Para empezar, los dos casi negros. El primero es para
Last Quarter, de Ai Yazawa que se suma al que ya había hecho para Historia de un vecindario de la misma autora. Si os fijáis no es negro del todo, tiene una filigrana dorada muy elegante que me parecía que era el que mejor pegaba con ella, al menos de los papeles que tengo por casa. El otro es Kami no Nawa, de Kei Kusunoki, un shojo muy minusvalorado a pesar de lo interesante que es. El papel es negro con rayitas un poco más grises, algo que apenas se aprecia en las fotos. Al ser una obra tan sobria le pegaba un papel así.Los tres que siguen ya tienen tonos más vivos. El primero de diagonales de varios colores es para Lo nuestro no puede ser, tío, de Kaco Mitsuki. Es un rollo de papel que he comprado recientemente así que es la primera vez que lo uso, no como los dos siguientes que, si conocéis mi blog, lo habréis visto en otros cofres (aquí). El de los cuadrados de fondo rojo es para Private Prince, de Maki Enjoji y el rosado es para Georgie de Man Izawa y Yumiko igarashi, hecho exclusivamente con trozo del rollo que me sobraron de otros cofres y al que ya me quedará como para uno o dos más.
Y para acabar, una foto con todos los cofres que quizás me podría haber ahorrado porque con la mala iluminación que hacía cuando he hecho las fotos apenas se ve nada.
Normalmente los cofres para series de tres tomos son algo tontos y no os recomendaría perder tiempo en ellas, mejor en series más extensas, pero las cajas que he usado para ellos eran así de estrechas y, como al final la cosa es reutilizarlas aprovechando al máximo sus dimensiones, pues han caído para estas series de pocos números.