Revista Insólito

Nuevo programa de talentos infantiles en tv, los pelos se me vuelven a poner de punta

Publicado el 29 diciembre 2013 por Iris Bernot @irisbernot
       Siempre me han inquietado y fascinado los usos que los adultos hacen a veces de sus niños. No me refiero a los abusos sexuales, porque aquí entraríamos a hablar de esas "familias" que en realidad son grupos disfuncionales que sirven de refugio y tapadera a monstruos que gustan de abusar de sus propios hijos ante la pasividad y la complicidad del resto de los miembros del asqueroso"clan", me refiero a esos adultos que creen que los niños son de su propiedad y que pueden exhibirlos al mundo cual monos de feria sin pudor ninguno. Siempre he tenido una opinión muy clara en el tema de la protección a la infancia y ésta me ha llevado muchas veces a tener que entrar en debates en los que seguramente no debería de entrar, porque creo que tengo tanto a derecho a pensar que los niños deberían ser protegidos por sus adultos al máximo al igual que otros tienen derecho a pensar muchas otras cosas que a mí me traen sin cuidado. Y es que, cuando creo que la estupidez de los adultos ha alcanzado su máximo nivel, resulta que ocurre algo nuevo que tira por tierra este pensamiento y que me hace ver que los adultos podemos llegar a ser todavía más estúpidos de lo que solemos ser normalmente.      El otro día estrenaron un programa de tv, no voy a decir en que canal porque no quiero darle publicidad, en el que niños de diez años cocinan para cocineros adultos que luego ponen nota a sus platos. El programa no tiene nada de malo en apariencia, por supuesto. No es cuestión de exagerar. Pero mientras lo estaba visionando, los pelos de los brazos y las piernas se me empezaron a poner de punta, y entonces supe que estaba ante un espectáculo que desagradaba a mi cuerpo y a mi mente. Si el programa hubiera sido para un canal de tv infantil y para espectadores infantiles, que creo que en realidad es lo propio, que los niños concursen y actúen en medio de su grupo de iguales, mi vello corporal habría seguido descansando sobre mi piel, pero ver a cuatro niños cocinando y compitiendo entre ellos en medio de un público adulto que no tiene otra cosa mejor que hacer que deleitarse con eso y siendo juzgados por un jurado adulto hizo que todo mi mundo se desmoronara otra vez.
       Yo creo que los niños son niños, y punto. Los niños tienen derecho a ser niños. No son los juguetes de los adultos ni los bufones de la corte. Creo que hay padres que todavía no se han enterado de esto y por eso ponen fotos de sus niños en las redes sociales, los presentan a concursos de talentos en  vez de dejar que jueguen en el parque y los exhiben en los escaparates de las tiendas de fotos con los trajecitos de comunión para que el pedófilo de turno pase por ahí unas cien veces al día y se recree con las imágenes. Los hay que incluso aprovechan su fama social para sacarlos en las revistas del corazón como si fuera decisión suya el mostrarse al mundo y los hay que hasta les hacen bailar en medio de la turba borracha e histérica en las celebraciones familiares para que las risas no decaigan. Me parece muy bien y muy loable que los adultos estén orgullosos de sus niños, faltaría más, pero creo que vivimos en un mundo muy hostil e incierto y que los niños no tienen porqué estar expuestos a él antes de tiempo. Algunos dirán que soy demasiado radical, pero yo prohibiría la exhibición de menores en las redes sociales, los  programas de tv, los escaparates y las revistas, y les recordaría a los adultos que los niños deben vivir en su mundo de piruletas y super héroes hasta que puedan vivir en este mundo basurero que es el de los adultos, y me quedaría tan ancha.
       Los niños son niños, y hasta que sean adultos tienen derecho a estar protegidos. Tienen derecho a no ser expuestos sin su consentimiento ( porque ellos no dan el consentimiento a todas esas exposiciones porque al ser menores no pueden darlo) y a jugar con sus juguetes y a soñar con un mundo lleno de estrellas de colores y de dragones y de princesas encantadas. Los niños no nacen para que sus adultos puedan cumplir sus sueños a través de ellos, nacen para ser individuos con identidad propia y para tener su camino. No tienen porqué estar expuestos a todas horas ni estar sometidos al escarnio público porque tienen las orejas muy grandes o cocinan mal o porque son más delgados que el hijo de la vecina del tercero, por ejemplo. Tienen derecho a que se les deje a un lado y a no entrar en el mundo competitivo y sin sentido de los adultos. Ya tendrán tiempo de entrar. De hecho, al final van a tener que acabar viviendo en él, como todos los adultos del mundo mundial. Puede que esta opinión resulte desagradable para algunos y puede que decidan atacarme por ello, pero eso no va a hacer que los pelos se me sigan poniendo de punta cada vez que vea a niños usados para el entretenimiento y la tontería de los adultos. Los niños son solo niños, y ya está. ¿Acaso han de ser algo más?

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