Los nuevos materiales para vestir las fachadas de los edificios les dan un toque a veces hasta futurista. Se empiezan a ver edificios con materiales de acero, madera, cerámica ventilada o de vidrio. Claro que estos materiales vienen a sustituir a los más tradicionales, como la fachada de fábrica de ladrillo (caravista), piedra o simplemente con proyecciones de mortero.
Estos edificios casi siempre dan un acabado vistoso y sobre todo prima la facilidad muchas veces en el montaje (prefabricados). Pero nos podemos preguntar qué ocurre con el mantenimiento futuro. Sobre todo con aquellos que las inclemencias meteorológicas, les dan bastante maltrato.
Las limpiezas de fachadas de cristal se podrían realizar en base a varias técnicas, dependiendo de las características del edificio. Y si en la fase de proyecto se previó las futuras intervenciones por operarios de limpieza.
Así puede ser el caso de edificios en los que se puede utilizar una plataforma (tipo góndola). Se utiliza para inmuebles con una altura demasiado elevada o cuando sea de difícil acceso para acometer el trabajo de otra forma. Claro que los riesgos más evidentes por la alta gravedad en caso de accidente son la caída en altura al vacío por fallo del sistema de la maquinaria o por imprudencia de los empleados. Del primero seria improbable si llevamos las inspecciones reglamentarias y un correcto mantenimiento de los equipos de elevación y accesorios. Del segundo además del correspondiente adiestramiento de los trabajadores, se hace necesario el obligado uso de EPIs (arnés anticaídas enganchado a un punto fijo como una línea de vida) y un procedimiento de trabajo estricto.
Además del mencionado, existe un sistema, que quizá por menos conocido, no se debe de menospreciar. Estaríamos hablando de la limpieza con pértiga (ver la foto). Este tipo de limpieza se realiza con pértigas telescópicas hidrofusoras que nos permiten realizar trabajos a cierta altura operando desde el suelo. Las pértigas realizan su función gracias a que rocían agua procedente de ósmosis a presión, de este modo se consigue desincrustar la suciedad y el polvo (sin apenas restos de residuos como detergentes –menos impacto ambiental- o marcas de agua cuando se ha secado).
El proceso de limpieza con pértigas tiene la ventaja de poder ser hecho desde el suelo, lo que supone un riesgo menos para los operarios. Pero también conlleva otros riesgos que en el caso de las góndolas no los tenemos tan acusados como aquí. Estaríamos hablando de los ergonómicos, debido a que estamos trabajando con u elemento por el que circula agua a presión y por tanto podría causar trastornos musculo esqueléticos. Se debería realizar una evaluación de riesgos por el uso de estos equipos, valorar el esfuerzo y la existencia añadida de posibles movimientos repetitivos (hacia arriba y hacia debajo de toda la extremidad superior).
Los trabajadores estarán expuestos otros riesgos, por ejemplo de lesiones por atropellos pues en algunas circunstancias podríamos, de manera inconsciente, meternos en la calzada con vehículos. También el riesgo a lesiones oculares por estar demasiado tiempo mirando hacia arriba. Por lo tanto una vez más será necesario arroparnos con el uso de EPIs: chaleco de alta visibilidad, calzado de seguridad, guantes, gorra con visera y gafas de sol, deberían ser de obligado uso.
Los trabajos de limpieza de edificios acristalados, hemos visto que se podrían realizar de varias formas, que aunque son seguras, no exentas de riesgos. Como siempre insistiré desde mi espacio, que la formación e instrucción de los trabajadores, el uso e EPIs y la utilización correcta de medios auxiliares y herramientas en buen estado, han de servir para realizar siempre el trabajo con la seguridad siempre como nuestra bandera.