Revista Opinión
La era zeferinista ha llegado a su fin, como bien ha ocurrido y seguirá ocurriendo a través de los tiempos cuando de eventos humanos se trata; sin importar el ámbito donde los actores, sujetos o políticos intenten cambiar el discurrir de los acontecimientos cotidianos; algunos individuos con su talento y capacidad logran cambios visibles en el trecho de tierra que les toca vivir, otros más intensos inclinan el eje de la historia humana, cambiando el trayecto de civilizaciones enteras, para bien o para mal. Todo principio tiene un final ineludible, tarde que temprano los tiempos fatales se cumplen, la propia vida está regida por este principio, posiblemente el mismo Universo se atenga a este ciclo que inicia una y otra vez de manera interminable. Zeferino Torreblanca está por termina su ciclo como gobernador, iniciará nuevos ciclos, pero este en particular que tuvo como elemento principal la esperanza de cambio y progreso de todo un estado, se termina y, se termina con más pena que gloria ante el peso agotador de las circunstancias que le toca vivir como gobernador de Guerrero.La historia de los ciclos de gobernantes de todos los niveles del pueblo mexicano está regida por la constante de las promesas incumplidas, la fatalidad de hombres que tuvieron en sus manos el destino de México y, no tuvieron el tamaño suficiente, el talento y el valor para dar un giro a la historia de México. Antes que ello privó la corrupción, las ambiciones personales y de grupo, el crimen, el nacimiento de fortunas descomunales que polarizan a la sociedad, todo ello ha convertido el país en un estado parcialmente fallido, donde las fuerzas fácticas controlan parcialmente algunas instituciones.Hemos visto cumplirse estos ciclos a través de los años, hemos visto a sus protagonistas envejecer y morir, algunos hasta dignos y orgullosos de su proceder, a pesar de que la historia y el clamor popular los condena; ¿acaso a México le quedará tiempo para seguir siendo mero espectador? De cómo el pan y la riqueza se multiplican en países que veinte años atrás carecían de todo cuanto ahora tienen.Guerreo tiene sus propios ciclos políticos y sus propios espectadores, como en el país y como en otros estados hemos visto desfilar a nuestros próceres, ¿Cuánto bien han hecho por un estado que les dio todo? Las circunstancias y rezago que se viven en la actualidad nos hace pensar que no mucho. Quizás sí dejaron una pesada herencia al estado, la de sus vástagos, algunos con talento propio, otros con ninguno, pero que se afianzan al poder como un derecho propio y heredado. A bien decir, tienen todo el derecho, se los confiere la constitución de votar y ser votados; ¿pero y el pueblo, y, Guerrero?, ¿acaso seguirá mirando como el estado ha dejado su inerte estado para sumirse en una vorágine que parece no tener fin?
Cuando un ser nace, a pesar de su fragilidad, tiene todo el potencial que el destino le puede brindar; quien apenas nace, sean cuales fueran las circunstancias, tiene muchas mejores opciones que el que está por marcharse; en el primer caso, el ciclo de la vida inicia con toda su magia maravillosa, en el otro caso el ciclo se cierra con toda la incertidumbre de la oscuridad.Ángel Heladio Aguirre Rivera, nace como gobernador del Estado de Guerrero, una reñida competencia electoral pario su estatus, hoy apenas gobernador electo, mañana flamante gobernador que llevará a cuestas la terrible tarea de aplicar la ley y pacificar el estado, porque digo terrible, porque Guerrero no soportaría otro sexenio o cuatrienio en las condiciones actuales, no soportaría un gobernante, un principito sentado en un gran trono mientras el mundo de sus súbditos se derrumba a sus pies. Guerrero merece un gobernador interactivo, que se ofrezca entero a los guerrerenses, antes que a los amigos, grupos y partidos políticos, un gobernador que le ponga creatividad al asunto de gobernar, pero una creatividad positiva que permita avances visibles a corto plazo, no queremos que en algunos cortos años se cierre un ciclo más, el ciclo de Ángel Aguirre con malas noticias y caras tristes; no queremos que Aguirre gobierne ni anteponga los intereses de partido a del bienestar común.En Coyuca de Benítez, también habrán de cerrarse ciclos políticos e iniciarse otros, seguramente ciclos con cuentas más alegres que las actuales; por hoy, en las actividades coyuqueñas, no se vislumbra un evento u obra importante que salve de la medianía la administración que preside Merced Baldovinos, y conste que el término medianía es un adjetivo suave para el caso de Coyuca.