restaurante Los Corzos situado muy cerquita de Alcalá de los Gazules. Este restaurante goza de fama en los alrededores y no es para menos si tenemos en cuenta su estupenda relación calidad-precio.
Nosotros por ejemplo probamos de entrada un plato de jamón pata negra y una ensalada de langostinos, seguimos con un revuelto de trigueros y como plato principal un solomillo de retinto en su punto y de la zona acompañado de una buena copa de vino tinto, para terminar, de postre nos pedimos una mousse de chocolate para los dos, mas que nada por probarla porque en realidad es imposible comérselo todo. Para la pequeña pedimos unas varitas de merluza acompañada de patatas y tampoco pudo con el plato que le pusieron.
Os puedo garantizar que los platos eran más que generosos y que estaba todo riquísimo y si no me creen sólo tienen que echar un vistazo a las opiniones de Tripadvisor donde cuentan con más de 345 opiniones y una nota de 4,5 sobre 5 lo que lo coloca con el restaurante número 1 de la zona, o si lo prefieren miren en su cuenta de Facebook que cuenta con unas 100 opiniones y un 4,4 sobre 5 que dan buena cuenta de su calidad.
Si lo que buscan además es un lugar para pasar el fin de semana antes de recorrer el Parque Los Alcornocales, pescar en la laguna de Barbate, ir de caza o simplemente visitar algunos pueblo blancos de Cádiz os recomiendo el Hotel Las Palmosas (de la misma gestión que el Restaurante Los Corzos)
Es un hotel de 3 estrellas y 12 habitaciones todas ellas muy amplias y con un espacioso cuarto de baño y terraza privada. Además si viajáis con niños pequeños os pueden acondicionar una cuna o una cama pequeña para ellos. He de decir que estaba todo muy limpio y descansamos toda la noche sin ruidos, si no llega a ser por lo insistente del despertador me pierdo la subida al Picacho que tenía programada al día siguiente.
Pero como el objetivo que tenía en mente era subir al Picacho y descubrir el por qué de su nombre, hago de tripa corazón, me levanté de la cama y me fui de nuevo al Restaurante Los Corzos para desayunar unas tostadas más grande que la suela del zapato de Gasol y reunirme con mi guía Yéssica para iniciar la aventura.
Antes de continuar les diré que, en determinadas fechas del año es necesario pedir autorización a la oficina del parque natural para poder realizar algunas rutas, en este sentido Yéssica no sólo es una excelente guía sino que además les puede ayudar en este trámite, por eso les dejaré su correo al final de la entrada por si quieran contactar con ella, no se arrepentirán de su compañía...
Pues bien, la subida del Picacho, que no Pikachu como se empeñan en llamarlo los peques de la casa, es una ruta lineal de unos 7 kms i/v pero que supera un desnivel de casi 500 metros hasta una cima situada a 878 metros por lo que es de una dificultad baja/media.
El inicio de la ruta está en el km 13-14 de la carretera A-2304 (Alcalá de los Gazules-Ubrique) en el área recreativa el Picacho donde hay una zona de aparcamiento. Si cruzan la carretera comenzarán la ruta por un camino donde podrán ver Acebuches y Quejigos como el de la foto de arriba.
Una curiosidad del Quejigo son las agallas, unas bolas extrañas que a veces adornan este árbol...
Al contrario de lo que puedan pensar, las agallas no son el fruto del Quejigo, sino que surge por la extraña relación entre los insectos y el árbol. El insecto, normalmente una avispa, deposita un huevo en alguna hoja o rama del Quejigo, cuando nace la larva está comienza a comerse la hoja, pero el Quejigo para evitarlo rodear a la larva con capas de tejido vegetal que con el tiempo se endurecen. Este envoltorio protector contiene todo lo que la larva necesita para alimentarse y además la protege de depredadores por lo que la larva vive tan agustita hasta que decide salir y hace un agujero como el que pueden ver en la foto.
Dejemos al Quejigo y tras un breve ascenso llegaremos a una de las fotografías obligadas de esta ruta, la laguna del Picacho...
Está laguna estacional está rodeada por una vaya porque es un ecosistema donde viven ranas, tritones y otros anfibios singulares algunos en peligros de extinción y todos protegidos. así que verlos Si (bueno, si tienen suerte) pero tocarlos No. También es una fuente donde vienen a beber los animales del parque.
La laguna se alimenta sólo gracias al agua de lluvia y al suelo arcilloso de la zona que evita que se filtre, pero claro, en verano está seca. Eso sí, el recorrido tiene mucha sombra así que también pueden hacerlo sin problemas en época estival.
Si seguimos el camino, pronto llegaremos a unas casas, hoy en día abandonadas, y podremos ver un antiguo horno de pan.
Aquí, los lugareños cocían teleras (piezas de pan de campo de 2 o 3 kilos) que consumían en varias jornadas, pero claro, no sólo de pan vive el hombre y en épocas de hambruna hay que buscar el alimento donde sea. Precisamente por eso hay un árbol en las inmediaciones que no es natural del parque, sino que fue plantado por el hombre como una fuente de nutrientes, el algarrobo.
Me pregunto a cuántas personas habrá salvado este preciado árbol y es que es un verdadero salvavidas cuando los cultivos y el forraje para animales ha sido malo.
Además, de sus semilla se hace harina, la harina de garrofín y hoy en día se usa en muchos productos como sustitutivo del cacao para hacer chocolate....si no me creen, miren en los ingredientes de su tableta de chocolate la próxima vez que vayan al supermercado, a lo mejor se sorprenden. También se usa en la industria farmacéutica para crear laxantes o pastas de dientes, en cosmética para producir geles y cremas de afeitar así como también para hacer pinturas y colas para construcción. Aparece en el betún que usamos en los zapatos e incluso como aditivo para mejorar el sabor de los cigarrillos, entre otras muchas utilidades. En resumen, el algarrobo es casi casi el Florentino Fernández de los árboles...está plagado de propiedades.
Después de este chistaco impresionante sigamos caminando y pronto empezarán a oír el ruido del agua. Se trata de la Garganta de Puerto Oscuro, donde podremos encontrar un bosque de galería formado por adelfas y alisos que crecen de forma vertical en las orillas.
Yessica me contó que las adelfas son unas plantas muy tóxicas, lo cual es bastante curioso ya que al ser una planta "todoterreno" y aguantar muy bien tanto la humedad como la sequía, unido a la belleza de sus flores se usa mucho en jardinería tanto en casas privadas como en espacios públicos como por ejemplo, se usa en muchas medianas de nuestras autovías y autopistas.
Pues bien, no toda la gente sabe que si un niño o animal le da por masticar las hojas o la flores le puede producir dolores de estómago, vómitos y en dosis altas fiebre, problemas respiratorios e incluso una parada cardíaca, así que a las adelfas mejor mirarlas...pero desde lejos.
Por suerte para nosotros no todas las plantas del parque tienen tan "mala leche" y las hay que regalan lo mejor de sí mismas para nuestro uso y disfrute...como es el caso del matagallo
Esta sacrificada planta, tiene la peculiaridad de que sus hojas son anchas, esponjosas y de tacto suave...así que ¿cuál pudo haber sido su uso?....digamos que el perrito de Scottex y el matagallo serían buenos colegitas..... Si te paras a pensar resulta de lo más irónico que la adelfa, que tiene un nombre exótico que evoca a los Elfos del bosque te puede dar un serio apretón de barriga, mientras que el matagallos, que tiene nombre de asesino de aves de corral, te puede ayudar a solucionar el problema de la adelfa...en fin, curiosidades de la vida.
Sigamos avanzando con la vista siempre puesta en la cima del Picacho que cada vez está más cerca...
Si se fijan pueden ver en la foto unos acebuches verdes rodeados de lentiscos todavía más verdes. Esto no es una mera casualidad, se trata de una curiosa asociación natural ya que las hojas tiernas del acebuche son las favoritas, entre otros animales de llamados "duendes del bosque", los corzos que habitan el parque. Así que para evitar que los corzos se la puedan comer, el acebuche se rodea de lentisco que tiene unas hojas mentoladas que no agrada a estos animales y por tanto no se acercan. Lo curioso es que para lograrlo el acebuche atrae a los pájaros quienes ya han comido el fruto del lentisco y por tanto cuando excrementan desde la rama de los acebuches plantan lentisco a su alrededor.
Un poco más adelante hay una explanada donde antiguamente vivían más personas. En este lugar había hornos pero que no eran usados para hacer pan, como el que vieron arriba, sino para producir carbón que luego intercambiaban por pan con sus vecinos de abajo asó como por otros bienes. Hoy día no podrán ver los hornos de carbón, pero si se fijan en el suelo...
...podrán ver un color negruzco que son los restos de dicha actividad. A estas alturas nos encontramos rodeados por fin de Alcornoques, al fin y al cabo el Parque Natural Los Alcornocales es el mayor alcornocal de España y uno de los más extenso, sino el que más, del mundo. Aunque si les soy sincero yo sigo pensando que la mayor concentración de alcornoques está concentrada en los Palacios del Congreso y del Senado en Madrid...
Pero a estos alcornoques del parque natural se les saca más provecho...
...y es que de los alcornoque se extrae el corcho, y el corcho es un material con unas propiedades increíbles que van mucho más allá de servir sólo para tapón de botellas de los buenos vinos. Es ligero, flexible, impermeable, fácil de manejar, sirve de protección térmica, tiene una excelente flotabilidad, sirve como aislante acústico, tiene una alta resistencia al fuego pero cuando arde tiene una gran capacidad calorífica, y así un largo etc... es tan especial que el ser humano todavía no ha podido imitarlo con éxito...ni siquiera los chinos. Además es el único componente de la naturaleza con un coeficiente de Poison igual a cero, esto es, si se aplica una fuerza de tracción en el corcho, no sufre deformación perpendicular lo que lo convierte en un supermaterial que aguanta el forzado en condiciones extremas.
Para comenzar con la extracción del corcho, que es muy respetuosa con el árbol ya que no se tala, ni se daña y es además totalmente manual, hay que esperar mínimo 30 años a que el alcornoque tenga un grosor de unos 65-70 cm de diámetro, a esta primera capa se llama bornizo y es la de peor calidad, vamos la que se usa como adorno en los portales de belén. Para quitarle una segunda capa, la secundera, hay que esperar otros 10 años y sigue sin ser una capa con calidad suficiente como por ejemplo sacar los tapones de corcho para el vino. Para esto hay que esperar otros 10 años a una tercera capa y así sucesivamente...
Con esto ustedes ya pueden calcular, a groso modo cuál sería la edad aproximada de este alcornoque. Sabiendo que tiene tres sacas, este alcornoque probablemente tenga unos 60 años.
Prosiguiendo con la ruta, el camino comienza a empinarse y pasaran por una zona con un pequeño arroyo siempre a la sombra y con un bosque de canuto en donde, aunque parezca increíble, Yéssica me enseñó que oculta especies prehistóricas como helechos, que son verdaderamente difíciles de ver en estas latitudes o la que llaman la joya del parque, el rododendro.
Además dependiendo de la época en que hagan la ruta podrán incluso probar algunos frutos del bosque, como bellotas o madroños...
A medida que vamos subiendo poco a poco la vegetación va cambiando, se ven menos alcornoques y aparecen grandes pinos, algunos centenarios y todos mejor adaptados a la altura. En este punto si se desvían un poco del sendero llegarán a un mirador donde podrán hacer un alto para descansar con unas vistas increíbles, sin embargo el premio gordo está cada vez más cerca por lo que después de una pequeña pausa les recomiendo que hagan un último esfuerzo y sigan el sendero hasta la cumbre.
Pronto los pinos desaparecen en la zona conocida como el Puerto de las Calabazas, a estas altura los fuertes vientos y el suelo, muy pobre en nutrientes, no permiten que crezcan grandes árboles, sino más bien pequeños matorrales y plantas que se las tienen que ingeniar para sobrevivir. De entre todas estas plantas destaca una que sólo existe en este lugar...
Esta curiosa planta es la Drosophyllum Lusitanicum y es una planta carnívora. Como les contaba, el suelo de la montaña a estas alturas tiene muy pocos nutrientes y la planta se rodea de pequeñas gotas como si fuera rocío pero en realidad es una especie de sustancia pegajosa que atrae a los insectos por su olor y que los mantiene atrapados hasta que mueren de hambre o ahogamiento. En ese momento comienza su descomposición de la cual se nutre la planta. Por favor, sean cuidadosos ya que se trata de una planta endémica y en peligro de extinción.
Pero la planta no es lo único peligroso de la montaña, yo por ejemplo tuve una mala experiencia con el desprendimiento de una roca...
Al principio la intenté frenar, pero luego tuve que salir pitando...jejeje. En fin, fuera de bromas, desde este punto la cima esta ya "a la vuelta de la esquina", así que tras una pequeña, pero eso sí, exigente cuesta, llegamos por fin a la ansiada cumbre con sus impresionantes vistas.
En días claros se puede ver incluso el estrecho de Gibraltar y la Bahía de Cádiz con su famoso puente, varios pueblos de la provincia como el propio Alcalá de los Gazules o por ejemplo la laguna de Barbate donde tiene su origen en la Garganta de Puerto Oscuro por la que pasamos antes...en definitiva las vistas son increíbles.
Si se fijan bien en la foto verán un pequeñisimo charco verde en mitad del bosque...esa es la laguna del Picacho donde prácticamente comenzamos nuestra ruta.
Además en la cima descubrimos un curioso animal que me da a mí que es quien pone el nombre a esta montaña...
...resulta que al final va a ser verdad eso de que los niños siempre dicen la verdad jejeje.
Va siendo hora de despedirme, pero antes de hacerlo quiero agradecer a la gente que ha hecho posible esta experiencia, a los amigos de la Andalucia Travel Bloggers, a los propietarios de la Venta-Restaurante Los Corzos y Hotel la Palmosa que nos brindaron una calurosa bienvenida y nos hicieron sentir muy tan bien que no tuvimos que preocuparnos nada más que de disfrutar, y a Yéssica que me enseñó un montonazo de curiosidades del que Parque Los Alcornocales.
Por cierto, como les prometí aquí tienen su correo; [email protected], sin duda la mejor opción si quieren conocer de verdad el parque.
Y con esto y un bizcocho me despido,
Muchas gracias.